Entidades del sector advierten que el fenómeno impactará sobre las distintas producciones; fallaron nevadas y lluvias que no llegaron
- 5 minutos de lectura'
El cambio climático dejó de ser una probabilidad hace tiempo. Por la falta de lluvias y de nevadas en la cordillera de los Andes, la región de Cuyo atraviesa una de las peores sequías de las última décadas. Ya se habla de la mayor crisis hídrica desde 2000. Hay un panorama incierto para cerezas, vid, duraznos, tomate, ajo, entre otras producciones.
En la provincia de Mendoza, la merma de agua afectará indefectiblemente las distintas producciones de la zona. En paralelo, en San Juan, la situación también es preocupante. En este contexto, una veintena de entidades del agro de Mendoza emitieron un comunicado para alertar que el déficit de agua para el riego de los cultivos llevará también a una disminución en la producción agrícola.
Para Nicolás Vicchi, subgerente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas (Acovi), el escenario es muy complejo. Se venía de una situación de escasez agravada por el cambio climático y se agudizó por la falta de nevadas y de lluvias importantes.
Si bien el dirigente no pudo hacer una estimación fidedigna de cuál será el porcentaje de merma en la producción, sabe que habrá una afectación. “Por la falta de agua, el riego que se utiliza para la lucha pasiva frente a las heladas no podrá usarse y los productores deberán recurrir al sistema de generación de calor a través de combustible que por el enorme costo, es una práctica reducida. La producción ya viene golpeada con el aumento de los insumos y con la poca rentabilidad que tiene”, dijo.
En el comunicado, las más de veinte entidades de la producción destacaron que, según datos del Departamento General de Irrigación y organismos técnicos, “el área cordillerana de Cuyo demuestra sus niveles níveos más bajos desde el año 2000, dentro de los cuales los últimos cuatro años han estado también por debajo de esos valores”.
“De acuerdo a la información existente hasta hoy, la condición hídrica para la próxima temporada es de las peores conocidas, con precipitaciones níveas muy por debajo de la media histórica”, dijeron.
“De no producirse nevadas en lo que resta del ciclo, la cantidad de agua para riego se verá notablemente disminuida y traerá acarreado una caída estrepitosa en la producción, donde las explotaciones rurales en estado crítico agravarán su situación hacia el abandono”, señalaron.
En este sentido, el director del Centro de Investigaciones de Recursos Naturales del INTA Castelar, Pablo Mercuri, explicó que en el oeste del país, la situación de sequía se da porque en los últimos 12 o 15 años hay menores nevadas en la cordillera. “Este año es aún el menor en nevadas”, afirmó.
En coincidencia, Martín Calafiore, dirigente mendocino de la Asociación de Productores, Empacadores y Exportadores de Ajos, Cebollas y Afines, señaló que hace 10 años que vienen con mermas en las nevadas que año a año agravan la crisis hídrica en la zona.
“El año pasado hubo un buen caudal de nieve que no alcanzó para recuperar napas. Si bien en la provincia la mayoría de las producciones cuentan con perforaciones, el prenderla, sumado al mantenimiento y las reparaciones, se torna muy costoso”, aseguró.
“Por eso se va a sembrar mucho menos y algunos van a abandonar las parcelas. Hay muchas fincas en el este de la provincia que se venden por la poca rentabilidad y los gastos que conlleva cultivarlas”, añadió.
Por último, las asociaciones mendocinas hicieron un pedido para que las autoridades implementen acciones urgentes para afrontar la situación y solicitaron al Departamento General de Irrigación que “instrumente de forma inmediata un plan de emergencia que contemple obras y acciones de mitigación para hacer frente a la temporada 21/22”.
En paralelo, en San Juan, la situación también es preocupante. Productores de ese distrito advirtieron que habrá menos siembra y, por ende, menos cosecha esta campaña. “Vamos a tener hasta un 50% menos de producción en la zona. El panorama hacia adelante es más grave porque los diques de la provincia tienen muy poca agua y están al límite”, dijo Osvaldo Recio, presidente de la Sociedad de Chacareros de San Juan.
“Para colmo, las nevadas tardías que era nuestra esperanza no llegan y no todos los productores están en condiciones económicas para hacer una perforación de agua y les resulta difícil afrontar ese tipo de gastos. Tenemos insumos a precio dólar y vendemos pesos, para muchos esto ya sería la gota que colmó el vaso”, se lamentó.
Recio es tercera generación de pequeños productores. En un principio cultivaba en la zona de Santa Lucía pero hace un tiempo se mudó y siembra en Angaco, donde se dedica especialmente a verduras de hoja. “Si bien viñateros y otras producciones como la aceituna también sufren la falta de agua, los más complicados somos los que hacemos verduras y los productores de ajo porque necesitamos continuidad de riego, donde al menos se debe regar dos veces por semana”, señaló.
En este contexto, el productor sanjuanino recordó cuándo fue la última gran sequía que vivió en la zona: “Tengo 52 años y recuerdo de muy chico, cuando tenía siete años, haber vivido una sequía semejante”.
Recio alertó que no hay buenos pronósticos hacia adelante y detalló que muchos productores que no tienen posibilidad de conseguir un sistema de bombeo van a abandonar la actividad. “Es imposible seguir. Antes renegábamos de los vientos zonda pero ahora rogamos que vengan porque sabemos traen buenas nevadas en la cordillera. Hace ya un par de años que no tenemos el viento zonda fuerte”, describió.
Por último, destacó que se debe tomar conciencia de cómo está afectando el cambio climático y de la escasez del recurso agua y aprender a cuidarlo para que años en venideros no afecte la producción en el campo.
Otras noticias de San Juan
- 1
Nuevas tecnologías: un fondo del agro juntó US$2,8 millones e invirtió en 10 empresas
- 2
Premio: un reconocido toro Angus argentino se coronó subcampeón del mundo
- 3
El panorama de precios para 2025 obliga a diferenciar escenarios por productos
- 4
Opinión. Zonas de exclusión: no es el glifosato sino el asfalto el que mata la vida biológica de los suelos