En medio de una fuerte demanda internacional, en los últimos cinco años en Cuyo se triplicó la producción de pistacho y en Mendoza en particular la superficie creció 10 veces; sus beneficios contra el colesterol, la anemia y su aporte de vitaminas
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MENDOZA.- No es uva ni aceituna. Tampoco tomate. La tierra del sol y del buen vino le sigue abriendo caminos a otras actividades, que no paran de crecer en producción local. Ahora, es el turno del “oro verde”, que explota en demanda en buena parte del mundo, por sus bondades para la salud y es furor, principalmente, en Estados Unidos.
Se trata del pistacho, un fruto seco que crece a pasos agigantados en la Argentina, principalmente en la región cuyana y promete captar cada vez a más consumidores. Así, el cultivo de pistacho viene incrementándose en Cuyo de manera significativa en los últimos tres años, siendo Mendoza la que muestra el mayor salto, más allá de que San Juan lidera históricamente la producción.
Según el Instituto de Desarrollo Rural (IDR), en 2021 -que fue el último censo de frutos secos- había 376 hectáreas de pistachos en Mendoza, mientras que San Juan tenía 2463 hectáreas y La Rioja 200 hectáreas. Al comparar con lo que ocurría en 2017, las cifras son elocuentes: Mendoza contaba solo con 31 hectáreas, mientras que San Juan poseía 775 y La Rioja el mismo número: 200 hectáreas. Si se hace un viaje mayor en el tiempo, la sorpresa es mayor: en 2010 solo había 23 hectáreas de pistacho en territorio mendocino.
De esta manera, en cinco años la producción a nivel nacional y provincial creció de manera significativa. En ese lapso, en el total país, se triplicó la superficie implantada en la Argentina, con más de 3000 hectáreas en la actualidad, mientras que en la provincia de Mendoza creció 10 veces. Eso sí, el impacto fuerte en el mercado comenzará a verse en los próximos cinco años, ya que la planta tarda más tiempo en empezar a dar frutos, con una producción plena a los 10 años.
“El pistacho es el futuro de la agricultura en zonas áridas. En Mendoza se cultiva cada vez más, porque donde crece el olivo, crecen los pistachos”, indicaron desde el Ministerio de Economía de la provincia sobre este alimento que otorga propiedades nutricionales y curativas.
Suma adeptos y consumidores en todo el planeta, principalmente en Irán, Turquía y Siria, pero cada vez más en Estados Unidos y se afianza con fuerza entre los consumidores argentinos, con especial desarrollo en la alta cocina nacional.
En Mendoza hay plantaciones en varios departamentos de la geografía local: Lavalle, Guaymallén, General Alvear, Las Heras, San Rafael, Tupungato y Luján. Según los especialistas, el pistacho requiere un manejo especial durante la cultivación, al igual que al momento de la poda, por lo que los productores reciben constante asesoramiento del IDR, la Asociación de Frutos Secos Mendoza y el INTA.
En diálogo con LA NACION, desde el Ejecutivo provincial, los organismos productivos y las empresas del sector pusieron en valor lo que está ocurriendo con la actividad, haciendo hincapié en los cuidados que debe tener la implantación, ya que el pistacho necesita suelos aireados y profundos para que las raíces puedan explorar bien el suelo.
“Lo ideal es un suelo franco a franco-arenoso y hay que evitar los suelos muy arcillosos con baja permeabilidad de agua, que puede llevar a asfixia radicular y provocar enfermedades en zona de raíces y cuello de la planta”, señalaron.
En cuanto a la humedad, son plantas que prefieren climas áridos y secos. “No hay que olvidarse que son originarias de la zona de Israel, donde el clima es seco”, indican desde las compañías. Los principales jugadores del sector de estas provincias son las firmas Solfrut, DKN Argentina, Frutos del Sol, Pisté, Don Pistacho, Pistacho de los Andes, Finca Boni, Caelum, Martins, San Fermín, Valverde, El Desafío, Benítez, Arru, 4 Quebrachos, entre otros. En la industria aseguran que el 80% de la producción se exporta, principalmente a Chile, Uruguay, Brasil e Italia.
“El pistacho está tomando gran importancia en Mendoza en los últimos tiempos, ya que nuestra provincia cumple con todas las exigencias climáticas para su cultivo. En solo cinco años la superficie ha aumentado de 30 a 350 hectáreas. Esto sucede porque es un cultivo muy demandado en todo el mundo y no hay producción actual que cumpla con esa demanda. Además, es muy atractivo porque, aunque tarda en producir, es muy rentable. Mucho más que la nuez y la almendra, por ejemplo”, comentó a LA NACION Sebastián Halpern, CEO de Masteragua, una empresa dedicada a la venta de plantas de pistachos, con gran experiencia en riego agrícola y uso eficiente del agua.
“Por eso, aunque en este momento es incipiente (de esas 350 hectáreas aproximadamente 50 están produciendo en la actualidad), para la economía local seguramente el pistacho va a ser un gran jugador de aquí a 20 años, como empieza a ser ahora la nuez, que ya tiene muchas hectáreas plantadas, secaderos y plantas con maquinaria para pelarlas, se exporta”, completó el empresario.
Quienes se dedican al rubro señalaron que la principal limitante no es el suelo sino los registros térmicos. “El factor más importante es la temperatura, ya que las plantas de pistacho para tener buena producción y ser rentables necesitan de inviernos largos y fríos y veranos calurosos, así como también un período libre de heladas que no comprometa la floración del pistacho”, explicaron desde el sector.
Por caso, la variedad Kerman, la más difundida y comercializada ya que tiene una alta producción, con pistachos grandes, de buena calidad y organolépticamente los más buscados, necesita 900 horas de frío para tener una buena brotación y 3500 unidades de calor para que el fruto madure bien. Estas unidades de calor se deben calcular de octubre a marzo que es el ciclo vegetativo que tiene el pistacho.
“En nuestra provincia, por lo general esas horas frío se cumplen en todas las zonas. El problema es llegar a las unidades de calor, y por eso el cultivo de pistacho no se adapta bien a lugares con veranos donde las noches son frescas. Las zonas más favorables para Mendoza son zonas como Lavalle, Las Heras, zonas cálidas y que escapen de las heladas tardías”, explicaron los especialistas.
En cuanto al riego, lo ideal es que sea por goteo, porque que permite ahorrar agua. Además, mediante ese sistema es más fácil distribuir de manera adecuada el agua en las cantidades ideales para el cultivo y cada planta recibe los milímetros justos que requiere. Asimismo, se evita la presencia de enfermedades de raíz y cuello de la planta que se producen por agua estancada en contacto con la planta por tiempo prolongado. Otro motivo por el que se recomiendo este sistema es que facilita la incorporación de fertilizantes al cultivo.
El pistacho empieza a dar frutos a partir del cuarto al quinto año, dependiendo de los cuidados y el tipo de plantación, si fue injertada o de pie. Desde el sector indicaron que la plena producción se alcanza a los 10 años, llegando a valores de 5000 kilogramos por hectárea. Actualmente, el kilo de pistacho con cáscara salado y tostado se está vendiendo a $1800 (US$14) y pelado a $2600 (US$20).
Beneficios
Uno de los beneficios del pistacho, al igual que la mayoría de los frutos secos, es que permite combatir el colesterol o las llamadas “grasas malas”, además de albergar importante cantidad de hierro, por lo que es muy recomendado por las personas que padecen anemia, o para aquellas que practican deportes con alta intensidad. También, posee vitaminas E, B2 y B6, que inciden en el estado anímico, lo que ayuda a prevenir o enfrentar los cuadros de estrés. Asimismo, contiene calcio, magnesio, potasio, fibra y antioxidantes, lo que beneficia la salud cardiovascular y es un aliado en el control de la masa corporal.
A tener en cuenta
- El pistacho se planta en un marco de plantación de 6*4 con 416 plantas por hectárea. Necesita de plantas macho y hembra con 10% macho y 90% hembras.
- La poda del pistacho es fundamental para un buen crecimiento de planta y rápida entrada en producción. El pistacho se poda tipo vaso, dejando tres o cuatro ramas principales.
- En cuanto a plagas y enfermedades, es un cultivo muy resistente. Por lo general, no es necesario hacer aplicaciones contra patógenos. Sin embargo, siempre hay que estar alertas ya que puede ser atacado por alternaria, septoria y botriosfaera. En cuanto a plagas, hay que monitorear psilidos, así como también algunos coleópteros que se alimentan de las hojas.
- La época de plantación se recomienda realizarla en septiembre.
- Las épocas de injertación son en noviembre, diciembre y enero.
- Es una planta resistente a la salinidad y aguanta bien la sequía, sin embargo, con un buen riego los rindes son mayores.
Esta nota se publicó originalmente el 11 de agosto de 2022
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