La yerba mate ratificó en mayo pasado que es un producto que parece blindado, tanto de la crisis económica que sufre la Argentina desde hace un par de años, como del coronavirus. Una emergencia sanitaria donde uno de los primeros mensajes masivos fue: lavarse las manos y no compartir el mate con nadie, por nada del mundo.
A pesar del "cuco" del aislamiento que impuso la cuarentena, el consumo se mantuvo firme en mayo con 23,9 millones de kilos de yerba mate, según los datos del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM). Esto significa una caída de apenas 4 por ciento respecto al año pasado, en el cual la industria batió un récord histórico de ventas en el mercado interno. Para destacar, en abril pasado, primer mes pleno de la cuarentena, se vendió 1 millón de kilos más respecto a los 23,4 millones del mismo mes del año pasado. La industria ya colocó casi 111 millones de kilos de paquetes de yerba mate en enero-mayo, casi lo mismo que el año pasado que fue "normal", según los despachos a salida de molino del INYM. Se encamina a batir en 2020 otro récord de consumo.
"La yerba resistió a la pandemia gracias a la fidelidad de los consumidores y el compromiso en cuidar la salubridad del producto", dijo a LA NACION Juan José Szychowski, presidente del INYM, productor y nieto del inmigrante polaco que fundó Amanda, hace 100 años.
A pesar de que nadie lo quiere denominar como un "boom", el sector yerbatero está atravesando un momento de bonanza en el que se alinearon todos los planetas. El consumo está en niveles récords, las exportaciones también están muy cerca de máximos históricos (el pico fue en 2018) y la materia primera atraviesa uno de esos momentos que se dan cada 7 o 10 años.
El pequeño productor tiene las de ganar: falta materia prima por todos lados y los secaderos e industriales salen a garantizar un valor de 30 pesos por kilo de hoja verde, $10 por encima del valor oficial que se acordó en el INYM para el semestre abril-septiembre, cuando se produce la cosecha gruesa.
La producción lo demuestra con los números. A pesar de las restricciones para trasladarse libremente por las chacras de Misiones y el norte de Corrientes al comienzo de la emergencia, se cosecharon 370,5 millones de kilos de hoja verde tan sólo un 1,5% menos que en 2019.
En Misiones los campos con yerbales subieron de precio y todo el mundo está pensando en plantar. Esto llevó al INYM a poner sobre la mesa una medida que divide aguas: limitar las nuevas plantaciones.
Nubarrones en la industria
Sin embargo, la bonanza yerbatera tiene una espada de Damocles que amenaza la sustentabilidad de esta etapa, dicen los industriales. Un ciclo que hasta ahora viene resistiendo a la corrida cambiaria y la crisis de 2018, 2019 y ahora también al Covid-19.
"La combinación de los altos valores de la materia prima con un valor en góndola fijo por los precios cuidados hace que muchas industrias achiquen sus márgenes, algunas incluso deben estar ya perdiendo plata pero no se dan cuenta porque contabilizan el valor de la reposición de la materia prima", explicó a LA NACION un directivo de una de las cinco grandes del sector.
La Secretaría de Comercio está monitoreando el valor en góndola de los productos de consumo masivo y la yerba mate es uno de los que más le interesa al Gobierno que permanezcan baratos, con un valor –aproximado- de 250 pesos en el paquete de un kilo. Los industriales buscaron reunirse con el presidente Alberto Fernández para plantearle la situación cuando visitó Posadas hace un mes. El encuentro al final no se hizo.
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