Según un informe del consultor en agronegocios Ernesto Ambrosetti, para sortear la crisis actual y afrontar la próxima campaña en el campo se necesitarán US$26.000 millones; fuerte impacto en el transporte, acopios, contratistas y en la industria
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En medio de las fuertes pérdidas productivas por la sequía, que a nivel impacto para los productores diversas estimaciones han valuado en unos US$15.000 millones, los productores justamente necesitarán refinanciar al menos unos US$8000 millones, según un análisis realizado por el consultor en agronegocios Ernesto Ambrosetti. Según el experto, además en la cadena agrícola entre puestos de trabajo indirectos, temporarios y permanentes unos 255.000 empleos quedaron en riesgo.
“Con respecto a los quebrantos de los productores de granos, que invirtieron más de 17.000 millones de dólares, parte con recursos propios y el resto con los bancos en menor medida y con sus proveedores de insumos, a través de financiaciones específicas y planes canjes, hoy se requiere refinanciar más de US$8000 millones”, dijo el experto a LA NACION.
En un informe, Ambrosetti precisó que, del monto que los productores necesitarán refinanciar, la mayor parte corresponde a deuda comercial. Luego le siguen en importancia los compromisos bancarios asumidos.
Más allá de lo que necesitarán debido a los quebrantos productivos, para el consultor hay otro punto no menor: los productores tendrán que conseguir otros US$18.000 millones como capital de trabajo para encarar la nueva campaña 2023/24. “Es decir que se requerirán más de 26.000 millones para refinanciar la crisis actual y la nueva campaña”, señaló.
Este es otro costado derivado del impacto de la sequía que viene siendo advertido por productores que tendrán mermas en su capital de trabajo. Para Ambrosetti, lo que hay, en rigor, es un “efecto dominó” sobre otras actividades.
Impacto
Sobre esto, entre otras actividades, ejemplificó con los casos de los transportistas, acopiadores y contratistas.
“Los contratistas con sus equipos cosechadoras y alta tecnología adquirida con créditos verán mermados sus ingresos en por lo menos un 35%, en promedio, y deberán reprogramar sus créditos. Cerca del 70% de la cosecha se realiza con este servicio”, apuntó.
Como informó LA NACION, la Federación Argentina de Contratistas de Máquinas Agrícolas (Facma) le envió una carta al ministro de Economía, Sergio Massa, pidiendo que se ordene la postergación de una cuota de los créditos tomados que vencen de acá a julio próximo. Están aguardando una respuesta del funcionario porque estiman que un 30% de los contratistas no saldrán a cosechar por menor trabajo y un 50% del total podría enfrentar dificultades para el cumplimiento de los compromisos.
“Otro eslabón perjudicado serán los acopiadores, que se encuentran distribuidos en los pueblos y ciudades a lo largo y ancho del territorio productivo, que brindarán menos servicios, de secado, almacenamiento y acondicionamiento de los granos. Dejarán de percibir más de 500 millones de dólares”, expresó.
Ambrosetti añadió: “El efecto dominó en la cadena agroindustrial es alarmante. Con la pérdida sólo en granos de más de 40 millones de toneladas tendremos por lo menos una caída en viajes de camión del orden de 1.660.000, lo que significa 1300 millones de dólares como menores ingresos para el transporte y con ello menor demanda de combustible, neumáticos, lubricantes, repuestos y servicios en las rutas”.
Según el informe, por efecto de la sequía miles de puestos de trabajo quedaron en riesgo. Se trata de empleos, además de los directos, que de manera temporaria o indirecta están vinculados con la producción tanto agrícola como en diversas economías regionales.
“Las cadenas agroindustriales crean 3,7 millones de puestos de trabajo, distribuido en todo el territorio nacional. Con la caída de producción de todas las economías regionales y los granos, se pondrán en riesgo a través de suspensiones, despidos y trabajos temporarios más de 255.000 empleos”, apuntó.
El experto recordó un trabajo de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina (FADA) sobre que del total de empleos en la cadena el 30% proviene de las cadenas de granos y forrajeras, 31% en las economías regionales, 24% en las cadenas pecuarias y 1% en bienes de capital. Otro 14% viene por el lado de servicios vinculados y otras actividades. “Dentro de la cadena el productor es el mayor generador de trabajos demandando el 38% del total”, indicó el consultor.
En este contexto, de acuerdo al informe de Ambrosetti la industria aceitera sentirá la menor producción de soja (se cosecharán 25 millones de toneladas según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, 18,3 millones menos que el ciclo pasado), lo que la llevará a importar más del grano de manera temporaria para que se mantenga activa y se sostengan los puestos de trabajo.
“Los puertos tendrán menor actividad y así sucesivamente todos los eslabones de las cadenas agroindustriales. Si duda, la actividad económica de los pueblos se verá fuertemente afectada”, remarcó. Destacó que los productores compran el 70% de sus insumos en los pueblos cercanos.
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