Según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), con 21,5 millones de toneladas se producirá un 56% menos de la oleaginosa respecto de lo esperado al inicio de la campaña
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La cosecha de soja se sigue derrumbando mientras continúa la recolección del cultivo. Ahora, según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), la producción será de 21,5 millones de toneladas. Este registro, si se observan las estadísticas oficiales, se trata de la cosecha más baja desde el ciclo 1999/2000, cuando el volumen se ubicó en 20,1 millones de toneladas. El tonelaje esperado para la campaña 2022/2023 que está cerca de finalizar es el menor en 23 años.
De esta manera, se agrava el impacto de la sequía en general que, entre todos los cultivos, dejará unos 50 millones de toneladas menos de producción y una pérdida de divisas superior a los US$21.000 millones.
“Con el 54% de avance de cosecha, 20 puntos porcentuales de retraso en comparación con la trilla del año pasado, hay nuevos ajustes negativos en soja. De abril a mayo cae 1,5 millones de toneladas la producción. De esta manera habrá un 56% menos de soja de lo que se esperaba producir a principios de la campaña”, señaló la BCR.
La Bolsa rosarina volvió a informar una merma en el rinde promedio del cultivo, lo que impacta en el volumen de producción final. Así lo explicó: “De abril a mayo el rinde nacional cede y cae por debajo de los 18 quintales por hectárea, con 17,5 quintales por hectárea, el nivel más bajo de los últimos 15 años”.
En el reporte señaló un crecimiento del área perdida, es decir que no se recolectará. Esta saltó de 3,58 a 3,64 millones de hectáreas. Vale recordar que, además de la sequía, también hubo una helada sobre mediados de febrero pasado que liquidó miles de hectáreas.
“Con un área sembrada de 16 millones de hectáreas, la producción estimada en mayo está por debajo del registro de la campaña 2008/09, en más de 10 millones de toneladas”, agregó la Bolsa rosarina en otro tramo de su relevamiento.
El área perdida con soja es de 3,64 millones de hectáreas
“Los ajustes negativos siguen efectuándose a medida que avanzan las cosechadoras. Los mayores ajustes son para La Pampa, que cae 3,6 quintales por hectárea en los últimos 30 días. Las inéditas heladas de febrero, la falta de agua y el calor se van manifestando en la trilla de la soja de primera. Buenos Aires y Córdoba siguen en la lista de recortes productivos. El descuento en el rinde provincial para ambas es de 1,2 quintales por hectárea”, indicó.
El caso del trigo
El reporte también se detuvo sobre el trigo, cuya siembra es en esta época. La semana pasada, la BCR calculó en 50% la reducción de la siembra del cereal en la zona agrícola núcleo, a 650.0000 hectáreas. Según la entidad, para que los productores se repongan de las pérdidas del ciclo 2022/2023 a nivel nacional se deberían sembrar más de 7 millones de hectáreas. Vale recordar que el año pasado el área se desplomó de 6,9 a 5,9 millones de hectáreas. Sin embargo, no hay humedad suficiente para una recomposición del área.
La entidad lo explicó así: “Por necesidades financieras la siembra de trigo 2023/24 debería poder superar las 7 millones de hectáreas. Sin embargo, con un escenario casi tan seco como el del año 2009, van aumentando las probabilidades de reducción de áreas trigueras en Córdoba, La Pampa, Santa Fe y centro y norte bonaerense. Con escasa reserva de agua, la falta de lluvias complica las intenciones de los productores para el trigo”.
También señaló que Buenos Aires, provincia triguera por excelencia, está en las condiciones más secas en tres décadas. “Arranca mayo con la mitad del territorio en la categoría muy seco. Esto significa que los perfiles de los suelos (teniendo en cuenta el primer metro y la ocupación de una pradera permanente) están en las condiciones más secas de los últimos 30 años”, apuntó.
Agregó: “La diferencia más notable, sin embargo, es en dónde están las condiciones más secas del territorio bonaerense. En el 2009, año que era referencia de la peor sequía que había sufrido el trigo en los últimos 15 años hasta el año 2022 -que superó al 2009 para peor-, las condiciones de falta de agua afectaban al bastión triguero: el sudeste bonaerense y se ensañaba sobre el oeste y norte de Argentina. Al presente esa región muestra una mejor situación que en el 2009″.
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