A pesar de que las selvas cubren sólo el 7% de la superficie mundial, cumplen un papel fundamental en la sustentabilidad de la vida en la Tierra. Los incendios en el Amazonas en épocas secas suceden año tras año, al igual que en muchas otras selvas y bosques del mundo, son causados en su mayoría por la actividad humana para expandir las fronteras agrícolas y ganaderas, explotar recursos forestales y mineros.
El cambio en el uso de suelo genera enormes cantidades gases de efecto invernadero, contribuyendo al calentamiento global y por ende, afectando el ambiente de todos los ecosistemas del planeta. Eso está poniendo en peligro la vida de muchas especies de plantas y animales, pero también pone en riesgo la supervivencia de nuestra especie. En los últimos 200 años estamos rompiendo un delicado equilibrio logrado en millones de años de evolución.
La preservación de las selvas y bosques son claves para mitigar las emisiones de carbono, la preservación de la biodiversidad, la regulación del clima y del agua. Lo que está sucediendo en el Amazonas y la falta reacción por parte de los gobiernos y los organismos internacionales nos conmueve y nos moviliza.
Pero que "los árboles no nos tapen el bosque". La raíz de este enorme problema global, es el gran crecimiento demográfico, la alta demanda de tierra y alimentos, y los elevados niveles de consumo que tenemos como sociedad.
La explotación de los recursos naturales está sucediendo en todos los lugares del mundo, y son nuestros estilos de vida son los que realmente empujan todos los desequilibrios ambientales. Según los estudios científicos, necesitaríamos los recursos de 1,8 planetas para sostener los niveles de consumos actuales. Y si todos viviéramos como los habitantes de Estados Unidos se necesitarían casi cinco planetas.
Sólo entre ellos y China generan el 45% de las emisiones de carbono de todo el mundo. Y Brasil, pese a tener considerables niveles de deforestación, sigue siendo el segundo país con mayor superficie de selvas, genera apenas el 1,35% de todas las emisiones de carbono y el 45% de su matriz energética proviene de fuentes renovables.
Por eso es importante no solamente preservar, sino también mejorar nuestros hábitos y nuestros niveles de consumo: cuidar el agua, el suelo y las áreas naturales, reducir, reutilizar y reciclar los residuos, cuidar la electricidad, usar fuentes renovables de energía, usar vehículos con motores de combustión lo menos posible, plantar árboles, entre otros. Y sobre todas las cosas, evitar consumir productos descartables y elegir aquellos que dañen lo menos posible el ambiente. Hoy existen muchas empresas que brindan información acerca de cómo fabrican sus productos, que certifican sus prácticas con la norma ISO 14000 y otros sistemas de certificación que avalan que sus sistemas productivos tiene impactos mínimos al ambiente.
Por otra parte, es crucial el acompañamiento de las políticas públicas que suscriban al Acuerdo de París y a los Objetivos del Desarrollo Sostenible de la ONU. Por ejemplo en la Argentina, tenemos leyes que protegen a través de subsidios los bosques nativos, o que fomentan la implantación de bosques cultivados, o leyes como la 22.351 que rige sobre las áreas naturales protegida que representan el 13,1% de toda nuestra superficie.
También es para destacar importantes iniciativas como los recientes proyectos presentados por las diputadas de Juntos por el Cambio, Brenda Austin, para prohibir los plásticos de un solo uso, y el de reposición de nutrientes del suelo de Lucila Lehmann, éste último previamente presentado por el diputado Luis Basterra del Frente de Todos. Otro caso interesante es del municipio de Junín, que recicla 50 toneladas de plásticos por año con sólo siete personas.
Es importante que valoraremos iniciativas en este sentido y exigir a nuestros representantes que trabajen en pos del desarrollo sustentable.
Este doble rol como ciudadanos comprometidos y consumidores responsables será la clave para dejarle a nuestros hijos y nietos un mejor planeta. Es cierto que la conciencia ambiental viene creciendo, y ante casos como los hechos ocurridos en el Amazonas nos movilizamos aún más, pero debemos pasar a la acción. El cambio empieza por nosotros.
El autor es coordinador del Programa de Graduados de la Universidad Nacional del Litoral
Mayco Mansilla
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