Se trata de Black Bamboo, ubicado en Hughes, Santa Fe, que controlaban capitales de la nación asiática; fue comprado por el Grupo Lequio, propietario de establecimientos faenadores en Entre Ríos, La Pampa y Uruguay
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Luego de varias semanas de negociaciones, finalmente ayer se vendió el frigorífico Black Bamboo, de capitales chinos y ubicado en la localidad santafesina de Hughes. El comprador es el Grupo Lequio, dueño también de otras dos plantas faenadoras: Frigorífico Alberdi (Entre Ríos) y Carnes Pampeanas (La Pampa).
Sin dar a conocer el monto de la operación por cuestiones de confidencialidad, Leonardo Lequio, presidente del grupo, indicó que compraron el paquete accionario de la sociedad del fondo chino “donde gran parte del precio se pagó tomando la deuda que tenía el frigorífico que estaba bastante complicado”.
“Llevó varias semanas. Decidimos hacerlo porque enfocamos nuestro negocio en una empresa que tiene el mismo perfil de producción que las otras plantas nuestras en Santa Rosa, La Pampa [Carnes Pampeanas], y en Oro Verde, en Paraná [Frigorífico Alberdi]. También tenemos una planta en Uruguay que se llama Florida. Hoy ya estamos tomando el control y empezando a operar la planta. Surgió la oportunidad de la negociación con el grupo chino que estaba queriendo salir y con algunos problemas y lo encaramos”, dijo Lequio a LA NACION.
Indicó que la empresa china venía con algunos problemas de índole económico-financiero, por distintas crisis que fueron ocurriendo en los últimos años y “hay que acomodar unas cuantas cosas”.
Según contó, la intención de su familia fue enfocarse de lleno en la actividad exclusivamente de faena vacuna. Vale recordar que los Lequio tenían una planta de faena de porcinos que fue vendida tiempo atrás a la empresa de chacinados Lario.
“Desde varias generaciones venimos en el rubro de la carne. Pero ahora decidimos hacer un cambio de política y salir del negocio del cerdo para focalizarnos en la carne vacuna que habíamos entrado en el 2017. La idea era reordenarnos en el rubro principal de nuestra actividad, por eso tomamos la decisión de salir del cerdo y dar este paso aquí para ordenar un poco más verticalmente el trabajo de la compañía”, contó.
En la empresa destacaron la adquisición de la planta que “cuenta con una gran trayectoria en la industria desde 1968, situada en la región núcleo con las mejores aptitudes ganaderas del mundo”. Agregaron: “Representa un avance significativo en nuestro esfuerzo por fortalecer la nacionalización de la industria. Aunque nuestra prioridad sigue siendo la sustentabilidad económica, nos llena de satisfacción saber que desempeñamos nuestra labor con pasión y dedicación, factores que nos motivan a seguir adelante”.
“El crecimiento del grupo ha sido el resultado de enormes esfuerzos y una firme apuesta por la industria que nos ha dado vida. Invitamos a toda la cadena de valor a asumir la misma responsabilidad y desafío: hacer grande nuevamente la industria cárnica argentina. Contamos con todos los recursos necesarios, pero lo más importante es que todos aportemos voluntad, convicción y esperanza para lograrlo. Las metas de cada eslabón están claras: debemos luchar por crecer y aumentar nuestro volumen de generación de hacienda, producción y distribución en todos los mercados posibles. Solo así podremos recuperar el círculo virtuoso de la inversión, la innovación y la competitividad a nivel global”, añadieron.
En un contexto complejo de la economía argentina, Lequio dijo que, si bien las condiciones de la industria cárnica han mejorado algo, esto luego de la liberación de las exportaciones de carne vacuna con la eliminación de los cupos, del fin de la veda a los siete cortes populares que no se podían vender al exterior y del programa de Precios Cuidados del gobierno anterior, “la situación no es fácil en este momento”.
“Los principales mercados, como el chino, están con precios muy deprimidos y el negocio está complejo porque los costos en la Argentina, en dólares, subieron muy rápido con el tipo de cambio actual. El negocio no está fácil, pero apostamos a que esto se vaya corrigiendo, apostamos a nuestra idea, que es formarnos en la cadena de valor con la carne vacuna exclusivamente”, señaló.
El frigorífico
Antes de los cupos a la exportación de carne vacuna y la prohibición de exportar los siete cortes que implementó en su momento el gobierno de Alberto Fernández, el frigorífico venía exportando unas 1100 toneladas por mes, no solo a China, sino también a Israel, además de algo de cuota Hilton y a Estados Unidos, estos dos últimos fuera del cupo.
Asimismo procesaban para el mercado interno. Tenía unos 600 empleados directos y más de 120 indirectos que le daba empuje al pueblo. “Nos pega de lleno y hace peligrar la fuente de trabajo. Veníamos complicados de antes por la brecha cambiaria y por los derechos de exportación y este es un golpe mortal para muchos frigoríficos. El 50% de las familias que viven en Hughes dependen directamente de la empresa”, decía un director de la empresa en ese momento.
Ahora con la venta ya consumada, Matías Ferrari, presidente de Black Bamboo, dijo a LA NACION: “La venta es un gran paso para el frigorífico y para todos los empleados, sus familias, la comunidad de Hughes y todos los proveedores y productores agropecuarios que nos acompañaron, confiando y apoyándonos en los momentos más difíciles. El gobierno anterior fue un claro generador de dificultades y trabas para la producción y el crecimiento de la industria frigorífica”.
“Deja un sabor amargo a los inversores extranjeros que invirtieron en el país y se fueron con las manos vacías. Es un claro ejemplo de un maltrato al inversor extranjero y a todos los que quisimos producir, exportar y generar más fuentes de trabajo. No tengo dudas que el nuevo accionista tiene el compromiso y la oportunidad para que el frigorífico vuelva a lograr su máximo potencial de producción y que el actual Gobierno, las autoridades de la provincia y la comuna lo acompañen”, cerró.
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