Se trata de María Soledad Aramendi que, con 43 años, es la nueva titular de la entidad; “refleja cómo la mujer se fue incorporando y ocupando espacios y lugares en lo alto de la dirigencia gremial”
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Con 43 años y luego de cuatro años ejerciendo la vicepresidencia, María Soledad Aramendi es la nueva titular de la Sociedad Rural de Rosario. Es la primera vez, en sus 126 años de vida, que la entidad tiene al frente de su institución a una mujer.
“No es poca cosa, refleja cómo la mujer se fue incorporando y ocupando espacios y lugares en lo alto de la dirigencia gremial”, cuenta a LA NACION Aramendi.
De origen vasco, ni bien llegaron de España, sus antepasados se instalaron en el sur santafesino, más precisamente en Villa Cañás, donde se dedicaron al campo. “La familia de mi padre tenía un almacén de Ramos Generales en el pueblo y asimismo trabajaba el campo. La de mi madre era también agropecuaria. En los inicios solo hacían ganadería que era lo que se acostumbraba en la zona, con el tiempo pasamos a una actividad mixta (agrícola-ganadera) y ahora solo tenemos agricultura, pero añoro con volver hacer en los bajos que tenemos algo de ganadería”, describe.
Si bien cuando terminó la secundaria eligió primero la carrera de medicina y luego la de arquitectura (es “casi” arquitecta, dice), la crisis de 2000, las deudas acuciantes del campo familiar y ser única hija la llevaron a “hacerse cargo del campo”.
“Los problemas económicos eran muy grandes, los préstamos se volvieron imposibles y había que cuidar el patrimonio de mi familia. Estábamos en una situación límite, una cuestión de vida porque era lo que nos daba de comer. O lo salvabas o lo salvabas”, dice.
Luego de solucionar esos inconvenientes, Aramendi se encariñó tanto con la actividad que decidió seguir involucrada: la vida le fue marcando el camino hacia sus raíces y allí en el campo decidió quedarse. A la par, continuaba sus estudios: ”Decidí seguir eligiendo esto. Me gustó estar ahí”.
Tras varios años, cuando estaba terminando su carrera, la muerte de sus padres la obligó ahora sí a estar full time con la actividad agropecuaria. En 2008, para compartir experiencias con pares, comenzó a acercarse a la Sociedad Rural de Rosario para en 2013, integrar el Ateneo de la entidad de la que nunca más se fue.
“La experiencia de estar colegas y productores, de viajar a congresos para capacitarme fue muy motivador. Vincularme con gente de manera gremial te va marcando el camino”, detalla.
Luego de varios años en la división de jóvenes y formarse en el gremialismo pasó a ser parte de Comisión Directiva de mayores, primero como secretaria y luego por cuatro años como vicepresidenta. La institución forma parte de Carsfe y de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), donde Aramendi está en las comisiones de medio ambiente.
“Uno se siente acompañado para resolver los problemas de la región, te sumás a pares que tienen los mismos problemas que uno para tratar de gestionar las soluciones, aunque ellas dependan de la voluntad política de turno”, puntualiza.
Para la productora, el gremialismo es trabajar y ponerse la camiseta. “Es perseverancia, lucha y mucho esfuerzo. Tenemos una rural que, al no tener predio, debemos solventar los gastos que tenemos de alguna otra manera”, dice.
Según cuenta, el predio de alrededor de dos hectáreas que tenía la entidad estaba en el Parque Independencia, donde está en la actualidad también la cancha de Club Atlético Newell’s Old Boys. En los 90, la municipalidad no les renovó la concesión del predio y con los años, “las instalaciones se vinieron abajo”.
Para su gestión tiene varios objetivos en cartera. Por un lado, abrir las puertas de la institución para que todos los productores que deseen sumarse lo hagan: “Debemos generar equipos de trabajo propositivos, con un accionar activo y participativo”.
Por otro lado, entiende que se debe mejorar la comunicación del sector. “Ser partícipes de una visión distinta a la que política ideológica muestra, es importante. Es necesario demostrar la verdadera realidad del campo y desmitificar a quinees defenestran y tergiversan nuestra verdad. Somos un polo de trabajo, de producción de alimentos y de generación de divisas. Nuestro capital de trabajo es la tierra por eso que cuidamos a nuestro patrimonio de trabajo”, afirma.
Señala que tanto el país como el campo tienen cuentas pendientes. Para la dirigente, la Argentina necesita una vuelta de rosca “para salir de una vez por todas de esta crisis que tanto tiempo la asecha”. En tanto, el campo necesita grandes cambios para generar las políticas públicas que necesita para crecer. “Solo trabajaron tranqueras adentro y se olvidaron de hacerlo para afuera. Para esto necesitamos gremialistas fuertes y profesionales que trabajen y hagan el lobby necesario para lograr esas políticas públicas que se requieren, como lo hacen otros sectores”, apunta.
“Hay que trabajar estratégicamente y eficientemente para lograr los objetivos. Debemos sentarnos a negociar con el resto de la cadena porque el Gobierno negocia con la cadena no con los productores”, finaliza.
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