Según Grupo Lonja, por retenciones y el ingreso de un fideicomiso para subsidiar la harina 000, el Gobierno embolsará del trigo entre US$78 y US$130 por hectárea; el agricultor sufrirá un rojo de 105 a 405 dólares por hectárea
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La sequía y las heladas tardías están haciendo añicos la producción triguera en la Argentina. En rigor, las últimas perspectivas agrícolas de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) reflejan que ya en la zona agrícola núcleo será la peor campaña de la última década: allí, en 2012/13 se obtuvo el rinde más bajo con un promedio de 27 quintales por hectárea, pero ahora ese registro quedaría en 18 quintales, 10 menos. La misma BCR dio cuenta que los productores podrían tener quebrantos de 300 a más de 800 dólares por hectárea, en campo alquilado.
Con este panorama, el Grupo Lonja, integrado por productores agropecuarios, buscó reflejar con un informe esta realidad y mostrar cuánto se llevará el productor y cuánto el Estado. En base a solo dos impuestos, los derechos de exportación (DEX) y el fideicomiso, se analizaron distintas variables posibles.
Vale recordar que, en la actualidad, el fisco se queda con el 12% por retenciones en el trigo y el 1% por el fideicomiso creado para “garantizar abastecimiento y precio de alimentos básicos como son los fideos secos y harina 000 y desacoplar del precio internacional del trigo alto y sostenido”.
Según explicó el informe, aunque falta que se terminen de definir los rendimientos de trigo, se tomó un escenario de rindes posibles, que pueden empeorar aun más si la lluvia no llega.
Así fue que se planteó tres situaciones hipotéticas: la primera, el caso en que el productor saque unos 15 quintales por hectárea, el peor escenario con una pérdida de US$405 por hectárea tras una fuerte inversión realizada. En ese caso, igualmente el Estado se quedaría con US$78.
Si la cosecha fuese de unos 20 quintales, el fisco recaudaría 104 dólares versus un rojo de 205 dólares por hectárea del productor. En tanto, si el productor tuviese un rendimiento de 25 quintales, ahí el Estado percibiría unos US$130 cuando el agricultor sufriría un quebranto de 105 dólares.
“Queda claro lo perverso que es el tema de retenciones, porque un productor, dependiendo de su rendimiento, termina pagando desde 78 hasta 130 dólares por hectárea por haber perdido dinero: es un impuesto a la pérdida. Queda bien plasmado en un año con rendimientos como este lo pernicioso y regresivo que es este impuesto a la venta. Y solo se tomó como impuestos a los DEX [derechos de exportación] y el fideicomiso. No se tomaron otros como IIBB [ingresos brutos], débitos, saldos de IVA, etc.”, dijo a LA NACION el productor Santiago del Solar.
En este sentido, aseguró que, tomando los costos de alquiler de US$333 por hectárea, donde el 50% del arrendamiento se imputa al trigo y lo restante a la soja de segunda, sumando el costo de la inversión de US$522 en fertilizantes, agroquímicos, semillas y siembra, “son más de US$800 de inversión que puso el productor para sembrar”.
Detalló que en esta campaña los productores pusieron “mucha carne al asador, con costos de implantación de alta tecnología en la zona núcleo, por ejemplo, donde un 60% aproximadamente de ese costo total de implantación son fertilizantes”.
“Estamos viendo a esta altura que en muchísimas zonas, particularmente en zona núcleo (sur de Santa Fe, sudeste de Córdoba y centro norte de provincia de Buenos Aires), va a haber algunos rendimientos de cero, donde directamente muchos lotes no se van a cosechar, con una pérdida total, y otros van a tener un rendimiento de entre 15 y 25 qq y van poder cosechar algo. El universo de rendimiento va a estar por ahí para los que no dio cero”, expresó.
Del Solar señaló que el productor que logre cosechar entre 15 y 20 quintales recupera algo de la inversión y “en vez de perder más de US$800 que invirtió pierde unos US$400″.
“Pero pase lo que pase, el Estado siempre gana, está esperando en la ventanilla para recaudar, sin haber invertido un solo dólar ni haber arriesgado absolutamente nada en el campo. El Estado cobra como rentista número uno, en tanto que el productor pierde capital de trabajo que le va a implicar un problema serio para la campaña que viene con tasas altísimas”, cerró.
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