En esta época, los productores deben decidir si las venden para invernada, las engordan para consumo interno o las venden preñadas; la visión de Estanislao Quiroga, consultor técnico-productivo de AZ-Group
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En este momento del año, los ganaderos deben decidir qué hacer con las terneras destetadas en otoño. Una parte quedará para reposición de vacas viejas o infértiles, pero las demás deben producir ingresos.
En la mayoría de los campos, las vaquillonas se han recriado sobre pasturas o verdeos hasta fin del invierno y surgen las alternativas de venderlas para invernada, engordarlas como terneras para consumo interno o darles servicio para ofrecerlas preñadas en la primavera siguiente.
De las tres alternativas, la más sencilla es venderlas para invernada a un valor del orden de 597 dólares por cabeza. A su vez, engordarla en corral para venderla en un periodo corto como ternera para consumo proporciona una utilidad adicional baja -solamente 22 dólares más por cabeza- en función del costo del alimento que consume. Por último, la opción de venta como vaquillona preñada es la que ofrece el mayor margen bruto, aunque para poder capturarlo hay que esperar más tiempo que con la venta de ternera para consumo.
Los resultados descriptos surgen de un trabajo realizado por Estanislao Quiroga, consultor técnico-productivo de AZ-Group, con datos de la región deprimida de la provincia de Buenos Aires. En el siguiente cuadro se presentan los cálculos económicos del engorde de la ternera para consumo interno.
Se considera un peso inicial de 270 kilos para llegar a 340 kilos durante 64 días de encierre en corral, en los cuales se cargan 70 kilos por cabeza. Para llegar a ese peso se requieren 351 kilos de alimento, con un costo de 345 dólares.
El cálculo final indica que hay un ingreso adicional de 143 dólares por cabeza, pero con un costo de alimentación de 121 dólares, lo que determina que el margen bruto final sea de 22 dólares por cabeza.
En el cuadro que sigue se muestran los resultados económicos de la venta de vaquillonas preñadas. También se considera un peso inicial de 270 kilos, se estima un porcentaje de preñez del 92 y un ingreso adicional de 196 dólares, con un costo de alimentación de 116 dólares, lo que arroja, finalmente, un margen bruto de 80 dólares por cabeza.
Del trabajo realizado por Quiroga se extraen varias conclusiones. En primer lugar, tanto la alternativa de encerrar las terneras recriadas y venderlas en 64 días, como la de seguirlas a campo y venderlas preñadas en la primavera siguiente dan un margen positivo respecto de la venta para invernada. Sin embargo, el técnico aclara que “si bien los resultados son positivos, los montos no son significativamente atractivos”.
En función de esos datos concluye que “dado que los periodos de realización de la inversión son diferentes, conviene ponderar otros factores y no sólo el resultado económico puro a la hora de tomar las decisiones. Es decir, quien necesita los fondos inmediatamente, deberá vender las terneras para invernada.
Quien tenga posibilidad de esperar dos meses y disponga de los recursos económicos o de los ingredientes básicos para alimentación a corral, puede apuntar al mercado doméstico como ternera gorda. Y quien tiene más campo y tiempo para esperar, y no tiene intención de hacer altos gastos de alimentación, puede inclinarse por la venta de vaquillona preñada en la primavera siguiente.
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