En medio de la baja de los precios de los granos, los productores necesitan vender más soja y maíz que el promedio de los últimos tres años para comprar insumos estratégicos; expectativa por un acomodamiento de la variable de cara a la próxima campaña
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La baja de los precios de los granos, además de reducir el ingreso económico potencial para los productores, tiene otro costado no menor: el deterioro de la relación insumo/producto que es cuánto de un grano debe disponerse para adquirir ya sea un fertilizante, agroquímico u gasoil para las tareas en el campo. Es una variable clave que los productores miran para luego decidir inversiones. Hoy refleja que los precios de los granos cayeron más que los insumos y complica hacer cuentas, por ejemplo, para ir pensando en la próxima campaña agrícola 2024/2025.
Un informe realizado para LA NACION por Jeremías Battistoni, analista de la consultora AZ-Group, es contundente sobre este punto: pese a una baja que hubo en los insumos, en maíz para el fosfato monoamónico (un fertilizante) hoy hace falta un 27% más del cereal que el promedio de los últimos tres años para comprar una tonelada del producto. En este cultivo hoy se requieren 5,8 toneladas del grano para adquirir una de ese insumo.
En el caso del agroquímico atrazina se necesita 55% más de maíz. En rigor, el productor se debe desprender de 6,6 toneladas del cereal para hacerse de 100 litros del producto. Otro tanto ocurre luego del incremento que tuvo el gasoil, vital para el sector. Para comprar 100 litros tiene que vender 0,6 toneladas de maíz, un 40% más que el promedio de los últimos tres años. Siguiendo con este cultivo, según el relevamiento de la consultora para cubrir un flete de 300 kilómetros hay que comercializar 1,8 toneladas de maíz, un 29% más versus el promedio considerado.
Para la soja la situación no es mejor. Siempre versus el promedio de los últimos tres años se requiere un 29% más del grano, 3,4 toneladas, para adquirir una tonelada de fosfato monoamónico. En el caso del gasoil, para comprar 100 litros se necesitan 0,3 toneladas del grano, un 42% más que el promedio de los últimos tres años. En la situación del flete de 300 kilómetros hace falta 1,1 toneladas de soja, esto es un 32% más.
Según el experto de la consultora, los fertilizantes fosforados tuvieron una baja de US$5 por tonelada en el mercado interno para ubicarse en US$969 por tonelada. Siguió la caída del mercado internacional, que llegó a US$585 por tonelada FOB en el Golfo, US$10 menos que el mes anterior.
Respecto de la urea, apuntó que bajó en las últimas dos semanas en el mercado argentino hasta 720 dólares por tonelada versus los US$870 de enero. Hubo una merma del “sobreprecio” generado por las trabas a las importaciones del anterior gobierno y la “incertidumbre sobre la evolución del tipo de cambio y de la economía en general”, según Battistoni. “La baja interna del 18% se produjo a pesar de que el mercado internacional de este fertilizante mostró subas de precios FOB en Medio Oriente, donde aumentó 53 dólares en los últimos 30 días”, señaló en el reporte.
En su opinión, queda margen para nuevas reducciones de precios, pero la alerta sobre el deterioro de la relación insumo/producto ya está planteada. “Esa nueva situación no alienta a convertir grano en insumos para la campaña 2024/25 sino que convendría esperar momentos más favorables”, expresó el analista de la consultora.
Expectativas
Para Fernando Bautista, Head Agribusiness de Santander, los productores tienen “ganas de invertir”, pero están con “expectativas” sobre lo que ocurra justamente con la relación insumo/producto. “La palabra [clave en el actual momento] es insumo/producto”, indicó a este medio.
Según señaló el ejecutivo, “cuando se acomode la relación” habrá un “récord de área implantada”. De acuerdo a su visión, ayuda el cambio en el escenario climático y que hay “más certidumbre con la convergencia del dólar”. Bautista, que dijo que el banco estará en la próxima edición de Expoagro con tasas muy competitivas en dólares, señaló que observa hoy al productor “más inclinado” a endeudarse en esa moneda. La apuesta es incentivar lo referido a capital de trabajo y maquinaria agrícola. También, con pesos, el objetivo es una mayor tracción para la ganadería.
Respecto de la producción pecuaria, según Battistoni aparecieron relaciones insumo/producto “más favorables para convertir novillos en insumos” luego de un 2023 con menor capacidad de compra.
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