Rama negra, la maleza que amenaza el rendimiento de la soja
Solo en la Pampa Húmeda afecta a unas diez millones de hectáreas. Resiste al glifosato y a los herbicidas
ALS.
Cómo se puede controlar.
La evolución de
la Rama negra
De entre todas las malezas que están mostrando resistencia a los modos de acción tradicionales, la Rama negra es sin duda una de las que más preocupa a los productores de soja. Y es que las semillas de la Conyza, tal su nombre científico, se diseminan por el viento y están prácticamente en todos los campos agrícolas de la Pampa Húmeda.
Desde el sur de Brasil, avanzó primero sobre Uruguay e ingresó a nuestro territorio por Entre Ríos. Entre 2008 y 2012 se diseminó rápidamente por la zona núcleo, donde hoy ocupa unas diez millones de hectáreas, y ahora amenaza también al norte del país. La Rama negra preocupa no solo por la dimensión del área que ocupa, sino también por su capacidad competitiva, que puede afectar hasta en un 50 por ciento el rendimiento del cultivo de soja.
La especie presenta una sorprendente adaptación a la siembra directa, por lo que encontró un ambiente muy favorable en los sistemas agrícolas sin remoción de suelo, que en la Pampa Húmeda representan alrededor de un 80 por ciento.
INICIO DESDE 2008
ESPECIE Coniza
TRASLACIÓN A través del viento, desde el este
EXTENSIÓN 10 millones de hectáreas afectadas
PROYECCIÓN Puede afectar hasta un 50 % de los cultivos de soja
Nuevas
estrategias
Cuando las poblaciones de Rama negra empezaron a mostrar resistencia al glifosato, se generalizó una estrategia de control basada en el grupo de herbicidas inhibidores de la enzima ALS. Aunque muy buenos en un principio, hoy también van perdiendo eficacia. Esta resistencia múltiple obliga a la industria a desarrollar productos con nuevos principios activos y a pensar en otras estrategias.
“Desde que empezaron a aparecer todos estos problemas de malezas resistentes, el manejo, como asesor y productor, pasó a ser lote por lote. Yo debo tener una historia clínica no de cada campo sino de cada lote. Luego, para controlar estas malezas hay que tratar de combinar herbicidas que tengan distintos sitios de acción.”
Cuenta el ingeniero agrónomo Gustavo Franco, quien trabaja como consultor privado en la zona de Junín.
“Una de las estrategias que aborda la problemática en forma sustentable es la adopción de programas de control. Estos se basan en el uso alternado de mezclas de dos herbicidas que actúan en forma simultánea pero de modo diferente dentro de la planta, y son la herramienta clave que asegura la sustentabilidad de las tecnologías evitando procesos evolutivos de resistencia y la pérdida de las herramientas disponibles.”
Sostiene, por su parte, el también ingeniero agrónomo Rafael Frene, líder de Proyectos Herbicidas para el Cono Sur de Corteva Agriscience.
Texaro, un potente
herbicida para
Rama negra
Entre los herbicidas que combaten la Rama negra resistente a glifosato y ALS en soja se destaca Texaro, de Corteva Agriscience.
Su formulación contiene principios activos que actúan en forma diferente y de manera simultánea sobre la maleza. Uno de ellos es Arylex, una molécula propia perteneciente a un nuevo grupo químico que actúa en un sito de acción dentro de la planta, donde ningún otro herbicida lo hace. El otro es el más conocido Diclosulam.
“Texaro brinda los mejores controles del mercado para esta maleza. El posicionamiento que le damos al producto es de 30 días antes de la siembra de soja porque pensamos que es el momento donde mejor se expresan sus cualidades y características, ofreciendo no solo los mejores controles en posemergencia de Rama negra sino también una excelente residualidad en malezas de hoja ancha y gramíneas anuales”, sugiere Gustavo Ricci, gerente de herbicidas para soja y girasol de Corteva Agriscience.
“En un lote con una Rama negra de 25 o 30 centímetros, que era como si fuera una alfalfa sembrada, mi estrategia fue usar glifosato con Texaro. Hoy no hay ninguna herramienta tan potente en la Argentina”, coincide Gustavo Franco.
Hacia una mayor
sustentabilidad
Más allá del éxito de Texaro, en Corteva Agriscience la búsqueda de soluciones nunca se detiene.
“La dinámica de los sistemas agrícolas nos lleva a cambios permanentes, y de eso no están exentas las malezas”, dice Frene. El desafío es desarrollar productos basados en dos herbicidas que actúen en forma diferente dentro de la planta, una estrategia clave porque si plantas individuales adquieren la habilidad de tolerar uno u otro herbicida, serán controladas por el otro. Tanto Texaro, como el próximo lanzamiento Pixxaro, cumplen con esa premisa.
Otro de los focos de trabajo de Corteva Agriscience es su colaboración con el área científica de HRAC, una institución integrada por empresas del sector de protección de cultivos que promueve la investigación, el diseño de nuevas estrategias de control y la formación de productores y técnicos.
“Si bien ningún herbicida ni tecnología es invulnerable frente a la generación de resistencia, contar con herramientas, utilizarlas en forma racional, y sumar además de diversidad química, también diversidad agronómica (rotación de cultivos, cultivos de cobertura, labores culturales), sin duda dará al sistema mayor sustentabilidad”, concluye Frene.