Según pudo saber LA NACION, José Urtubey (Celulosa Argentina) y Marcelo Figueiras (Richmond), junto con Gustavo Scaglione, Leandro Salvatierra y Jorge Estevez, tienen en “análisis” la posibilidad de un esquema de administración para la láctea; todavía no hubo una presentación formal a la cooperativa. La firma busca producir más
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Un grupo de empresarios nacionales se encuentra analizando un esquema que les abriría la posibilidad, si prospera, de participar en la administración del negocio de la cooperativa láctea SanCor. Aunque no está definido el modelo, lo que hoy está en etapa de evaluación podría desembocar en un fideicomiso.
Según pudo saber LA NACION, en el grupo están José Urtubey (Celulosa Argentina), Marcelo Figueiras (Laboratorio Richmond, fabricante local de la vacuna Sputnik V), Gustavo Scaglione (La Capital de Rosario y Canal 3 de esa ciudad, entre otros medios, además de estar ligado a la producción agropecuaria), el abogado Leandro Salvatierra, (socio en Casanova, Mattos, Salvatierra & Feser y socio de Scaglione), y Jorge Estevez (especialista del sector lácteo que trabajó 15 años al lado de Pascual Mastellone en La Serenísima y luego en la láctea La Sibila).
“Sin duda necesitamos recuperar la burguesía nacional”, dijo a LA NACION Urtubey a la hora de hablar del tema. El empresario señaló que “a título personal” se metió en la iniciativa para ver la forma de “colaborar” en la “administración” del negocio de la láctea. Admitió contactos con los otros empresarios, con sindicatos y reiteró sobre esta etapa: “Estamos analizando en cómo colaborar con la administración para agregar valor, salud y alimentación”.
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“Me convocó José (Urtubey) para ver cómo se podía agregar desde la pharma (su especialidad)”, apuntó Figueiras a este medio. Señaló también el carácter de que todo se trata de un análisis por el momento.
Otra fuente al tanto de la movida señaló que se busca que la cooperativa, que ronda los 650.000 litros diarios de procesamiento de leche, salte en tres o cuatro años a un nivel de 1,5 millones de litros, su capacidad instalada actual. Para ello indicó que lo que está en estudio es buscar la forma de agregarle valor a la firma, con ventas en el mercado interno y la exportación, sumando capital de trabajo. Señaló que la metodología podría ser la opción de un fideicomiso, donde la cooperativa transfiera algunos de sus activos, si bien todavía no se llegó a la etapa del eventual esquema de financiamiento.
Esta última fuente indicó que no hubo todavía una presentación formal al Consejo de Administración de SanCor, más allá de contactos, ya que el análisis todavía se tiene que terminar de cerrar en el ámbito del grupo.
Ante una consulta de LA NACION, en la cooperativa láctea indicaron que hasta el momento ese órgano no recibió ninguna propuesta.
En 2017, en medio de una crisis y caída de procesamiento de leche, la cooperativa anunció la suspensión de actividades en varias plantas. Tras eso vino un largo proceso por el cual la empresa pasó de tener 4700 a 1700 empleados y de procesar más de 3,5 millones de litros diarios a 650.000 litros en seis plantas.
Desde 2017 se desprendió de cuatro plantas que terminaron en diversos procesos de venta. Además, transfirió dos plantas y las marcas “Las Tres Niñas” y “Angelita” al grupo agroindustrial Adecoagro.
Entre otras acciones, antes de la crisis de 2017, en 2016 cedió instalaciones y empleados de Córdoba y Arenaza (Buenos Aires) y el negocio de yogures y postres a ARSA, la firma ligada a integrantes de la familia Vicentin (hoy el grupo venezolano Maralac tiene el gerenciamiento en ARSA). En el medio hubo un Acuerdo Preventivo Extrajudicial (APE) con diversos acreedores comerciales, proveedores y productores sin garantías.
En la cooperativa láctea señalan que hoy la firma “no está con la lengua afuera” y se encuentra en un “equilibrio”. También señalan que no necesitan hacer ninguna reducción de personal.
No obstante, indican que en el marco de un programa trazado necesita procesar más leche acorde a su capacidad y para ello necesita plata. La previsión es pasar del nivel actual de 650.000 a 1,2 millones de litros para luego ir a la capacidad de 1,5 millones de litros diarios.
Para crecer podrían ser suficientes unos US$25 millones. ¿De dónde podría sacar esa plata? Por un lado, la firma viene solicitando al Gobierno que la ayude a cobrar US$18 millones que le debe Venezuela.
En 2016, Venezuela, luego de que el expresidente Néstor Kirchner trabara el ingreso de Adecoagro porque veía detrás una avanzada de George Soros como inversor en ese grupo, le otorgó un crédito de US$80 millones a SanCor. Ese préstamo se canceló con producción de leche en polvo y luego, una vez cerrado, SanCor hizo nuevas exportaciones de mercadería por fuera de ese esquema. De esas ventas quedó una deuda que Nicolás Maduro, el actual presidente venezolano, no canceló.
Además del dinero que podría venir por el lado del cobro de esa deuda, la firma cree que el Estado podría ayudar, por ejemplo, para garantizar compra de leche a productores para ganar volumen.
En la compañía recuerdan que hoy “no hay deuda exigible” y que la parte impositiva (nacional y provincial) se regularizó con planes de pago.
En el grupo de empresarios que están analizando la situación de SanCor se habla de que la deuda de la firma ronda los US$384 millones, monto que en la cooperativa -pese a que no precisan- dicen no es así.
Cuando el fallecido Mario Cafiero era presidente del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes), SanCor como cooperativa estaba en contacto con el dirigente para ver cómo avanzar en alguna iniciativa que sirviera al crecimiento de la firma.
El factor gremial
En todo esto también juega el gremialismo. Esta semana, tras diversos planteos en el último tiempo del gremio lechero Atilra por SanCor, la Confederación de Sindicatos Industriales de la República Argentina (Csira) se expresó sobre la cooperativa.
“Csira acompaña a Atilra en el reclamo del sostenimiento de los puestos de trabajo, apoyando una reestructuración adecuada que mantendría la capacidad para seguir empleando a trabajadores/as de la actividad lechera, con alto grado de capacitación y profesionalidad, en una especialidad que requiere técnicas y métodos que aseguren extrema calidad”, dice un fragmento del texto.
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