Allí desembarcó Sebastián Gaboto en el siglo XVI; luego fue un polo de desarrollo comercial
PUERTO GABOTO.- Puerto Gaboto es un pueblo ribereño bañado por las aguas del río Coronda, ubicado a 60 kilómetros de Rosario. Por sus calles de tierra todavía pasa "el regador", un tanque de agua tirado por un tractor que va mojando sus caminos para que al pasar los autos no levanten polvo y ensucien las casas del lugar.
Un pueblo tradicionalmente pesquero, en donde el pacú, el surubí y el dorado son comidas corrientes, al igual que el pato o la nutria que viven en las islas que están del otro lado del río.
Puerto Gaboto es único por varias razones. Este pueblito olvidado cuenta con una historia que pocos conocen. "Pienso que de acuerdo con nuestra tradición, en la que cuenta más el suelo que la sangre, el primer hecho histórico ocurrido en nuestro territorio fue la fundación del Fuerte en 1527", afirma Amadeo Soler en su libro "Puerto Gaboto". Fundado el 9 de junio de 1527 por Sebastián Gaboto, aquí se construyó el famoso fuerte Sancti Spiritu.
Primera población
"Gaboto es la primera población española en América del Sur. Los españoles ya habían pisado el Sur, pero no con la intención de poblar. Gaboto sí tuvo esta intención. Tiene entidad propia para ser un pueblo, cosa que otras expediciones no tenían", aseguró Ricardo González, profesor de historia del lugar.
El 10 de diciembre de 1529 el fuerte es destruido por los indios que habitaban esa zona. Desde entonces se trasformó en el lugar de paso de diferentes expediciones, y tomó diversos nombres, pero siguió estando como referencia de paraje para los navegantes que venían a esta tierra.
Puerto Gaboto se transforma en pueblo oficialmente recién en 1891, cuando se realiza el trazado oficial. A partir de entonces comienza a tener un gran crecimiento económico, derivado de la instalación de una curtiembre, un saladero y un puerto ultramarino. Empieza a funcionar un importante hospital y, cuando Sarmiento comienza con las escuelas normales, al poco tiempo se funda la de Gaboto, en 1887.
El tren recién llega ya avanzado el siglo XX, cuando se extiende un ramal desde Maciel hasta el puerto de cargas de Gaboto. Entre 1940 y 1945 se instaló "el trencito" de trocha angosta para llevar pasajeros hasta Maciel. "El tren venía de Maciel y llegaba hasta el puerto, donde cargaba los cereales", recuerda Alcibíades Gutiérrez, de 84 años, que dejó de ser pescador hace algunos años.
Sobre las calles de tierra se levantan fachadas de casas importantes, que demuestran pasadas épocas de esplendor y fueron realizadas por distintos escultores europeos.
Con un pasado grandioso y miles de historias, hoy Puerto Gaboto paradójicamente ya no es más puerto. Cuando en 1930 decae el comercio, las instalaciones comienzan a abandonarse y se produce un incendio, que algunos califican de intencional. A partir de esta fecha sigue funcionando, pero sólo como puerto de cabotaje. "En el 45 cerró definitivamente, lo desmantelaron todo, lo llevaron, comenzaron de a poco, y después no quedó nada", contó Julio Ríos, un antiguo pescador de 88 años.
Para Ricardo González, la decadencia real del pueblo comienza con la vuelta a la democracia: "Yo veo la decadencia a partir de 1983. Yo no sé si es producto de la falta de imaginación de nuestros dirigentes, que no supieron leer cuáles eran las alternativas económicas para Gaboto, o si es la propia idiosincrasia de la gente, que no busca un desarrollo, como lo buscó la pampa gringa -explica-. Lo que sí sé es que Gaboto quedó estancado."
Hoy Gaboto es un punto de la historia que pocos argentinos conocen. Conocer Gaboto es conocernos a nosotros mismos, porque es aprender sobre el origen de quienes fundaron esta tierra.
Leyenda de la destrucción
La leyenda de Lucía Miranda es parte de la historia de Puerto Gaboto. Según cuentan, ésta sería la causa de la destrucción del fuerte Sancti Spiritu, hacia 1529.
Ricardo Gonzáles dice que todo comienza con Ruiz Días de Guzmán en 1610. "Este paraguayo escribió un poema que se llama Argentina e intenta contar un poco la historia de la conquista y del Virreinato. Allí incluye la historia del Fuerte Sancti Spiritu, planteando una historia europea traída acá", dice.
La leyenda cuenta la historia de Lucía Miranda, una andaluza perteneciente a una familia noble que se enamora de un soldado, Sebastián Hurtado, en 1524. Como la familia se opone a este romance, entonces deciden huir y casarse a escondidas, para lo que resuelven unirse a la expedición de Gaboto al camino de Magallanes, que terminaría llegando a lo que hoy es Puerto Gaboto.
Había en esta zona dos caciques de la tribu de los Coronda, Siripo y Mangoré. El cacique Mangoré se enamora de Lucía Miranda y busca el amor de ella, pero es rechazado y esto sería la causa, según Ruiz Díaz de Guzmán, para que los indios terminaran destruyendo el fuerte, que atacan aprovechando la ausencia de Sebastián Hurtado.
Los indios matan a sus moradores y raptan a Lucía Miranda. La tragedia se agrava cuando el hermano de Mangoré, Siripo, también se enamora de la joven, y aprovecha la batalla para matar a aquél y quedarse con la española.
Cuando Sebastián Hurtado vuelve y se encuentra con esta situación, se va en busca de su mujer, mientras sus compañeros deciden volver a España.
Al encontrarse con la tribu, es tomado prisionero y casi muerto, hasta que Lucía intercede por él frente a Siripo. Sebastián Hurtado se queda a vivir allí con la condición de no convivir con Lucía, que ahora es mujer de Siripo. Sebastián respetó la condición un tiempo, pero luego volvió a los brazos de Lucía, hasta que fueron descubiertos y condenados a muerte.
La trágica historia termina con Sebastián Hurtado muerto a mazazos y Lucía Miranda quemada viva, colgada de un árbol. "Estas imágenes se repiten en varios poemas europeos: la mujer colgada en un árbol y quemada, como Juana de Arco; y la otra cuestión del amor despechado, la lucha para escaparse de la guerra de la familias, como Romeo y Julieta", asegura Ricardo González.
El 9 de junio de 1527 se produce la fundación y el 10 de diciembre de 1529 es la fecha aproximada de destrucción del fuerte. A partir de ese momento sólo quedaron ruinas, hasta que, hace pocos años, se reconstruyó.
Nunca fue comprobado que en la expedición de Gaboto viajase una mujer, pero sí existen documentos que prueban la existencia de Sebastián Hurtado. No hay pruebas fehacientes de que la leyenda sea real, pero es conocida por todos los que habitan este histórico pueblo.