La suba de los derechos, aunque se haga en el contexto de la mejora del tipo de cambio, es contradictoria con la visión de fomentar reglas de juego acordes con una economía moderna
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Si hay algo que se puede concluir de los primeros anuncios del gobierno de Javier Milei, y particularmente los vinculados con el agro, es que la salida a la crisis no será sencilla. Cuando el ministro de Economía, Luis Caputo, anunció el martes pasado en un discurso grabado la corrección cambiaria, dijo que los derechos de exportación subían al 15% para todos los sectores de la economía, menos para el agro. Además, expresó la intención de eliminar los DEX sin precisar fecha. En el campo, quienes siguieron sus palabras desde las redes sociales o los canales de noticias expresaron su satisfacción, porque había un reconocimiento explícito de la discriminación que padece el agro respecto de otras actividades. Sin embargo, pocas horas después, las ediciones web de los diarios informaban que el Gobierno se proponía llevar ese 15% a todos los productos del agro, excluidos los del complejo soja. Las autoridades designadas de la Secretaría de Bioeconomía no daban precisiones, pero la información publicada era cierta. Anteayer, en la reunión que mantuvieron con la Mesa de Enlace, confirmaron ese propósito, lo que fue rechazado por el ruralismo.
El argumento del equipo económico, al que nadie le puso la cara, es que la devaluación del peso, 54% en el tipo de cambio oficial, compensaba por demás la suba de los DEX. Más tarde, los especialistas en economía agropecuaria afinaron la punta al lápiz y precisaron que si se lo comparaba con el valor del dólar en la última versión del Programa de Incremento Exportador (PIE) el incremento de la cotización era de 29,2%.
Además, en el caso de las subas de 12 a 15% para los DEX de maíz y trigo y 7% a 15% en girasol, los especialistas en cuestiones impositivas advirtieron que el incremento confusamente anunciado deberá sortear una batalla legal. Explican que, al estar vencidas las facultades delegadas, el alza debe pasar por la aprobación del Congreso. Otra parte de la biblioteca dice lo contrario.
Aunque la mejora nominal del tipo de cambio representa un sinceramiento de una de las variables clave de la economía, la intención de aumentar las retenciones se contradice con las palabras del propio Milei como candidato. “Yo sí voy a bajar impuestos”, dijo en julio pasado en la Exposición Rural de Palermo. En esa presentación, explicó también: “Vamos camino a pensar en una unificación cambiaria y en una eliminación total de las retenciones”.
Se entiende la situación de emergencia, pero con los DEX se sabe que una vez que se los aplica después no se los reduce o elimina: siempre hay un motivo de orden fiscal para postergar esa baja. La autoridad económica que monitorea los ingresos fiscales se enamora de ese instrumento y hace todo lo posible para que se mantenga. Según un análisis realizado por la consultora AZ-Group, en caso de incrementarse los DEX al 15%, el Estado tendría una recaudación adicional de US$464 millones.
En el caso particular del trigo y del maíz, de prosperar la suba, puede haber una señal de alarma cuando se analice la variable insumo/producto de la campaña 2024/25. El riesgo de que permanezcan las asimetrías en la política cambiaria es la penalización a la inversión en tecnología. En otras palabras, el aumento de la producción, que el país necesita para generar dólares genuinos, llegará solo por una cuestión climática o por el incentivo de un eventual aumento de los precios internacionales, pero no por la mejora de la productividad.
Además de los granos, el aumento de los DEX para la carne, los lácteos y los productos de las economías regionales, entre otros, puede significar un deterioro del incentivo a aumentar las exportaciones si el tipo de cambio se retrasa respecto de la inflación, según explican los economistas.
Estas dudas sobre el futuro de corto plazo podrían despejarse si rápidamente el nuevo gobierno se decidiera a acelerar la agenda de la desregulación del comercio y de las trabas para importar insumos para la producción.
Al mismo tiempo, si se celebra la intención de ingresar en un bloque de países como la OCDE deberían tenerse en cuenta los trabajos de esa organización, que identifican a la Argentina como el país que más recursos les quita a los productores agropecuarios. El principal mecanismo para hacerlo, como se sabe, son los DEX, que no son otra cosa que un impuesto a la exportación.
La suba de retenciones, aunque se haga en el contexto de la mejora del tipo de cambio, es contradictoria con la visión de fomentar reglas de juego acordes con una economía moderna.
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