Con el precio de la leche en polvo en el mundo en el nivel más bajo en siete años, en la industria alertan que se realizan operaciones que afectan la rentabilidad
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“El precio internacional de la leche [en polvo] se desplomó”. Esta es la frase que se repite en el sector lácteo para expresar la preocupación porque el valor internacional no para de caer. Se sitúa en el nivel más bajo de los últimos siete años en un contexto en que las empresas exportan a pérdida. Según datos aportados por el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), en base a la plataforma Global Dairy Trade (GDT), en los últimos dos meses el valor retrocedió un 19,1% y se ubicó en US$2548 la tonelada. La reducción de precios está traccionada principalmente por una merma de la demanda de China, el principal importador, según explicaron los expertos.
Por si fuera poco, el coordinador del OCLA, Jorge Giraudo, advirtió que el pronóstico para el precio futuro de septiembre se sitúa en US$2475, una cifra que confirma la tendencia de “desplome”. Si se analiza la trayectoria de los últimos años, se observa que a principios de 2022 alcanzó su cúspide al superar los US$4677 por tonelada, tras lo cual comenzó a bajar.
Este patrón de caída en los precios, indicó, se repite en los principales productos lácteos en general, que para este caso están con niveles no vistos desde junio de 2020. En este marco, desde mediados de julio de 2023 hubo una retracción del 7,4%, a US$2875 la tonelada. Si se mira la marcha de las exportaciones argentinas del sector, en los primeros siete meses del año disminuyeron un 20% en equivalente litros de leche, a 1370 millones de litros.
“El mercado internacional de productos lácteos es relativamente chico y cualquier variación en la oferta y la demanda tiene un impacto significativo en los precios. Durante 2022, las importaciones de China, el principal comprador mundial, experimentaron una caída de más del 15%, una tendencia que continuó en 2023″, indicó Giraudo.
En 2021, el gigante asiático importó 20.000 millones de litros de leche de todo el mundo, el doble de la producción de la Argentina, siete veces más que la de Uruguay y equivalente a la producción total de Nueva Zelanda, el mayor exportador de lácteos. Sin embargo, en 2022, esta cifra se redujo a 16.300 millones de litros, una disminución del 18%. En tanto, hasta junio de 2023 las importaciones chinas cayeron un 23,8% con respecto a 2022.
A esta situación se añadió un aumento en la producción en los Estados Unidos, Europa y Oceanía. “Todo esto generó una caída de los precios que llevó al mercado de futuro a perforar incluso los US$2500 la tonelada. Es un mercado que venía entre US$3500 y US$4000 la tonelada”, comparó.
“Esto le pega muy fuerte a la Argentina porque tenía un fuerte retraso cambiario con el dólar a $280 pesos, menos los derechos de exportación”, agregó. La leche en polvo paga un 9% de retenciones y recibe un reintegro del 0,75%. Por su parte, las leches fluidas, quesos, lactosuero y manteca tributan un 4,5%.
Antes, un 40% de la exportación se destinaba a Argelia, poco más de un 30% a Brasil y el resto a otros mercados. Sin embargo, con los precios actuales al mercado argelino “no se puede acceder”. Giraudo explicó: “Quedó Brasil, país con el que la Argentina comparte el arancel externo común, que otorga protección a los integrantes del Mercosur mediante un arancel del 28%. Sin embargo, con la caída de los precios internacionales, la devaluación y las retenciones, los números también dejaron de cerrar”, detalló.
Tal como se indicó, las exportaciones argentinas ya cayeron un 20% y, según alertan en la actividad, las empresas pierden en la venta entre un 20 a 30%. “La leche en polvo se exporta a pérdida. Al productor en agosto se le pagó $110 el litro; el poder de compra que da una leche en polvo a los precios de hoy es de $80 a $85. Es decir, se está exportando para sacar un stock de encima, no se puede sostener el stock porque no hay capacidad financiera”, explicó.
La caída de China
La razón por la que cayó la demanda china se debe a varios factores: en ese país tenían acumulada mucha mercadería porque se stockearon en la pandemia; enfrentaron periodos de cierre de importaciones debido a los rebrotes de la Covid-19; experimentaron una recesión económica que resultó en una disminución del consumo; tuvieron y tienen, sobre todo en este último tiempo, un crecimiento fuerte de la producción local. El principal proveedor del gigante asiático es Nueva Zelanda, que es el gran productor mundial. De los más de 25.000 millones de litros de leche que procesa por año, el 90% lo exporta. De eso, el grueso es leche en polvo.
“Hay expectativa por un repunte en el segundo semestre, que esperamos que se materialice y contribuya a descomprimir un poco aliviar la presión en el mercado mundial. Este repunte coincidiría con una ralentización del crecimiento de la producción en Europa”, explicó el experto.
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