Las ventas de aceite de oliva al exterior subieron un 15% en la primera mitad de 2021 y desde el sector privado buscan apuntalar un plan de exportaciones y revertir la caída de plantaciones
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MENDOZA.- De la uva a la aceituna. Mendoza no sólo es vino: también vive un boom del aceite de oliva de calidad. Por eso, la industria olivícola, de la mano de reconocimientos internacionales, busca potenciarse y retomar la senda del crecimiento, con grandes desafíos en el mediano y largo plazo, que incluyen la protección de los olivos.
Los últimos números así lo indican: en la primera mitad del año registró 15% de incremento en las exportaciones, en relación al mismo lapso en 2020 y 2019, según datos del sector a los que accedió LA NACION.
Sin embargo, hay un importante camino que recorrer para recuperar niveles previos: en los últimos años exportó, en promedio, más de 20 millones de kilos anuales mientras que antes del 2017 llegó a despachar más de 35 millones de kilos por año. Asimismo, experimentó una reducción del 50% en las plantaciones en la última década, por lo que el sector apuesta al acompañamiento del Estado para revertir esa realidad en el campo.
El aceite de oliva “virgen extra” no deja de ser un producto estrella y de los más consumidos y recomendados por los especialistas en salud, por su bajo nivel de acidez. Por tal motivo, la mesa de los argentinos, a pesar de la crisis económica y de la pandemia, empieza a recuperar uno de sus “nobles, sanos y exquisitos ingredientes”, según indicaron en el sector.
Bajo este escenario, empiezan a sobresalir los productores locales, con reconocimientos que no dejan de sorprender. De hecho, el mes pasado la provincia cuyana logró una máxima distinción internacional: la histórica olivícola Laur obtuvo el primer puesto mundial entre las 100 compañías más importantes del planeta.
En la Argentina, el panorama actual muestra las posibilidades de desarrollo de cara al futuro, pero los especialistas del sector dejan en claro lo que viene ocurriendo en el terreno. “Lejos del volumen elaborado y exportado en 2017, la producción argentina se encuentra amesetada. La caída de precios de los últimos dos años, tampoco ha favorecido la reinversión en fincas, reduciendo el capital de trabajo.
De cara a 2022, la eliminación de derechos de exportación, y la suba de precios desarrollada a partir de la pandemia hacen esperar un mejor escenario para el sector, advirtieron desde la industria, que busca potenciar sus envíos al resto del mundo. De acuerdo con datos de la Federación Olivícola Argentina (FOA), en la actualidad los principales países consumidores del aceite de oliva argentino son España, Brasil, Estados Unidos, Uruguay y Bolivia.
“A partir de un gran esfuerzo e inversión de sus actores, la Argentina ha logrado hacer conocer la calidad de sus aceites en los Estados Unidos y en la Unión Europea. Siendo una industria netamente exportadora y mayoritariamente a granel, que opera con los principales operadores internacionales. La presencia de algunos actores locales en concursos internacionales posiciona no solo a sus marcas, sino también al país”, indicó Patricia Calderón, presidenta de FOA.
De acuerdo con el prestigioso ranking de Aceite de Oliva “EVOO World Ranking” de año 2020, la Argentina sigue ostentando el 1º lugar dentro de los países del hemisferio sur y ha obtenido el 8º puesto mundial en premios por calidad de Aceites de Oliva Virgen Extra. En este contexto, toma mayor dimensión el reciente galardón obtenido por la firma mendocina Laur, fundada en 1889 y pionera en la elaboración de aceite de oliva virgen extra.
Actualmente, la compañía pertenece a la familia Millán, propietaria de Átomo Supermercados y Bodega Los Toneles, y produce más de 600 toneladas, cerca de un millón de botellas de aceite de oliva al año, incluyendo sus marcas Clásico Extra Virgen Orgánico, Blend de Terroir Cruz de Piedra Orgánico, Blend de Terroir Altos Limpios, Blend de Terroir Medrano, Gran Mendoza.
Tras recibir el galardón internacional, el gobernador Rodolfo Suárez le entregó una distinción a la firma por alcanzar el primer puesto a escala mundial, al tiempo que la firma designó al mandatario “Protector de los Olivos”, ya que en 10 años Mendoza ha perdido el 50% de las plantaciones, por lo que Laur inició una campaña para proteger a los olivos centenarios.
Suárez, quien recibió un pequeño olivo y una botella de su aceite ultra premium Gran Laur, felicitó a los empresarios por posibilitar que Mendoza se encuentre en la mejor posición a escala global y consideró que este reconocimiento “es un aporte más a la marca Mendoza”. Agregó: “Si bien nosotros trabajamos permanentemente por la marca Mendoza, ustedes son los verdaderos hacedores”.
El gerente general de Olivícola Laur, Gabriel Guardia, indicó: “Nunca nos atrevimos a soñar con llegar al número uno. Este logro, que es un orgullo enorme y una felicidad gigante, es el resultado de años de apostar a la calidad y a la excelencia, con la ayuda de dos factores fundamentales: un gran equipo de trabajo y la visión y el apoyo incondicional de José Millán”.
Un dato importante que destacan en el sector es el incremento de la exportación en 2021 en el período de enero a setiembre. Se obtuvo un aumento de 15,4% respecto del mismo período de 2020: 17,2 millones de kilos contra 19,8 millones de kilos.
Por su parte, debido al incremento del precio internacional del aceite de oliva virgen extra, el monto FOB en dólares para el período enero-septiembre 2021 creció 62,40 %, respecto del mismo período en el año 2020.
Desafíos
En cuanto a las proyecciones, hay una serie de desafíos del sector de cara al futuro: medir la huella de carbono de la cadena; avanzar con un plan de reconversión a energías sustentables; consolidar la utilización de residuos como subproductos y mejorar la productividad del sector, a fuerza de mayor capital de trabajo.
En el país, las hectáreas plantadas tienen un potencial de alcanzar 688.000 kilos de fruta para elaborar: 206.400 kilos de aceituna de mesa y 72.240 kilos de aceite de oliva. La exportación ideal, según hectáreas plantadas, es de US$520.000.000.
En este sentido, la eliminación de derechos de exportación, y la suba de precios desarrollada a partir de la pandemia hacen esperar un mejor escenario para el sector, señalaron las fuentes. Asimismo, en la industria esperan también que este nuevo escalón de precios permita una mayor reinversión, necesaria para seguir desarrollándose en su capacidad de hectáreas implantadas.
Otra de las proyecciones es que Mendoza podría convertirse pronto en la primera denominación de origen de aceite de oliva virgen extra (AOVE) de Argentina, un pedido de Indicación Geográfica (IG) que la provincia viene promoviendo hace tres años y que otorgaría un sello de calidad indiscutido a los aceites de oliva del país.
Desde mediados de 2018, Asolmen (Asociación Olivícola de Mendoza, entidad gremial que agrupa a las principales empresas olivícolas), junto con el Instituto de Desarrollo Rural (IDR), el Panel de Cata de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo), y numerosos empresarios y referentes del sector iniciaron el largo camino de diferenciar el aceite de oliva de Mendoza por su origen.
“Para los productores olivícolas mendocinos, la IG significa una revalorización de su trabajo y la posibilidad de generar un valor agregado a sus productos. Queremos fomentar el crecimiento del sector mediante la implementación de un plan estratégico, que facilite la tecnificación de la producción y la optimización de los recursos”, explicó Valentina Navarro Canafoglia, directora de Agricultura provincial.
“Así como sucede para algunos de los vinos más prestigiosos del mundo, cuya procedencia se encuentra certificada oficialmente por una Denominación de Origen Controlada, Olivícola Laur participa activamente de esta iniciativa del sector, junto a otros actores, para poder establecer la primera Denominación de Origen de Aceite de Oliva Virgen Extra en la provincia de Mendoza. El objetivo es poder contar con un poderoso instrumento de promoción para las exportaciones”, indicaron desde la compañía, en referencia a las investigaciones científicas en las que participa Gabriel Guardia, gerente general de Laur y enólogo especializado en aceite de oliva.
Este ambicioso plan tomó más valor en las últimas semanas a partir de un encuentro que representantes del sector olivícola mantuvieron con legisladores y funcionarios nacionales con el objetivo principal de continuar trabajando y hacer efectiva la Denominación de Origen Aceite De Oliva Virgen Extra de la Zona Norte de Mendoza, proyecto en el que se continúa trabajando en forma conjunta.
Oliva “virgen extra”
¿Por qué el aceite de oliva virgen extra es mejor que el resto de los aceites? Los expertos del sector aseguran que el aceite de oliva es bueno, pero no todos los aceites de oliva comprenden los requisitos para convertirse en un aceite de oliva de calidad. “Hay aceites de oliva que son mejores que otros, la mejor categoría de aceite de oliva para consumir es el virgen extra”, destacaron.
Según el Código Alimentario Argentino los “virgen extra” son los que tienen acidez inferior a 0,8%, los “virgen fino” van de 0,81% a 2,2 %, los “corrientes” van de 2,2% a 3% y, por último, están los “lampantes” que poseen un 3% para arriba, que no son aptos alimenticios y hay que refinarlos para poderlos consumir.
“Siempre se debe consumir ese tipo de aceite, ninguna otra categoría es tan buena, porque para tener un aceite de baja acidez se necesita tener muchísimos cuidados de higiene y de buen trato de la fruta para que no se deteriore”, explicaron a LA NACION desde Olivícola Laur, que se centra siempre en la categoría de “virgen extra”, donde hay un grado importante de cuidado en todos los procesos culturales del aceite de oliva: filtrado, amasado, limpieza y desborrado. “Mientras más bajo es el porcentaje de acidez, más sano es el aceite de oliva, esto es porque la aceituna mientras más verde está posee más contenido de polifenoles”, precisaron en la firma.
Las aceitunas en la planta están verdes y a medida que van madurando se van poniendo negras: es un estado de madurez, no existe una planta de aceituna verde o una planta aceituna negra. Así, las aceitunas negras son esa misma aceituna verde pero madura.
A medida que la aceituna va comenzando a madurar, va perdiendo todas estas sustancias antioxidantes que tiene la pulpa de la aceituna para proteger al carozo del medio ambiente y se va transformando en azúcares. Entonces una aceituna verde es extremadamente picante y amarga y una aceituna madura es más dulce, porque se transforman todos estos compuestos antioxidantes en azúcares.
“Si molemos aceitunas verdes, todas estas sustancias antioxidantes que la naturaleza hizo para proteger al carozo y darle tiempo al carozo, que madure y llegue a poder germinar, lo pasamos al aceite, entonces, al pasar todas estas sustancias amargas y picantes, fruto de una aceituna verde, hacemos que el aceite tenga mucha menos acidez”, señalaron los especialistas.
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