A través de un proyecto de ley que cuenta con dictamen, la provincia apunta a que cese el uso del herbicida en dos años; rechazo de productores yerbateros y de té, entre otras actividades
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POSADAS, Misiones.- El gobierno de esta provincia se encuentra impulsando un proyecto de ley para convertir a este territorio en “libre” de glifosato y otros agroquímicos en un plazo de dos años a partir de la sanción de la norma.
En marzo pasado, Carlos Rovira, exgobernador e impulsor de este proyecto, calificó al herbicida glifosato como “uno de los elementos más dañinos del mundo”.
Hace dos semanas, la Comisión de Recursos Naturales de la Cámara de Representantes de Misiones, que preside Rovira, aprobó por unanimidad el dictamen del proyecto de ley XVI-N°124. que en su artículo 7° “prohíbe la utilización del glifosato, sus componentes y afines en toda la provincia”, estableciendo un período de transición progresiva de dos años.
En su concepción, Rovira apunta a la condición de Misiones como “santuario verde”, que hoy concentra el 52% de la biodiversidad del país y constituye el último manchón de selva paranaense que queda en la región.
El año pasado el exgobernador impulsó dos proyectos en este sentido: solicitó una compensación histórica -equivalente a la mitad del presupuesto anual de Misiones-, al gobierno nacional por preservar la selva en lugar de avanzar para plantar cultivos más rentables como la soja.
También contrató al trader internacional de commodities y energía Mercuria para emitir y comercializar bonos de carbono en el mercado voluntario, un proceso que transita su etapa inicial de medición de las capturas que realiza el monte misionero.
Resistencia de productores
El proyecto por el glifosato encontró la resistencia de pequeños y medianos productores tabacaleros, forestales, yerbateros, tealeros y citrícolas, que lo usan para controlar malezas. “En Misiones randapear -por el nombre comercial de una marca del herbicida- se transformó en un verbo hace ya mucho tiempo”, señaló a LA NACION Patricio Corró, ingeniero agrónomo de Oberá, asesor y conductor del programa Tecnificando el Agro, de Canal Rural.
Para pequeños productores como Cristian Klingbeil, que tiene yerbales y teales en la zona centro el producto es un producto necesario, sobre todo en las plantaciones de té mientras que en la yerba también se usa mucho, aunque ahí busca explorar métodos alternativos.
“No somos defensores a ultranza del glifosato. Hay que mejorar la concientización y enseñar a la gente a trabajar con los herbicidas, entender las graduaciones”, explicó a LA NACION.
La única otra forma de combatir las malezas es tener a peones rurales carpiendo constantemente. Al pequeño productor no le cierra económicamente conseguir “capidores”, mucho menos en estos tiempos donde cuesta conseguir gente para levantar la cosecha de yerba o cítricos. “Los planes hacen que nadie quiera trabajar en blanco”, señaló a LA NACION Ricardo Ranger, productor citrícola que dejó echar a perder 80 hectáreas de limones porque no consiguió mano de obra.
“Nadie quiere usar agroquímicos, pero tenemos que entender la cuestión laboral. El colono usa el glifosato porque no le queda otra”, señaló Héctor “Chacho” Bárbaro, diputado nacional y titular de la APTM (tabacaleros).
Quejas del agro
A partir del dictamen de Comisión en la Cámara de Representantes, distintas agrupaciones de productores salieron a rechazar la iniciativa y pidieron ser convocados a discutir los plazos de la prohibición y las alternativas.
Entre estas cámaras se encuentran los forestales del Alto Paraná (Amayadap), los forestales del sur de Misiones y del norte de Corrientes (Apicofom), la Federación Agraria Argentina (FAA), Coninagro, las cooperativas agrícolas de Misiones (Fedecoop), la Asociación Forestal Argentina (AFOA) y la Confederación Económica de Misiones (CEM), que salieron a expresar sus reparos con este proyecto.
“Evidentemente los intereses políticos van por un camino ajeno a los problemas de los productores, está divorciada de la ciencia y el mundo actual”, afirmó a LA NACION Manfredo Seifert, ingeniero agrónomo y dirigente de la Federación de Cooperativas de Misiones.
El proyecto de ley que impulsa el Gobierno de Misiones, además de prohibir el glifosato, busca promover el desarrollo, producción y comercialización de productos biológicos naturales, conocidos como bioinsumos. Todos afirman que hasta ahora no hay ningún reemplazante igualmente efectivo para decretar la prohibición del glifosato, aunque están dispuestos a trabajar para buscar un Plan B.
“Apoyamos la promoción de bioinsumos de este proyecto de ley, acompañamos plenamente esa idea, pero rechazamos disfrazar en un artículo de esa ley la prohibición de un producto que le ha dado a la producción una herramienta tecnológica muy importante”, detalló Seifert.
“El Senasa y los demás organismos regulatorios demoran entre tres y cuatro años al menos en certificar un bioinsumo alternativo, no se pueden cumplir los plazos de prohibición en dos años como dicta este proyecto”, señaló a LA NACION Federico Landgraff, director ejecutivo de la Cámara Argentina de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe). Esta cámara aglutina a empresas como Bayer, Syngenta, Corteva, FMC, Atanor, YPF, productoras de fitosanitarios.
Hasta ahora, solamente Chubut había avanzando en una prohibición del herbicida en todo su territorio. Pero se trata de una prohibición testimonial, ya que en términos agrícolas no tiene producciones como en Misiones.
En 2015, un documento del Centro Internacional de Investigación del Cáncer (IARC), un organismo de la OMS, catalogó al glifosato como “probablemente cancerígeno”. No obstante, al año siguiente la FAO y la misma OMS consideraron “poco probable” que el producto sea cancerígeno.
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