Otra vez el proyecto de ley de semillas, que tuvo dictamen de comisión el año pasado, deberá esperar para ser tratado en el recinto de la Cámara de Diputados. Por tercera vez, la iniciativa para modificar la actual ley de semillas, vigente desde 1973, quedó hace unos días excluida del tratamiento en ese cuerpo.
Las elecciones sacan de agenda los temas del agro y el panorama que enfrenta la ley es poco alentador. Si no se trata este año, la iniciativa, que incorpora como principal novedad restricciones al uso propio tal cual se lo conoce hoy (con la normativa vigente el productor puede sin límites guardarse parte de su cosecha de soja o trigo para usar como semilla en la campaña siguiente), puede perder estado parlamentario a fin del año próximo.
El presidente de CRA , Dardo Chiesa, está enojado. No entiende que la clase política no le de prioridad. "El problema de que no bajen al recinto el proyecto es porque faltan los votos y nadie quiere hacerlo. Estamos convencidos que va a quedar en la nada y el proyecto será la nada", se quejó.
Para Chiesa lo único que le interesa a la clase política son las elecciones. "Todo el mundo está en campaña y no hay interés político de resolver los problemas de la gente", remarcó.
En este sentido, Daniel Pelegrina , presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), señaló: "Habiendo consenso es una lástima que los vaivenes del año político afecten el normal desenvolvimiento del Poder Legislativo, necesario para apuntalar el marco normativo que requiere la producción para alcanzar su máximo potencial en el momento en que el país más lo necesita".
"Es un problema que viene de hace más de 15 años. Buscan excusas para no tratarlo: cuando se iba a tratar la primera vez no lo hicieron por un paro de aviones. Lo malo que por esto no vienen nuevas variedades para comercializar", reclamó Chiesa.
Alfredo Paseyro, gerente general de la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA), indicó que para lograr la inserción internacional la Argentina necesita una ley de semillas que brinde la previsibilidad al productor y un marco para las inversiones. Destacó que el diálogo con la oposición está abierto, pero siempre a los legisladores les falta algo. "Esto va más allá de la parte técnica de la norma, que poco tiene que ver para que salga. Es una conversación bien política", señaló.
El año pasado se emitió el dictamen donde se habilitó que se grave el uso propio, la modalidad por la cual el productor se guarda sin restricciones parte de la cosecha de soja para usar como semilla en la siguiente campaña.
Se fijó que los obtentores de un producto puedan cobrar por las sucesivas repeticiones de siembra mientras dure la vigencia del registro de la variedad. A su vez se pautó la obligación de las empresas productoras de semilla de informar el valor de una regalía para cinco años.
Quedaron excluidos de las modificaciones los pueblos originarios, los miembros de la agricultura familiar y los pequeños productores con una facturación menor a $4,8 millones de pesos.
Atilio Benedetti, diputado nacional por Cambiemos, presidente de la Comisión de Agricultura y uno de los impulsores del proyecto que tuvo dictamen a fin de 2018, dijo que no pierde las esperanzas en el tratamiento de la ley. "Vamos a seguir buscando los acuerdos que permitan darle media sanción al dictamen de la comisión", indicó.
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