La profunda y prolongada crisis económica, financiera, social y política que venimos transitando, es el cóctel perfecto para el knock out.
La macroeconomía a diario nos muestra indicadores más preocupantes que nos ubican en los peores rankings mundiales. La falta de políticas de fondo, que brinden un sendero de solución a las problemáticas que enfrentamos es alarmante, asistimos solo a medidas que brindan continuas distorsiones y discriminaciones con medidas cortoplacistas y electoralistas, que impiden el despertar de nuestro país.
Las sucesivas crisis y la mala administración de los recursos, han destruido y continúan destruyendo la sustentabilidad productiva, económica, social y ambiental de nuestra República.
Hoy enfrentamos la peor crisis de la historia. Un Estado con instituciones que no pueden honrar sus deudas y que superan los 10 billones de pesos, sin reservas líquidas suficientes para permitir un desarrollo “normal de la actividad económica” y con la única posibilidad de patear para adelante esta pesada carga. La deuda externa e interna ya supera los 250.000 millones de dólares.
Las medidas electoralistas profundizan la crisis, financieramente se adelantó la liquidación de divisas y ahora con los estragos de la sequía, que serán muy escasas, más de 20.000 millones de dólares se evaporaron. La sequía del agro se traslada a las reservas. Durante el primer trimestre de este año solo ingresarán cerca del 30% de las divisas ingresadas el año pasado. Obviamente fruto de los adelantos en las liquidaciones en soja I y II, y la pérdida por sequía de la campaña actual.
Una inflación que no cede, con niveles interanuales que supera al 100% y las tasas de interés que no impulsan la inversión y con ella una mayor producción ya que rondan el 120% efectivo anual y, lamentablemente, no se avizora medida alguna que pueda mejorar o revertir estas tendencias. La inflación se combate con inversión.
Los aumentos de precios de los alimentos supera al nivel de inflación, pero parece desconocerse que por cada kilo de cualquier producto alimenticio que se adquiere cerca de 300 gramos son de impuestos y tasas. La presión fiscal atenta contra el bienestar de la población, más de 165 tributos existen en los diversos ámbitos gubernamentales. vale recordar que de cada 100 pesos que genera de renta una hectárea agrícola, en promedio 67 pesos se van en impuestos (Índice FADA).
Cómo salir
Llegó el día, el día menos esperado. De esta crisis salimos entre todos con un sacrificio inesperado. Por primera vez en la historia el complejo agroindustrial también está en crisis. La pregunta del millón es quién asumirá el costo político de un verdadero ajuste. Difícilmente lo pueda o quiera hacer este gobierno.
Tenemos que transformarnos, madurar y crecer como lo supieron hacer nuestros ancestros, debemos volver a ser un país confiable, asumir nuestra responsabilidad moral interna y ante el mundo mostrando que somos capaces de abastecernos y abastecer a la aldea global con diversidad, calidad y cantidad de alimentos inocuos, energía alternativa e innovación tecnológica, entre otros servicios y productos, que nos afiancen como potencia nuevamente.
El escenario de alta complejidad y conflictividad nos exige alcanzar una propuesta superadora a todas. Es insuficiente un simple cambio de gobierno, la responsabilidad del costo político a asumir requerirá de la mayor gobernabilidad nunca alcanzada. Y para ello se requiere consenso político, de la mayoría de las fuerzas que aspiran a una argentina mejor.
Consensuar una política de Estado es el gran desafío y requiere de una gran alianza estratégica de alianzas, acuerdo de acuerdos con inteligencia superlativa, con el fin de alcanzar una argentina mejor.
Todas las fuerzas políticas que aspiran a reposicionar a nuestro país, saben y conocen las reformas necesarias para comenzar a transitar un sendero de crecimiento sustentable, diferirán en sus tiempos y formas, pero el fin es el mismo. Es innecesario describirlas, un plan de estabilización de la economía, reforma laboral, tributaria, unificación del tipo de cambio, apertura económica inteligente y afianzar el comercio exterior, brindar competitividad a todos los sectores productivos, seguridad jurídica y visión de largo plazo, para comenzar a atraer inversiones, con el único objetivo de brindar un mayor bienestar a toda la población.
El diálogo permanente y la interacción público-privada es la forma idónea e imprescindible para un consenso superlativo de fuerzas políticas. De esta manera alcanzaremos la capacidad de acción concreta para dar respuestas a los problemas que afrontamos y que limitan nuestro desarrollo desde hace décadas. Debemos pasar del relato a la acción para evitar el knock out.
El autor es consultor en agronegocios
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