Por las fuertes pérdidas ocasionadas debido a un ataque de chicharrita, en regiones de Santiago del Estero hay productores que decidieron terminar con lotes enteros del cereal
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En San Bernardo, Chaco, el productor agropecuario Darío Jaciuk ya no tiene más ganas de ir al campo: hoy allí comienza a picar 700 hectáreas de maíz que, según explicó, “se las devoró la chicharrita”. Todo a pesar de que hizo aplicaciones de fitosanitarios cada seis o siete días versus una pulverización que suele realizar en un año normal.
“Tengo 43 años y nunca vimos una cosa igual. Hasta el picudo algodonero, que suele ser muy dañino, quedó atrás al lado de lo que fue la chicharrita este año. Hizo un desastre”, comentó el productor. El caso de Jaciuk no es aislado. La propagación de la bacteria Spiroplasma kunkelii, transmitida por la chicharrita, comenzó a generar estragos en la producción agrícola, especialmente en regiones como Santiago del Estero y Chaco, donde muchos productores se vieron obligados a abandonar los lotes o picarlo debido a los daños cercanos al 100%. Muchos directamente optaron por destruir los lotes de manera mecánica.
La semana pasada, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) alertó sobre la posible reducción en la producción maicera de la campaña actual debido a esta plaga que, si bien es más común en el norte, aunque no en las dimensiones que se la ve en esta campaña, ha llegado incluso a Córdoba y Santa Fe. Las condiciones de altas temperaturas y abundantes precipitaciones, junto con el escalonamiento en las fechas de siembra, fueron las principales causas de la rápida reproducción y migración de la plaga desde el norte.
“Para nosotros es una plaga nueva. Empezamos a hacer aplicaciones cada vez más seguidas, pero llegó un momento en que abandonamos el lote porque nos dimos cuenta de que la chicharrita ya se lo había llevado puesto al maíz”, dijo Jaciuk. Cuando la bacteria infecta al cultivo puede provocar síntomas graves como entrenudos acortados, proliferación de espigas infértiles, acortamiento del período de llenado de granos y muerte prematura de las plantas.
Que sorpresa nos vamos a llevar cuando entremos a cosechar.
— Gustavo Lupi (@ProfeLupi) March 18, 2024
Este lote sembrado el 10 de diciembre y que parecía había safado del efecto de la chicharrita.
Se nota la diferencia entre una planta con síntomas muy leves de spiroplasma y otra normal. pic.twitter.com/xQGQmGLnti
El producto contó que en su zona estima que solo un 10% del maíz puede haber quedado en buen estado, el resto tiene importantes afecciones por la enfermedad. Por esa razón, en su caso decidió picar el maíz. Indicó que por los costos que esto tiene y la poca ganadería que hay en la zona son pocos los productores que van a hacer eso. Por otro lado, se lamentó que la producción golpeada es la que se pudo sembrar donde se registraron lluvias, ya que en la región las precipitaciones no abundaron. Desde el 27 de diciembre hasta hoy cayó solo 62 milímetros, cuando en un año normal para esta época ya se habrían registrado más de 500 mm.
“Los productores están sacando los animales a las banquinas a pastorear. Eso es algo que se hace en el mes de junio recién. Así que ya que la chicharra nos devoró el maíz, decidimos picarlo y guardar comida para los animales”, comentó.
“Hace más de 20 años que había chicharrita en la zona, pero este año hubo como una invasión. Siempre había dos o tres por plantas. Había que buscarlas, pero este año había entre 15 a 20 por planta. Entrabas a caminar por el maíz y salían a volar, y como funciona como vector de la enfermedad, la probabilidad de infección fue mucho mayor. Por eso se generó una gran explosión de la enfermedad”, precisó Miguel Kolar, asesor técnico del nordeste de Santiago del Estero y noroeste de Formosa.
“Hay campos que se han perdido en un 100% de la producción porque el maíz está verde. Espigó, pero no tiene grano. Quedó un cultivo de un metro de alto que está consumiendo humedad. Entonces, muchos productores -en el nordeste de Santiago del Estero- tomaron la decisión de destruir el cultivo para cortar ese consumo de agua y empezar a almacenar humedad para la próxima campaña”, comentó. En esa región se suele hacer un cultivo por año, por lo que esperan guardar humedad en el perfil para la siembra de soja. Ahora se está tomando esa decisión.
Señaló que los tratamientos químicos para combatirla son de muy baja efectividad. “El hábito de consumo de la plaga está siempre en el cogollo, y el maíz en esta zona, con las temperaturas y la humedad adecuadas, crece cuatro o cinco centímetros por día. Entonces, por más que apliques un producto que tenga cierta residualidad, como el maíz crece enseguida sale una parte nueva sin tratamiento, y la chicharrita se alimenta de allí. Por eso, los productos no duran más de tres días y hacer aplicaciones todos los días es inviable”, explicó.
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