En un informe de Aapresid se brindaron pautas de manejo aunque este año las condiciones puedan no ser las más predisponentes
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Esta campaña el trigo está siendo afectado por condiciones ambientales adversas como la falta de precipitaciones y las heladas. Según una estimación de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el 70% de los lotes, unas 900.000 hectáreas, presentan una condición “regular a mala”. Esta mala situación que atraviesa el trigo obliga a cuidar cada grano del ataque de enfermedades.
En un escenario tan ajustado y si bien las condiciones ambientales no son las más predisponentes, para la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) “no se puede dejar de lado el efecto de las enfermedades en el rendimiento y la calidad del trigo”.
En este sentido, explicaron que, tanto en la Argentina como en el mundo, “las royas (Puccinia spp.) representan unas de las principales adversidades que enfrentan los trigueros, donde dentro de estas, se puede distinguir, Puccinia triticina, agente causal de la roya de la hoja o anaranjada; Puccinia graminis, roya negra o del tallo y; Puccinia striiformis, roya amarilla o estriada.
“Las royas atacan tejidos vivos y, en consecuencia, impactan sobre diversos aspectos fisiológicos como la función fotosintética de las hojas. Esto disminuye la formación y movimiento de fotoasimilados y, por tanto, el número y peso de los granos”, indicaron.
“Esta reducción del rendimiento depende del cultivar, la cantidad de inóculo, la virulencia de las razas presentes, de las horas de mojado foliar, del estadio fenológico en que se encuentra la planta al momento de la infección y de la calidad de aplicación de fungicidas”, añadieron en su informe.
Manejo de royas
Para la entidad, el manejo de las royas se basa en el uso de cultivares resistentes y el control químico: “El primero es la herramienta preferencial ya que, además de su nulo o bajo impacto ambiental, impide o retrasa el proceso de infección”.
En una charla de la Red de Manejo de Plagas de Aapresid (REM), el ingeniero agrónomo Pablo Eduardo Campos (EEA INTA Bordenave) explicó que en la campaña actual, “la principal enfermedad que se presenta en estos estadios del cultivo es la roya estriada o amarilla”.
“Si bien ya se observan los primeros síntomas en lotes del sur de Buenos Aires, lo normal es que comiencen a visualizarse a mediados de agosto en los trigos sembrados temprano (fines de mayo). Comparando con campañas anteriores se ve un retraso en las aplicaciones de fungicidas, cuando lo habitual es que, para esta época, los cultivares susceptibles ya hayan recibido un primer control. Esto da un indicio de que se trata de un año más tranquilo para esta enfermedad”, indicó.
Variabilidad genética
Aapresid expresó que “estas enfermedades se caracterizan por poseer una población altamente variable, con razas de distinto espectro de virulencia y que afectan de forma diferencial cada cultivo y sus genes de resistencia”.
“Estos cambios se producen por mecanismos como la mutación y la introducción de nuevas razas desde otras regiones. Por ejemplo, en el SE de Buenos Aires se detectó el predominio de una nueva raza de roya estriada con un espectro de virulencia más amplio (virulenta sobre el gen YrSP), lo que se tradujo en que, cultivares normalmente resistentes a esta enfermedad en otras zonas resulten susceptibles en esta región”, aseguraron.
“En el caso de la roya de la hoja, su incidencia en lo que va de la campaña es baja. Este factor está ligado con los diferentes estreses abióticos antes mencionados. Desde el INTA Bordenave, resaltan la necesidad de tener en cuenta que las razas más difundidas en estos últimos años son las que afectan a los cultivares derivados del cultivar nogal, como también algarrobo, entre otros. La causa fue la aparición y difusión de dos razas con virulencia sobre el gen Lr9. Una de ellas con virulencia adicional al gen Lr39/41, uno de los genes en los que el cultivar Nogal basa su resistencia (Lr9, Lr39/41). La difusión de estas nuevas razas, hace que estos cultivares se hayan vuelto susceptibles. Haciendo referencia a la roya del tallo, si bien se trata de una enfermedad que ha disminuido gracias al desarrollo de cultivares resistentes, se está viendo en algunas localidades, incluso requiriendo aplicación”, agregaron.
Por su parte, la ingeniera agrónoma Ana María Brach (EEA INTA Reconquista) detalló que “observaron esta enfermedad en estadios tempranos del ciclo, en relación a las fechas históricas de aparición en el NE [nordeste] de Santa Fe y Chaco, donde fue necesaria la aplicación de fungicida, principalmente en cultivares de conocida susceptibilidad y con alta incidencia”.
Por último, el organismo dijo que “la evolución de las royas, principalmente la estriada y amarilla, ha estado supeditada a las condiciones de estrés presentes en esta campaña”.
“Pero en el caso de las royas de la hoja y del tallo, en el sur de la región triguera, todavía queda una importante parte del ciclo en el cual se pueden dar estas enfermedades, dependiendo de posibles cambios en las condiciones climáticas, principalmente dado por un incremento en las precipitaciones. Esto obliga a mantenerse alerta”, concluyó.
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