La cartera de Agricultura que lidera Julián Domínguez mantiene su posición de que no hay que subir los derechos de exportación; un productor autoconvocado explicó por qué esa herramienta no sirve para frenar los precios de los alimentos
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“Antes de presentar el Plan GanAr en Córdoba, hablé con @alferdez, @JuanManzurOK y @gabicerru. Desde que asumí, la preocupación del Presidente es el aumento de los alimentos para las y los argentinos. De ninguna manera se van aumentar las retenciones ni enviar un proyecto de ley”.
Con ese mensaje, que tuitteó el viernes pasado, dos horas y media después que el presidente Alberto Fernández dejara abierta la posibilidad de que el Gobierno le pida al Congreso subir las retenciones al campo con la excusa de frenar los precios de los alimentos, Julián Domínguez, ministro de Agricultura, dio por cerrada la discusión. De hecho, en su tuit arrobó al jefe de Estado, al jefe de Gabinete y a la portavoz del mandatario.
Sin embargo, el último lunes, el jefe de Estado volvió sobre el tema, apuntando a la oposición en el Congreso. “Si no quieren retenciones, ¿dónde se quieren parar? ¿Qué proponen?”, señaló. Luego agregó: “Yo creo que queremos desacoplar los precios internos de los externos y para eso las retenciones son un instrumento idóneo. Y para eso necesito una ley, pero tengo una oposición que dice que no quiere que se toque ese tema”.
Tras esa declaración de Fernández, Domínguez no recurrió a su Twitter para referirse al tema. “Son las idas y vueltas del Presidente”, decía, no obstante con una especie de resignación, alguien que recorre los pasillos de Agricultura, la sede del ministro.
El ministro, que viene de prometer hace una semanas que no habrá nuevas subas de los derechos de exportación [la última fue en marzo pasado, de 31 a 33% para la harina y el aceite de soja para crear el Fondo Estabilizador del Trigo y subsidiar la harina a las panaderías], no quiere saber nada con una mayor carga de derechos de exportación.
Sabe que eso lo dejaría con poco margen para seguir actuando luego de sus promesas. Ya dijo que no se iban a subir los derechos y pasó lo contrario. Domínguez es el nexo que en términos amigables puede tener el Gobierno con la Mesa de Enlace. Una eventual salida del ministro tras una suba de retenciones llevaría a una radicalización de la relación del oficialismo con el campo.
Pero hoy fue la portavoz del Presidente quien trajo otra vez el tema a la agenda. “Las retenciones son una herramienta adecuada en este momento para desacoplar precios y convoco a la oposición a que revea su posición. Es una de las posibilidades que tenemos que pensar”, dijo. Aunque se sinceró: “Si la oposición, antes de cualquier proyecto, encabeza un tractorazo contra las retenciones, o apenas el Presidente lo dijo sale en coro a decir que se oponían, es una pérdida de tiempo dar esa batalla en el lugar inadecuado, el Congreso, donde según la regulación se podría dar esa discusión”.
Seguimiento
En Agricultura no pasan inadvertidas las palabras que se dicen en otros ámbitos del Gobierno. Sin embargo, insisten que están “firmes” en la postura de no más retenciones y que buscan dar la pelea “desde adentro”.
No es lo único. Como saben que en el Congreso “no camina” una iniciativa de esa naturaleza, por más que pueda aparecer algún diputado afín que presente un proyecto, se dedican a seguir trabajando para quitarle cualquier incentivo a quienes quieren subir retenciones.
¿De qué manera? Agricultura tiene un mecanismo propio para controlar el comercio exterior que se llama “volúmenes de equilibrio”, algo que hoy limita las ventas al exterior de trigo y maíz a lo que va fijando la cartera de Domínguez. Al abrir cupos, por ejemplo, permite que los exportadores registren ventas y se paguen derechos de exportación con las alícuotas actuales. Por ello, aunque no se conocen decisiones por ahora de abrir nuevos cupos, de manera permanente se elaboran informes de impacto. Los volúmenes de equilibrio, no obstante, son rechazados por los productores por su carácter de depresión sobre los precios.
Hace unos días, en la consultora AZ-Group calcularon que, con el trigo ya registrado por más de 8,4 millones de toneladas para exportar de 2022/2023, y quedando un potencial de 5,5 millones de toneladas, un eventual incremento de retenciones de tres puntos, de 12 a 15%, solo aportaría US$71 millones extra como recaudación.
“No dan los números”, se sinceran en Agricultura sobre la realidad política en el Congreso. Algunos creen que plantear el tema retenciones puede ser una estrategia de otra área del Gobierno para que la oposición pague un costo político de no querer conceder esa medida, por más que en Agricultura no comulgan con esa herramienta.
Números
Quienes están atentos a los números son los productores autoconvocados. En un artículo, Silvio Montenegro, que integra la Asociación Argentina de Productores Autoconvocados (AAPA), explicó que las retenciones y la brecha cambiaria ya “desacoplan el precio de los productos agropecuarios”. Señaló que bajar impuestos tendría más impacto que subir retenciones como pregona el Gobierno.
“La prueba es que por ejemplo por el trigo aquí nos pagan 44.000$/t, 208,20 US$billete/t, mientras que en Kansas vale 437,26 US$/t y en Chicago 469,04 US$/t. Es decir que el trigo aquí vale menos de la mitad. Por otro lado, el Estado se queda con 232,10 US$, que no usa para bajar el precio del pan, con gastos de carga del buque de 17,62 US$/t y 17,08 US$/t (3609$/t) que deberían formar parte del precio que recibimos (FAS teórico) pero que se pierde en manos de los exportadores en la intervención de mercados y fideicomisos. De esos 232,10 US$/t de trigo que se queda el Estado, el 50% es producto del aumento del precio internacional del trigo del último tiempo y tampoco lo usa para subsidiar el precio del pan al consumo interno”, señaló Montenegro.
Luego detalló: “Siguiendo con el trigo, si se subieran los DEX del 12% actual al 57% el precio del trigo bajaría de los 44 $/kg actuales a los 22 $/kg. Esa rebaja del precio del trigo de 22$/kg provocaría una rebaja del precio del pan de 2,86 $/kg de pan, es decir una baja de su precio del 1,14%, debido a que el trigo tiene solo una incidencia del 13% sobre el precio del pan, cuando si solo se le quitara el IVA esa rebaja sería del 17,36%”.
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