Los US$650 millones levantados por Indigo Ag, los US$750 millones por Impossible Foods y la acción de Beyond Meat subiendo más del 200% en solo dos meses desde su debut en el Nasdaq muestran el interés de inversores sobre ciertos emprendimientos en agronegocios. ¿Qué factores entran en juego para que eso suceda?
Impulsados por la geopolítica de los alimentos, la sustentabilidad, la productividad o los millennials, surgen proyectos que van desde las soluciones biológicas en la agricultura a producir hamburguesas de origen vegetal a emprendimientos sobre el genoma nutricional que desafía a la industria farmacéutica.
Otras innovaciones incluyen la biotecnología moderna, Agtech & Foodtech, CleanTech, Fintech, Wastetech o Watech.
Una parte importante de estos proyectos es desarrollada por emprendedores que necesitan de incubadoras, aceleradoras e inversores ángeles para arrancar, pero también de otras formas de capital -incluyendo la oferta pública de acciones- para crecer y consolidar el negocio.
El venture capital es una fuente importante para el desarrollo de estos proyectos, pero luego de la fase inicial -donde los requerimientos de capital son mayores-, suele ser insuficiente, especialmente para aquellos emprendimientos cuyo foco es la I&D.
Esa búsqueda de capitales, que resulta casi desmedida porque la cantidad de proyectos muchas veces excede la capacidad de los inversores para procesarlos, termina convirtiéndose en un proceso binario donde unos pasan y otros no.
Aunque también los inversores se equivocan dejando pasar oportunidades, como le sucedió a Union Square Ventures por no haber entendido el negocio de Airbnb o a Benchmark Capital por disentir en la valuación de Google.
Los inversores tienen que diferenciar entre proyectos cuyos productos/servicios puedan traccionar en el mercado generando ingresos y aquellos que al no lograrlo puedan entrar en un frenesí descontrolado por dar en la tecla y en el ínterin convertirse solo en una aspiradora de dinero.
Por eso, cada uno con diferente profundidad de análisis y ponderaciones cualitativas buscan proyectos que tengan un management con trayectoria y know-how para articular un plan de negocios creíble en industrias con potencial. Luego, que los productos/servicios sean innovadores, escalables, de alcance global, con ventajas competitivas y con retornos proyectados atractivos en función de valuaciones realistas.
También entran en juego el marco regulatorio, la mitigación/adaptación al cambio climático o aspectos ambientales, sociales y de gobierno corporativo. Aunque muchas veces, ya en la recta final de las negociaciones, termina siendo la soberbia, la ambición o la simple tosudez de cualquiera de las partes el factor determinante para no cerrar una transacción.
El autor es socio de Grupo Agrarius (www.grupoagrarius.com)