Pedro Vigneau, presidente de Maizar, dijo que la sequía “potenció” los problemas del sector, como la brecha cambiaria, las retenciones y los cupos para exportar
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El presidente de la Asociación de Maíz y Sorgo Argentino (Maizar), Pedro Vigneau, pidió hoy que el campo tenga un Ministerio, no una Secretaría como en la actualidad. Además, dijo que este año, por la sequía, es muy “duro” para el sector y señaló que lo ocurrido con el clima potenció otros problemas, como la brecha cambiaria, las retenciones y los cupos para exportar que impiden vender al exterior más de lo que define el Gobierno.
Vigneau se pronunció de esa manera durante el Congreso Maizar 2023, que se realiza en el Goldencenter de Buenos Aires.
“Cuando un secretario viaja a otro país se tiene que reunir con un secretario, no con un ministro”, dijo Vigneau en su discurso, que agregó: “No podemos tener una Secretaría”. El reclamo lo hizo ante Juan Manuel Fernández Arocena, jefe de Gabinete de Agricultura, presente en el lugar.
El sector tuvo un Ministerio hasta julio del año pasado, cuando, tras asumir, Sergio Massa se quedó a cargo tanto de Economía como de Desarrollo Productivo y Agricultura. Desde entonces, el secretario del área es Juan José Bahillo.
Vigneau señaló que Brasil tiene un Ministerio y expresó, con Enori Barbieri, vicepresidente de la Asociación Brasileña de Productores de Maíz (Abramilho), participando en la sala: “Sana envidia Enori”.
En su discurso, Vigneau remarcó que fue un año “durísimo para el agro, para las familias”, con “la peor seca en 60 años”. Apuntó que esta situación no hizo más que “poner de relevancia muchas distorsiones”.
Entre ellas enumeró la brecha cambiaria, los derechos de exportación y los cupos. Subrayó que la Argentina es “el único país de América que aplica impuestos a las exportaciones”.
En este marco, cuestionó la eficiencia del gasto que hace la política y señaló, en relación a los productores, que quien perdió todo “tiene que financiar a la política”.
“Me encantaría escuchar cómo vamos a hacer para tener una verdadera república representativa federal”, dijo. “Convivimos todavía con listas sábanas”, apuntó.
Respecto de la cadena del maíz, entre otros puntos Vigneau destacó que tiene más de 4000 usos y, en el caso de la Argentina, posee “la menor huella ambiental del mundo”.
Al momento de hablar, Fernández Arocena no respondió las quejas de Vigneau, elogió la cadena, el potencial y la bioeconomía ligada a la actividad. Sostuvo que Massa y Bahillo se encuentran en China, “de lo contrario” hubieran estado en este evento. Entre varios puntos, se refirió a la labor de una dirección de bioeconomía, y destacó: “La potencialidad de la bioeconomía es verdaderamente inmensa”.
Potencial
“Hoy el maíz es el cultivo más cosechado en el mundo, en el orden de los 1150 millones de toneladas anuales, poco menos que la suma del trigo con 770 y el arroz con 513 que les siguen en importancia. Es clave su gran potencial de rendimiento donde combina su metabolismo C4 con un mejoramiento genético que lleva siglos y un paquete tecnológico actual muy sofisticado”, dijo por su parte Vilella.
El presidente del Congreso destacó el impacto en el empleo en la Argentina: “Solo la cadena del maíz genera 236.000 puestos, más del doble que toda la automotriz de 96.000. Pero si incluimos a las cadenas asociadas, como las de las proteínas animales como bovina, avícola, leche, cerdo, etanol es decir el gran maíz, son 680.000, es decir más que la suma de los 400.000 de a construcción y los 250.000 metalúrgicos”.
Vilella también ponderó la potencia del cultivo, desde el costado de los biocombustibles. En las naftas, que llevan un 12% de etanol, un 6% viene del maíz y el otro 6% de la caña de azúcar.
“Con el 60 por ciento de la producción, unas 30 millones de toneladas, se podría abastecer el 100% de las naftas de todos los vehículos argentinos. Y con el 20% restante duplicar la actual producción de proteínas. Esa es la enorme potencia de la biomasa de granos de maíz que obtienen nuestros productores gestionando adecuadamente la fotosíntesis”, afirmó.
En otro orden, Vilella se refirió al sector como la “vaca viva” y reflexionó”: “Para la bioeconomía, la potente vaca viva nacional, tan injustamente denostada e ignorada, las cadenas del maíz y sorgo argentinos son un pilar insoslayable, están han logrado crecer en los últimos años a tasas internacionales, como producto de un ecosistema productivo que ha generado bioclústeres de excelencia donde la complejidad es abordada desde múltiples saberes que han cocreado ese impacto imitando a la naturaleza donde los sistemas más estables son los más diversos con funciones realizadas por muchos que, finalmente, logran compartir ventajas y oportunidades”.
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