El productor y exfuncionario Néstor Roulet destacó en un informe que el agricultor local recibe en el equivalente a dólar billete solo el 47% del valor que le correspondería sin esas restricciones
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CÓRDOBA.- El presidente Javier Milei ayer, en la Inauguración de la Exposición Rural de Palermo, prometió nuevamente la eliminación de las retenciones y la unificación del tipo de cambio, aunque no puso fechas. En el actual contexto, con las distorsiones vigentes, los productores argentinos cobran al equivalente dólar billete el 47% del valor que tendrían sin derechos de exportación ni brecha. En cambio, sin restricciones, los uruguayos venden la soja a un 107% más, los productores de Estados Unidos a un 104% más, los de Brasil a un 114% extra y los de Paraguay a un 113% más. Los datos derivan de un trabajo realizado por el consultor, productor y exsecretario de Agregado de Valor, Néstor Roulet.
Después de que Milei ratificara sus promesas e hiciera algunos anuncios relacionados con remoción de regulaciones, los dirigentes rurales celebraron su presencia en Palermo y los avances logrados, pero insistieron en la necesidad de eliminar las retenciones lo antes posible.
El análisis de Roulet muestra, como se dijo, que el productor argentino cobra solo el 47% del valor de la soja que cobraría sin retenciones y sin intervenciones cambiarias, lo que implica que en valor dólar billete se queda con US$201 por tonelada contra los US$430 que debería lograr.
“En esto no hay duda que entra a jugar un tema de confianza hacia un Gobierno donde en su plataforma electoral prometió eliminar las retenciones, pero que en el primer proyecto que envió al Congreso de la Ley Ómnibus propuso aumentarlas”, dice Roulet. Esa iniciativa fue la que se cayó y, después de intensas negociaciones, un grupo de gobernadores logró que ese intento de subir las cargas no prosperara.
Siempre tomando como referencia el valor del dólar billete, un productor de Uruguay alcanza los US$415 por tonelada; uno de Brasil, US$428; el paraguayo, US$426 y uno de Estados Unidos, US$411.
Para Roulet estas diferencias explican por qué, a pesar “del esfuerzo” de los productores locales, se baja el nivel de innovación y tecnología. Plantea, por ejemplo, que la Argentina “hace más de 20 años que tiene en soja el mismo rendimiento unitario mientras países vecinos lo aumentaron 20%, 30% y hasta 50 % para tener una mínima rentabilidad”.
Si bien los productores tienen, habitualmente, un patrón de ventas de los granos, lo modifican según el volumen producido, las expectativas futuras del precio internacional y la posibilidad crediticia para encarar la nueva campaña. En general, venden la mitad de la cosecha antes de fin julio (para pagar créditos a cosecha, costos indirectos de la campaña y algunos alquileres); 20% entre agosto y septiembre (para cancelar alquileres e insumos para el comienzo de la nueva campaña); 20% entre octubre y diciembre (pagos de insumos) y deja 10% para costos fijos de la campaña que transita.
Roulet plantea que ese esquema general se modifica en función de necesidades. En año de poca producción -sequía, por ejemplo- adelanta las ventas como fue en la campaña 2022/23). “En la Argentina el productor se acostumbró a guardar el grano, lo cual siempre le dio resultado por la inflación y la inseguridad cambiaria de los años anteriores, acción que va a tener que rever en el futuro”, añade.
Un informe reciente de la Bolsa de Comercio de Rosario, recuerda Roulet, calculó que hay soja disponible para la venta de 27,6 millones de toneladas y 9 millones de toneladas a fijar, dando 36,4 millones de toneladas sin precio. Sumarían unos U$S14.500 millones de potencial ingreso de divisas, a los que se agregarían unos US$2500 millones correspondientes a 15 millones de toneladas de maíz.
Roulet deduce que “hay obligación de vender gran parte” de lo que queda ya que para la nueva campaña se requieren unos US$24.000 millones solo en insumos. “El problema es que sabe que lo tienen que hacer a un valor muy bajo si hace el cálculo a dólar billete o comparándolo con lo que recibe cualquier productor del mundo y, sobretodo de países vecinos, al no tener esta presión impositiva y distorsión cambiaria”.
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