En Entre Ríos, por las lluvias torrenciales de meses atrás y el temprano invierno, la productividad de los establecimientos lecheros promedio cayó un 50%; advierten que seguirá el achicamiento de los rodeos
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Mientras los tamberos de las diferentes cuencas del país esperan con ansias la recuperación de la rentabilidad de la actividad para los meses venideros, en una región puntual del país la situación es totalmente adversa. Las lluvias torrenciales en la provincia de Entre Ríos de los últimos tres meses, sobre todo a finales de mayo, hizo que la mayoría de los 700 tambos perdieran el 50% de su producción láctea. Además de las precipitaciones, las tempranas bajas temperaturas ocasionaron un estrés en los animales que agravó mucho más el panorama. Solo los tambos de punta que representan menos del 3% pudieron sobrellevar este escenario negativo.
“Tenemos en la provincia una caída en producción gigantesca, muy importante, con animales que en general acá se estacionan para que empiecen las pariciones en esta época del año. En estos momentos deberíamos estar empezando a tocar picos de lactancia. Por lo tanto, eso es doblemente grave porque no solo que estamos perdiendo productividad sino que esas vacas que hoy no producen, a medida que vaya cayendo la lactancia, ya no se recuperan más”, detalló a LA NACION Norberto Ferrari, coordinador de la comisión de lechería de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).
“La productividad de los tambos promedio ha caído a la mitad, es un 50% para esta época del año que estamos. Y esto se va arrastrar a toda la producción invernal. Sin tener una mirada tan crítica y pesimista, la experiencia me dice de que toda la producción invernal va a ser mala. Vamos a tener ahí un pico de primavera, pero no va a llegar a compensar esta pérdida”, agregó.
Un contratiempo más es que se está en pleno pasaje forrajero de verano a los primeros verdeos de invierno que, en muchos casos, no se pudieron implantar porque empezó a llover. Y aquel que pudo implantar temprano a finales de febrero lo rompió porque en mayo era lo único que tenía para comer: “Muchos tambos recurrieron a forraje en rollo en vez de un silo muy encarecido. Hoy, la parte alimentaria en la mayoría de los establecimientos está muy complicada”
Si bien la cuenca entrerriana solo representa el 3% del volumen total que se produce en el país, la cuestión pasa por la recuperación de aquellos tambos medianos y pequeños de la provincia que ya venían de años complejos, al igual que en el resto del país, y que esta mejora que se pronostica en la cadena no va a poder ser aprovechado.
Según comentó, entre la sequía y las malas políticas para el sector como el dólar soja, desde hace dos años los tambos ya habían empezado a achicar sus rodeos. Hasta 2022 había aproximadamente unas 84.000 vacas en ordeñe y, sobre esa cifra, se estima que se perdieron unos 10.000 animales.
En medio de este problema, es donde la brecha entre los tambos grandes (unos 10), los medianos y los chicos se hace evidente. “Lamentablemente este año se va a tener que recurrir otra vez a la compra de granos para dar de comer, por lo que esa ecuación teórica del precio de equilibrio que hace el INTA para que un tambo sea rentable no tendría validez para la zona. El tambo grande va a poder captar toda esa rentabilidad, porque hizo silo, pero el chico va a tener que cambiar y volcarse a otros sistemas mucho más concentrados, por lo que va ser mucho más caro su costo por litro, su rentabilidad se va a diluir y trabajará solamente para sostener la vaca. Difícilmente vuelva a captar los litros que se perdieron y se están perdiendo”, enfatizó.
Agregó que esa diferencia entre productores medianos, chicos y grandes hará que este último grupo pueda sacarle mucha más rentabilidad a su negocio ya que, “con una producción alicaída, la industria va a estar muy necesitada de leche y va a poder negociar mucho mejor su materia prima”.
En este difícil panorama, la mirada a mediano plazo del experto no es para nada alentadora. “Es muy probable que, desde ahora, ya se empiecen a achicar de nuevo los rodeos porque no va a haber alimentación para darle y la que se consiga va a ser muy cara. Seguirá la sangría de vacas productivas que irán a faena. No sé hasta dónde se puede endeudar un productor tambero que ya venía endeudado el año pasado. Ya no tiene más capacidad ni ganas de seguir. Se va a comenzar a tomar decisiones de achicar aún más los rodeos para salir un poco de las deudas y tratar de alimentar un poquito mejor a los animales que tienen”, finalizó.
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