La fertilización balanceada incrementa los rendimientos hasta un 26% en promedio, según se destacó en una jornada virtual de Fertilizar; los números del balance negativo de cada cultivo que hay que mejorar
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El miércoles pasado se hizo la primera jornada virtual del Simposio Fertilidad 2021. En el evento, Andrés Grasso, coordinador técnico de la entidad, destacó el rol de la fertilización para una mayor producción.
“Hay que saber que nuestro gran reservorio de producción son los nutrientes que están en el suelo, que esos nutrientes son limitantes y que el puente para poder conciliar la producción de granos con esos limitantes es la fertilización”, dijo.
A modo de ejemplo, señaló que en la región pampeana “la fertilización aporta el 23% a la producción de granos”. En esta línea, remarcó la importancia de hacer análisis de suelos para obtener un diagnóstico, interpretar los resultados y diseñar luego la estrategia de nutrición.
“Esto es la base del manejo de una nutrición balanceada de cultivos. Es necesario pasar de la visión del lote a la del ambiente”, apuntó.
Según recordó la entidad, desde 2010 trabaja con el INTA y otras instituciones en ensayos en 9 localidades y 12 sitios representativos, evaluando cuatro estrategias de fertilización: un testigo (sin fertilizar); una fertilización media (sólo nitrógeno y fósforo); una fertilización recomendada promedio (con análisis de suelos); y una nutrición balanceada apuntando a altos rindes.
“Los resultados de esta red arrojan que el productor de trigo que fertilizó con recomendación promedio obtuvo un 27% más de rindes, pero hubiera ganado 20% más con una fertilización balanceada. En cebada, la brecha entre lo que se obtuvo y lo alcanzable fue de 22% (más de 1300 kg/ha). En maíz, el productor que fertilizó ganó 22%, pero hubiera podido alcanzar 1700 kg más con un manejo ajustado”, indicó Fertilizar.
Para la soja, Grasso destacó que “con azufre y micronutrientes se puede ganar 15%, alrededor de 630 kg de soja por ha”.
Nutrición balanceada
El experto indicó que la fertilización balanceada “incrementa los rendimientos hasta un 26% en promedio”. Agregó: “En condiciones no limitadas en nutrición, los rindes de los cultivos son hasta 16% superiores a los que se alcanzan con las prácticas actuales”.
La recomendación es “avanzar hacia las buenas prácticas de fertilización”, esto es “establecer las dosis y el tipo de nutrientes en función del diagnóstico, la expectativa de rendimientos alcanzables (a partir del rinde medio de las últimas campañas) y el momento y el lugar en donde se van a aplicar”.
En este contexto, Juan Pablo Monzón, investigador de la Universidad de Nebraska-Lincoln, Estados Unidos y del Conicet, y que se desempeña también en la Unidad Integrada del INTA Balcarce y la Universidad de Mar del Plata, se refirió a la nutrición para achicar brechas de rindes.
“Los análisis indican que las aplicaciones actuales de nutrientes no son suficientes para cerrar la actual brecha de rendimientos y, en la mayoría de los casos, los balances indican que hay ‘minado’ de nutrientes (aplicación deficitaria)”.
Advirtió que esta cuestión explica el avance de la agricultura sobre sistemas “marginales y poco productivos”.
“Estos factores combinados producen una fuerte presión sobre el área actual de cultivos, por lo tanto, si se quiere satisfacer la demanda futura de alimento sin una expansión del área ya cultivada, se requerirá una intensificación (sustentable) de la producción de cultivos para que cada hectárea produzca cerca de su potencial, minimizando el impacto ambiental y preservando el recurso suelo”, dijo.
Considerando datos de la red ReTAA de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Monzón precisó que el maíz tiene un balance negativo de nutrientes de 35 kg/ha de nitrógeno; 9 kg/ha en fósforo y también 9 kg/ha de azufre. “El agregado de N al maíz es altamente rentable”, dijo.
En trigo, el balance negativo de la nutrición de minerales es de 7 kg/ha en el caso de N; 0 en P y 5 en Z. “Es el único cultivo que, para los rindes actuales, en algunas regiones del país presenta un balance positivo en fósforo”, afirmó.
La soja presenta balance negativo de P de 11 kg/ha y falta de S por 7 kg/ha. “Para poder cerrar esa brecha de rindes sin comprometer la calidad del suelo vamos a requerir un aumento sustancial en el uso de nutrientes”, indicó. Añadió que “las aplicaciones actuales no son suficientes para cerrar la brecha de rindes”.
“Cualquier programa que tenga como objetivo aumentar los rendimientos de manera sustentable va a requerir de un reconocimiento explícito de la necesidad de un mayor y mejor uso de nutrientes en Argentina”, indicó. Según Fertilizar, toda esta información surge de una iniciativa para diagnosticar las brechas de nutrientes en Argentina, en la que participan expertos de la Universidad de Nebraska-Lincoln, ReTAA, Universidad de Buenos Aires, Conicet, Fertilizar AC, UMdeMP, INTA, IICA, Bayer, Universidad de Kansas y asesores privados.
Las próximas jornadas virtuales del Simposio Fertilidad 2021 serán el próximo miércoles y el 2 de junio, de 8.30 a 10.30 a través de Agroconsultas.
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