"Lamentablemente ayer a la madrugada nos tocó a nosotros", dijo Daniel Cañizares, gerente general de Globoaves, una empresa instalada en la localidad de Villa del Carmen, San Luis, a la que se le quemaron 11 galpones con aproximadamente 60.000 gallinas y pollos, cuyas pérdidas económicas por los animales ascienden a los US$1,2 millones. Además, por el bloqueo en los límites de la provincia, debido a las protestas de los productores que reclaman ingresar, las granjas aseguran que debieron sacrificar miles de pollos recién nacidos por faltante de comida y espacio para albergar a las nuevas generaciones.
"Los once galpones equivalen a dos granjas y media; algunos se quemaron en menor y mayor medida que se pueden recuperar, otros en cambio no", dijo el empresario. La pérdida de la infraestructura es difícil de calcular por la cotización de materiales y elementos que van dentro de la granja, como ser comederos, bebederos, cámaras de temperaturas e infraestructura.
La noche del incendio el viento estaba a 80km por hora. "Hace seis meses que no llueve en la zona y hay palmeras que son muy combustibles, se prendieron enseguida", contó. Hace unos días, hubo focos en la localidad de Papagayos, en el departamento de Chacabuco, que pudieron haber pasado a las Sierras de Comechingones hasta llegar a las granjas que están en el pie de las montañas.
"Hasta que no podamos ingresar no vamos a saber bien la cantidad de animales, tenemos que ver el nivel de afectación. Hay animales que no se mueren en primera instancia y se van muriendo con el correr de los días, pero a primera vista son 60.000", contó.
"Las reproductoras rondan en un promedio de los US$20, es decir que se perdieron casi 1,2 millones de dólares. Los animales que se murieron y los que se van a morir van a dejar de producir. Esa producción no la podemos reemplazar ahora, por ende, la crianza y la pérdida es material y visible porque van a dejar de poner huevos que son los que nosotros tenemos que vender mañana. La pérdida en sí es a largo plazo", precisó. En materia de infraestructura, se van a perder dos granjas completas por el incendio, según explicó Cañizares, cada una tiene 9300 metros cuadrados.
Otro conflicto en San Luis
En tanto, desde hace cuatro días, los ingresos y egresos de San Luis están bloqueados ya que productores de las provincias limítrofes exigen poder ingresar a sus campos. Por esta situación las granjas han visto imposibilitado tanto el ingreso de alimento concentrado así como el envío de pollos y pollitos al resto del país donde las empresas tienen criaderos.
A raíz de estos problemas, una granja de la zona de Papagayos debió sacrificar a 20.000 animales y creen que tendrían que hacer lo mismo con los nuevos nacimientos que se esperan para hoy porque no tienen comida ni espacio para albergar a las nuevas generaciones.
Javier Beyer, gerente de producción de New Gen, dijo a LA NACION que se necesita la fuente de alimento y, a su vez, hacer las entregas de los pollitos, tarea que se ha visto imposibilitada por el cierre de la provincia. "Si los animales no comen y no tienen temperatura se mueren. Los bebés que están naciendo también mueren; no podemos cortar la cadena, así no podemos seguir", afirmó.
"Tampoco podemos sacar la producción final que son pollitos bebés. Ayer sacrificamos 20.000 animales porque no pudimos sacar el camión. Hoy hay nacimientos y vamos perder esta nueva producción de 22.500 animales", explicó. La pérdida por los animales es de $13 millones.
"A largo plazo estamos preparando una bomba fenomenal con la interrupción de la cadena primaria. Va a haber una suba del pollo y desabastecimiento en las góndolas", afirmó. La empresa sale de San Luis cuatro veces por semana con camiones que hacen entregas de reproductoras a Entre Ríos, Córdoba, Buenos Aires, Salta y La Rioja. "Solo hay tres cabañas en el país y nosotros somos la segunda. Con la producción nuestra se sustenta el 40% de la producción avícola en el país", advirtió.
La empresa recibe seis viajes semanales desde la planta de Río Cuarto, Córdoba, con alimentos para los animales, pero desde hace tres días el camión no ha podido ingresar a San Luis. "Los animales no pueden estar sin alimentación, son sensibles a la dieta; se debe poner la misma cantidad siempre, no es que podés poner poco ahora. Si no se le dan las condiciones básicas, automáticamente se resienten", dijo.
"Necesitamos que alguien gestione los problemas para entrar y salir de San Luis, las dos partes tienen razón. Pero es necesario que siga nuestra cadena productiva porque al cortarse la producción va a terminar de reflejarse en el pollo parrilla, además, sostenemos de manera directa a 150 familias", indicó Beyer.
En tanto, en la firma que administra Cañizares pasan una situación similar. En la empresa prevén que con el stock de alimentos que les quedó a raíz de la mortandad por el incendio en los once galpones pueden estirar hasta el domingo y no mucho más. "Queremos que este conflicto se termine porque nos va a perjudicar a todos, a nosotros se nos va a desaparecer el capital de la empresa. Esto en este momento es extremadamente complicado; con cada uno con los que hablás tiene razón, pero ya es una decisión política", aseguró el empresario.
"Al margen del incendio se nos va a perder toda la producción que no podemos sacar y nuestra problemática se agudiza", concluyó.
Reclamo de una cámara
En este contexto, la Cámara Argentina de Productores Avícolas (Capia) expresó en un comunicado su "preocupación e inquietud ante las restricciones de circulación dispuestas en el interior del país con una rigidez extrema de las medidas en las provincias de San Luis, Tucumán y Santiago del Estero, que impiden el ingreso de camiones varados con alimentos, animales vivos, insumos para la producción, genética, e incluso de asistencia a instalaciones productivas que se encuentran afectadas por incendios, como es el caso de la firma Globoaves, en San Luis".
"La realidad del sector es muy grave, con precios congelados desde el 6 de marzo, incrementos sustanciales en sus costos de producción que superan el 45%, incrementos salariales del 40%, que se contrapone con el magro incremento del 3,5% de aumento que autorizó el Gobierno, y ahora restricciones de circulación dispuestas por los gobiernos provinciales que afectan severamente la viabilidad de la producción y que provocan situaciones límite, como lo que vimos en San Luis, donde la ayuda no llegó por las restricciones a la circulación", explicó el presidente de Capia, Javier Prida.
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