En el sudeste bonaerense, los cultivos sembrados temprano, que se lograron bien, requieren precipitaciones para sostener su desarrollo
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La superficie de girasol en el sudeste de la provincia de Buenos Aires se viene incrementando hace años, impulsada en gran medida por las buenas condiciones comerciales y por ser un excelente antecesor para los cultivos de fina, como cebada y trigo, cultivos claves en nuestra rotación.
En general, los mejores ambientes están destinados a este cultivo. En los últimos años, el girasol comenzó a ganar superficie en zonas con limitantes, adaptando densidad de plantas, siembra variable, biotecnología y fechas de siembra. Según la Bolsa de Cereales, esta campaña se estima que se sembraron 380.000 hectáreas en el sudeste de Buenos Aires.
El cultivo en la zona fue muy bien logrado y avanzó sin problemas a pesar de las escasas lluvias en la zona. Las siembras tardías están un poco más complicadas, por la escasez de humedad en el perfil a la hora de sembrar, pero pudieron lograr el cultivo.
Hasta hace unos días, todos los cultivos estaban atravesando por etapas vegetativas, donde el impacto del estrés hídrico, según intensidad y duración, afecta en menor medida al rendimiento, que en etapas más avanzadas.
Estos tres factores son los que determinan pérdidas de rendimiento por sequía (intensidad, duración y momento de ocurrencia). Como decíamos anteriormente, a pesar de las escasas precipitaciones, el girasol se mantuvo en buenas condiciones porque los cultivos más avanzados están en lotes de alto potencial y estabilidad.
En tanto, los tardíos se encuentran aun en estadios vegetativos tempranos (V2 a V4). Ayudó la ausencia de calor extremo hasta la fecha.
Planificación
Cuando planificamos los cultivos de gruesa, analizamos varios aspectos, entre ellos densidad de siembra, fertilización, híbridos y fechas de siembra.
La idea de tener fechas de siembras tempranas y tardías consiste en posicionar los cultivos con mayor potencial en fechas tempranas y los cultivos en zonas someras o con mayores probabilidades de estrés hídrico en fechas tardías, posicionando el periodo crítico de los cultivos en momentos con menos demanda atmosférica.
El cultivo de girasol que fue sembrado temprano, a principios de octubre, está entrando en su etapa reproductiva (R1), donde el impacto de la sequía ya no es el mismo que hasta hace unos días atrás. El estrés hídrico afecta la intercepción y la eficiencia en el uso de la radiación, lo cual en esta etapa afecta directamente el número de granos fijados. Se comienza a jugar un partido difícil a partir de ahora.
La sanidad del cultivo es muy buena a la fecha, alentada por la escasez de precipitaciones. Hay algunas aplicaciones tempranas de fungicidas en estados vegetativos para tratar de combatir Phomopsis en lotes con mucha historia girasolera.
La ventaja del girasol con respecto a otros cultivos ante la ausencia de lluvias es su gran capacidad de exploración radical, pudiendo captar agua que otros cultivos no pueden. El problema es que, en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, las recargas de lluvias en invierno y primavera fueron muy pobres. El cultivo no debe tener impedancias físicas para la exploración, como puede ser tosca o piso de arado, por ejemplo.
Este cultivo es muy sensible al estrés hídrico en floración, afectando el número y peso de los granos, como también así su concentración de aceite. Creo que tenemos unos días para poder recibir precipitaciones y poder superar esta situación. Los pronósticos a corto plazo no son alentadores, no solo por la falta de precipitaciones sino por el incremento de las temperaturas sobre fin de año.
El autor es responsable de producción agrícola de Alea y Cía.
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