En el Agribussiness conference, organizado por la Cámara Argentina de Comercio de Estados Unidos en la Argentina (AmCham) se mencionó que cuanto más respeto haya en ese aspecto, se podrá esperar más inversión del agro
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Tras el fallido intento de parte del Gobierno por adherir al Acta de la Upov-91 a través de la Ley Bases, empresarios y legisladores del sector agropecuario insistieron en la necesidad de impulsar la protección de la propiedad intelectual y la necesidad del tratamiento de una ley de Semillas en la Argentina. La garantía de los derechos de obtentores de nuevas variedades vegetales y el uso de esas semillas por los productores, coincidieron, será un motor clave para la innovación en el agro, esencial para atraer inversión y mejorar la productividad en el país.
En el marco del Agribusiness conference 2024, organizado por la Cámara Argentina de Comercio de Estados Unidos en la Argentina (AmCham) en el hotel Alvear, funcionarios, legisladores y CEOs de las principales multinacionales del sector agropecuario coincidieron en advertir por la falta de un marco legislativo. Remarcaron en que es fundamental contar con una regulación moderna que apoye el desarrollo del sector productivo. Esto afecta fundamentalmente a la soja, al trigo y a las legumbres que, por sus características biológicas, sus granos pueden utilizarse como semillas para la siguiente cosecha con pérdidas mínimas de poder germinativo.
Juan Farinati, presidente y CEO Cono Sur de Bayer, observó que la propiedad intelectual es fundamental, porque el reconocimiento siempre va a tener un correlato positivo de impacto en innovación y, por ende, en valor para todo el sector y el productor. “Cuanto más respeto por la propiedad intelectual haya, se puede esperar que haya más inversión, innovación y mejores productos para que los productores produzcan. Claramente, la Argentina necesita una normativa o un conjunto de normativas mucho más moderno que se aggiornado a la tecnología que hoy existe”, expresó.
“En lo que se refiere agricultura tenemos mucho foco en genética y biotecnología, pero hoy también hay nuevas herramientas como la edición génica y otras que van a permitir más disponibilidad de innovación, para que llegue de manera fluida tiene que haber una normativa moderna que incentive a las compañías a invertir en la Argentina”, añadió.
En esa línea, Juan Lariguet, presidente de Corteva Agriscience Cono Sur, agregó que reconocer la propiedad intelectual es la mayor inversión para el futuro. “Es el principal motor de innovación porque nos desafía todo el tiempo a estar superándonos. Valoramos cualquier tipo de esfuerzo que pregone el reconocimiento de propiedad intelectual. De hecho, en la Argentina tenemos un gran ejemplo, donde a través de un sistema de acuerdos entre privados que tiene por nombre Sembrá Evolución, estamos logrando el reconocimiento de la propiedad intelectual en tecnología y genética de autógamas. Un sistema de licenciamiento y sublicenciamiento entre productores e industria, basados en el sistema legislativo, pero a partir del cual la Argentina hoy está volviendo a disfrutar de tener inversión en mejoramiento genético de soja, y en poder acceder a las tecnologías de vanguardia que existen en el mundo”, afirmó.
Minutos antes de subir al escenario, el secretario de Agricultura, Sergio Iraeta, agregó que desde el Gobierno están trabajando sobre las bases que hoy tienen. “Hay una ley de Semillas. No es la mejor ley, pero es lo que tenemos, y lo que estamos haciendo es juntar al sector privado, tanto productores como obtentores, para tratar de encontrar una solución que convenga a todos. Estamos trabajando con lo que tenemos; es evidente que necesitamos tecnología, actualización de germoplasma. Es importante que la regulación y la legislación ayuden a que eso crezca, a que eso funcione”, señaló.
Es claro que por ahora no se está avanzando en un proyecto de reforma de la ley de Semillas, pero el funcionario remarcó que se está trabajando con las resoluciones vigentes y los contratos entre privados. La idea es respetar la propiedad intelectual. “No creo que los contratos entre privados llegue a ser el 100%, pero la solución va por ver qué es lo que necesitan los productores y qué es lo que necesitan los obtentores para que tengamos buena semilla. Lo que busca el gobierno es que haya más producción, más exportación, y para eso necesitamos regulaciones y legislaciones normales, como las que usan la mayoría de los países del mundo”, resumió.
Entre comentarios de pasillos, empresarios y productores resaltaron que hoy el problema de la propiedad intelectual en semilla no se puede solucionar con la adhesión a la Upov-91, sino que tiene que haber una ley específica de propiedad intelectual. Vale recordar que a través de la “Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos”, que entró al Congreso, pero no prosperó, el gobierno intentó adherirse al Acta de la Upov-91 que protege la propiedad intelectual de los obtentores públicos y privados, generar ingresos para continuar invirtiendo en nuevas variedades y garantiza el uso propio por parte de los agricultores.
Durante su intervención en el evento de la AmCham, el secretario de Coordinación de Producción del Ministerio de Economía, Juan Pazo, recordó que a principio de año, cuando asumieron en el Gobierno, presentaron la adhesión al Acta de la Upov-91. “Se está trabajando con la normativa actual para poder brindar seguridad porque entendemos que la utilización de semillas de última generación también tiene que ver con la competitividad y la productividad”, completó.
Mientras tanto, el diputado nacional por Entre Ríos Atilio Benedetti (UCR), resaltó que han expuesto esta situación en varias oportunidades desde el Poder Legislativo, ya que para que crezca el sector y la productividad hace falta la protección a la propiedad intelectual. “Lo que se omite en general es centrar cuál es el problema que tiene la producción argentina para poder incorporar no solo propiedad intelectual, sino todo el paquete tecnológico que le haga aumentar la productividad: es la pesada carga de las retenciones”, ratificó.
En ese aspecto, agregó que no se puede comparar la producción de soja de Brasil y de Estados Unidos, cuando no tienen ninguna detracción del precio, con la producción argentina, donde un tercio del precio se lo queda el Estado. “Con los dos tercios restantes, el productor tiene que hacer milagros para cumplir con todas sus obligaciones, repartir con esos dos tercios todos los costos, y para tener alta productividad la genética es muy importante, pero también es muy importante la nutrición. Tenemos esquemas restrictivos del uso de fertilizantes, hacen falta también las buenas prácticas y tenemos esquemas restrictivos. Todo esto se debe a la presión a la que está sometida la producción agropecuaria argentina”, sostuvo.
Esto, aclaró, no es culpa de este Gobierno, sino que es un tema que viene de décadas. “Ahí es donde tenemos que resolver. Dentro de ese esquema, la propiedad intelectual también debe ser considerada, pero no puede ser que siempre salga del campo, porque no da más”, cerró.
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