En la cumbre climática de Bakú, Azerbaiyán, se hizo énfasis en la necesidad de un trabajo conjunto para no caer en regulaciones que afecten la producción
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BAKÚ, Azerbaiyán.- Desde el lunes pasado, esta ciudad, la más poblada del Cáucaso, late al ritmo de intensos debates. En la Conferencia de las Partes (COP29), delegaciones de más de 190 países se vienen reuniendo para discutir cómo financiar y acelerar la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, el Estadio Olímpico de esta capital no solo aloja a representantes gubernamentales, sino que se ha transformado en un espacio donde actores de diversos sectores, incluidos el agropecuario, debaten el impacto de sus actividades en el medio ambiente.
En este contexto,expertos de América Latina hicieron un llamado a la cooperación para enfrentar el “proteccionismo verde”, con el fin de evitar que las regulaciones se conviertan en barreras de acceso a los mercados internacionales y en críticas injustas hacia la ganadería. Coincidieron en la necesidad urgente de redefinir estrategias para enfrentar los desafíos climáticos y económicos, especialmente en América Latina, una de las regiones más vulnerables al cambio climático.
Isabella Teixeira, exministra de Medio Ambiente de Brasil, destacó la necesidad de una acción política conjunta en este sentido. “Debemos entender que la región tiene un papel que desempeñar en la lucha contra el proteccionismo verde. Esto no tiene sentido, pero es parte de las reglas a corto plazo en algunas naciones”, afirmó durante un evento en La Casa de la Agricultura Sostenible de las Américas, el pabellón del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) en la COP29.
“La región debe fijar una agenda innovativa en la negociación por el cambio climático, que es esencialmente política y no solamente está presente en las Conferencias de las Partes (COP) de la Convención, sino también en ámbitos como el G20, el G7 o el Foro de Davos”, agregó.
La exfuncionaria subrayó la importancia de redefinir las estrategias: “Nuestro enfoque tradicional no ha sido suficiente”. Agregó: “Necesitamos nuevas formas de colaboración entre el sector privado y el público, para comprender cómo avanzar. Pero, en primer lugar, porque nuestro enfoque tradicional frente al cambio climático no ha sido suficiente”.
“El cambio climático ya no es una amenaza futura, sino una realidad que está ocurriendo ahora mismo con eventos extremos que exponen a la región a riesgos cada vez mayores. Por eso necesitamos entender cómo unirnos, incluso de forma gradual, para combatir el aumento de las temperaturas y evitar que sigan subiendo”, apuntó.
La exfuncionaria también resaltó el aumento insostenible del uso de recursos naturales, que ha crecido un 6% desde 2006, lo que exige mejorar las capacidades institucionales y científicas para producir más alimentos con menos recursos. “Necesitamos demostrar nuestras capacidades, tanto en el sector público como en el privado, para entender esta nueva forma de avanzar juntos. En mi opinión, el futuro está en el presente. Este es el gran desafío para nosotros”, remarcó.
Las preocupaciones de Teixeira fueron respaldadas por José Abelardo Mai, ministro de Agricultura y Seguridad Alimentaria de Bélice, quien destacó la enorme presión que enfrentan los productores con el cambio climático. “Los agricultores están perdiendo y, por otro, están haciendo grandes esfuerzos para mitigar los efectos del cambio climático. Esta es una actividad muy cara, millones de dólares. Por eso es importante que las personas que han firmado acuerdos lo tomen en serio”, apuntó.
“La seguridad alimentaria no solo es producir alimentos, sino que los alimentos sean asequibles. Si la gente no puede pagar los alimentos, entonces ya no hay seguridad alimentaria. Y el mayor gasto que los agricultores deben hacer para mitigar los efectos del cambio climático es el costo de la comida”, agregó.
Hubo también un fuerte reclamo de que los productores sean parte de estas negociaciones. “Escuchar a los agricultores es el único camino que debemos seguir si queremos aumentar su capacidad de contribuir a esta causa”, dijo Luisa Volpe, representante de la Organización Mundial de Agricultores (WFO).
“Agradecemos a aquellos que presentan programas e iniciativas para el sector, pero si no escuchamos a los productores primero, no podemos pretender llevarles herramientas y luego esperar que las implementen sin más”, agregó.
Melda Bacudo, de la FAO, también destacó la importancia central de la agricultura para enfrentar los desafíos globales, especialmente en lo que respecta a la mitigación del cambio climático. “No podemos depender únicamente de los bosques como sumideros de carbono para cumplir con los compromisos del Acuerdo de París. Los agricultores son fundamentales y deben estar incluidos en los NDCs [Contribuciones determinadas a nivel nacional]”, afirmó.
Para Muhammad Ibrahim, director de Técnicas de Cooperación del IICA, la región no solo enfrenta vulnerabilidades por el cambio climático, sino también por factores sociales. “Debemos atraer a más jóvenes al sector y aumentar el enfoque de género. La agricultura puede ser un motor de prosperidad rural, pero necesitamos fortalecer el liderazgo rural y promover la igualdad de género”, señaló.
En este contexto, puso el énfasis en la necesidad de dar más impulso a la ciencia y la innovación para promover la adaptación al cambio climático a través, por ejemplo, de modificaciones genéticas que sirvan para adaptarse a la escasez de agua.
Señaló su preocupación por el cuestionamiento que se hace a la ganadería: “La discusión sobre la ganadería y su impacto en el medioambiente y la reconfiguración de los sistemas alimentarios debe centrarse en el consumo sostenible, la trazabilidad y las etiquetas de carbono”.
“La integración de la ganadería con los cultivos, como hemos visto en el caso de la soja y lo que ha hecho el potencial de la innovación para mejorar la situación de los pequeños agricultores es enorme”, remarcó.
Michael Kremer, Premio Nobel de Economía 2019 y embajador de Buena Voluntad del IICA para el Desarrollo Sostenible, se refirió como “a un costo muy bajo” la digitalización que puede ayudar a los pequeños productores a acceder a información, compartir conocimientos y mejorar su acceso a mercados.
“En Ecuador, por ejemplo, la difusión de mensajes de texto sirvió para que los productores de papa fueron mucho más eficientes en el manejo de pestes y enfermedades. En Colombia los teléfonos inteligentes han servido para hacer llegar información muy precisa sobre las condiciones meteorológicas que ha cambiado las prácticas de los productores”, destacó.
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