Juana Nieto es una pequeña productora del norte de la provincia de La Rioja y en su finca de una hectárea y media tiene olivos. El valor que le abona la industria por su “son migajas”
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La situación que viven los pequeños productores de olivares en el departamento riojano de Arauco es desesperante, según denuncian. Juana Nieto, que, junto a Diogil Toledo, su marido de 82 años, lleva adelante una producción en su finca de una hectárea y media, en Aimogasta, en el norte provincial, ilustra esa crisis. Su actividad allí viene de su tatarabuelo, que comenzó a producir con unas pocas plantas en el lugar.
Son varios los inconvenientes que tienen en la zona. Unos años atrás, la aparición de un hongo polígafo llamado verticillium dahliae, ocasionó la llamada enfermedad “verticilosis” del olivo, llamada comúnmente por los productores parálisis parcial o de pardeo del olivo. Esto llevó a que se perdieran cientos de plantas y que la producción en la zona se redujera notablemente.
En este contexto, Nieto perdió 45 de las 220 plantas que tenía en su parcela. ”Antes que nos pase esto, en la zona cosechábamos unos siete millones de kilos por año en total. Mi finca daba 14.000 kilos, pero ahora solo cosechamos 2000 kilos. Quedan como petrificados y mueren. Es terrible lo que estamos viviendo y el gobierno provincial no hace nada: no tenemos asistencia de los técnicos de INTA para solucionar el problema”, dijo a LA NACION la productora, de 69 años.
Pero lo que agravó aun más el panorama para este grupo de pequeños agricultores es el mal pago que tiene su producción por parte de la industria. “Nos están pagando $70 por kilo y eso no nos alcanza ni para comprar un cuarto de pan. Encima tenemos que pagarle al cosechero $350 por cada caja de 20 kilos que recolecta: no nos queda nada”, indicó.
“Es doloroso y triste la plata que nos dan, son migajas. Hace 40 años atrás, con un kilo de aceituna que vendíamos, podíamos comprar un kilo de azúcar, un kilo de pan y un kilo de yerba, o bien un kilo de puchero y un kilo de azúcar. Hoy solo nos pagan miseria. Es una burla a nuestro esfuerzo y trabajo”, añadió.
En este sentido, contó que, cuando el gobierno provincial dice que ayuda al sector con $40 millones, “esos subsidios van para la industria y no para los pequeños productores”.
“La ayuda que da el gobernador Ricardo Quintela va directamente a quienes nos compran la producción, pero eso no significa que ese dinero se derrame en nosotros para mejorarnos el precio, ni siquiera $10 nos suben el valor. Nos hablan de un precio centavos de dólar y yo ni sé cuánto vale el dólar; yo vivo con pesos en mi país. Eso puede servir para los productores grandes, no para nosotros. Miren los que nos pagan y vean lo que pagan en una góndola por un paquete de aceitunas de 200 gramos”, remarcó.
Para Nieto, si esto no se soluciona en lo inmediato, en menos de cinco años todos van a desaparecer. “Ahora nos arreglamos como podemos pero ya no podemos seguir así. Estamos desamparados, nadie nos acompaña. Vamos a desaparecer, ya son muchos los que abandonaron las producciones”, detalló.
La productora se aflige sabiendo que sus hijos no quieren continuar con la actividad que viene de su bisabuelo. “Esto es muy triste, ellos nos ven como estamos sufriendo y entienden que no hay futuro aquí y quieren vender todo e irse”, detalló.
Por último, enfatizó que los productores que trabajan en el campo “están mal vistos”.
“Estos gobiernos no quieren a la gente del campo, por eso siempre están en contra de nosotros, sin reconocer que gracias a nosotros hay alimento. Todos los días, nos sacrificamos y la estamos peleándola para producir alimentos para la Argentina”, concluyó.
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