Desde Aapresid recomiendan aplicar una estrategia para el Manejo Integrado de Plagas
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El Manejo Integrado de Pllagas es uno de los aspectos esenciales de la siembra directa. En una publicación reciente, la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) pone el foco en los insectos del suelo y propone una serie de recomendaciones para realizar el MIP.
“Suelos sin disturbios, alta cobertura y humedad típicos de planteos en directa pueden favorecer el desarrollo de plagas naturalmente adaptadas a esos ambientes. El bicho bolita o el gusano blanco son dos de las más frecuentes”, explica.
Ambos insectos provocan inconvenientes, principalmente, en los cultivos de invierno. “Aunque pueden ser aliados al mejorar las propiedades del suelo y contribuir a la descomposición de residuos orgánicos, cuando su población crece se transforman en plagas que amenazan la implantación de los cultivos”, señala el informe.
“Dentro de los daños que provocan se incluye el marchitamiento, disminución del stand de plantas, ataques por “manchones” que derivan en avance de malezas y mermas de rinde. En suelos no perturbados o bajo pastura su incidencia es mayor”, explica.
¿Cómo identificar al gusano blanco? El informe indica que se diferencia de otras especies por su mayor tamaño (5 cm vs. 3.5 cm de otras especies), cabeza marrón rojiza (vs. castaño claro de otras especies) y ancho de cabeza similar al cuerpo. “Conocido por su predilección por cultivos como el trigo, la cebada y las arvejas, puede causar estragos en las semillas y las plántulas. El problema se desata cuando los campos pasan de pastura a cultivos anuales, lo que favorece la explosión de este coleóptero”, advierte.
El tanto, el bicho bolita se diferencia de especies similares e inofensivas porque forma una “bolita” perfecta al protegerse y no posee urópodos. “Se deleita con semillas, cotiledones y hojas durante la etapa de implantación ocasionando daños sectorizados en el terreno”, explica.
El trabajo de Aapresid destaca, además, que “es esencial comprender que el Sistema de Siembra Directa (SSD) no es simplemente una técnica de siembra, sino un sistema completo que requiere un enfoque integrado. El manejo adecuado plagas es fundamental para mantener la sustentabilidad y la productividad”.
Las aplicaciones clave del MIP, añade, incluyen:
●Secuencias con cultivos de servicios y especies de baja relación carbono/nitrógeno (C/N) como pueden ser ciertas leguminosas para favorecer su rápida degradación e incorporación a la materia orgánica del suelo.
●Distribución adecuada de residuos de cosecha (rastrojos).
• Monitoreo temprano activo y previo a la siembra, principalmente en primaveras lluviosas y frías.
●Uso de cebos específicos si fuera necesario. Actualmente se disponen de cebos comerciales de bajo impacto ambiental.
● Control biológico: promoción y preservación de organismos benéficos que actúan como predadores de estas plagas.
Por otra parte, afirma que “la combinación de una mayor diversificación de las rotaciones y la implementación de prácticas basadas en la biología de las plagas son clave para un manejo efectivo de los desafíos actuales”, señala en la publicación “No a la labranza”.
En el trabajo afirma que muchos de los problemas que se asocian a la siembra directa, y que hacen retornar a las prácticas de labranza, “tienen que ver con una mirada incompleta del sistema de siembra directa, donde alguna (o varias) de las prácticas necesarias para asegurar el éxito están ausentes o no se implementan adecuadamente: diversificación e intensificación de secuencias de cultivos, estrategias de nutrición balanceada y de manejo integrado de plagas”.
LA NACION