En Curuzú Cuatiá, unas 240 vaquillonas fallecieron por una presunta intoxicación con nitratos; la zona estuvo afectada por la sequía y se recurrió a la siembra de verdeos para tratar de compensar la falta de pasto
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Una impresionante cantidad de hacienda muerta se registró en un campo de Corrientes y las imágenes se viralizaron en las últimas horas.
Según pudo saber este medio de fuentes de la producción en esa provincia, unas 240 vaquillonas de reposición de un plantel ganadero Braford murieron en un establecimiento a 12 kilómetros de Curuzú Cuatiá. La pérdida económica superaría los $24 millones según distintas estimaciones en función del valor de la hacienda.
La hacienda, de unos 220 a 240 kilos por animal, estaba sobre un verdeo de raigrás. La causa del deceso supuestamente fue por una intoxicación con nitratos, algo que se está observando en zonas que se vieron afectadas por la sequía y quedaron con napas muy bajas. En el establecimiento hay unas 900 cabezas y, hasta el momento, el lote con esa cantidad del ganado es el que se vio afectado. Fuentes del gobierno provincial señalaron que se registraron otros casos y que han realizado una campaña advirtiendo lo que podría pasar en el actual contexto.
Por su parte, fuentes de las entidades del campo señalaron: “En el centro sur de la provincia y Río Santa Lucía hay una situación de desastre por la sequía; muchos recurrieron a verdeos para tratar de compensar la falta de forraje”. Agregaron que solo está disponible el 30% de la reserva habitual de pasto para pasar el invierno.
Fenómeno
Recientemente, desde el INTA se destacó que las condiciones de déficit hídrico con escaso acceso a agua puede generar algunas modificaciones en el comportamiento de las plantas, entre otras y predisponer a una mayor absorción y concentración de nitratos.
“Estos son compuestos nitrogenados que se encuentran en el suelo y en el agua para ser absorbidos por las plantas para convertirlos en proteínas vegetales. En condiciones de déficit hídrico, las plantas se cargan de nitratos pudiendo alcanzar concentraciones tóxicas”, precisó.
Así, de acuerdo con profesionales de INTA Cuenca del Salado y el SDVE de Balcarce-, “las lluvias luego de un periodo de escasez hídrica permiten la reanudación del crecimiento normal de la planta y los nitratos acumulados para ser convertidos en proteína vegetal, pero este proceso puede tardar unos días en comenzar”.
“Esta acumulación de nitratos es más común en ciertos recursos forrajeros (verdeos, por ejemplo) y este proceso está potenciado además cuando se aplicaron fertilizantes nitrogenados previamente o cuando el suelo tenga concentraciones altas de nitrógeno previo con cultivos que no los utilizaron. Además, las fuentes de agua para el ganado también pueden contener altos niveles de nitratos”, dijeron.
El INTA aconsejó: “Combinar el cultivo potencialmente peligroso, con otra oferta forrajera, de esta forma disminuyendo la dosis tóxica por un efecto de dilución y a su vez evitamos que los animales entren hambrientos al cultivo”.
Y recomendaron “realizar un consumo gradual de estos recursos forrajeros potencialmente tóxicos, permitiendo la adaptación de la microbiota ruminal”. Remarcaron la importancia de “considerar los 7 a 10 días posteriores a las precipitaciones, tras un período de sequía, como el tiempo de mayor riesgo de intoxicación”.
En mayo pasado, unos 200 novillos murieron por consumir pasturas con exceso de nitratos en distintos campos de Entre Ríos. El fenómeno se produjo en varios departamentos del territorio entrerriano, en especial en la zona denominada Rincón de Nogoyá, perteneciente al departamento Victoria.
En esa oportunidad, desde la Agencia de Extensión Rural del INTA de Victoria, su titular, el ingeniero agrónomo Raúl Brassesco, dio una explicación técnica: “Como el cultivo sembrado anteriormente (en el campo del que comieron los novillos) era un maíz que había sido fertilizado con nitrógeno, que es uno de los macroelementos más importantes que necesitan los vegetales para crecer, lo que pasó es que hubo una mineralización extraordinaria de este elemento en el suelo y que explotó por el efecto de la sequía. Al haber mucho sol y no llover -explicó Brassesco-, se acumuló ese compuesto en el suelo y se trasladó a las hojas y los tallos. Los animales, que eran novillitos de poco kilaje, que recién comenzaban su proceso de engorde, ingresaron al verdeo y empezaron a comer”.
“El nitrato que está en las plantas se transforma en nitrito dentro del animal y transforma la hemoglobina en metahemoglobina; eso impide que el oxígeno circule por la sangre y el animal se termina asfixiando”, agregó en ese momento.
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