Definir los próximos cultivos a sembrar requiere un análisis integral y objetivo
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La campaña agrícola 24/25 comienza y el interrogante de qué cultivos hacemos aparece nuevamente. Dentro del baúl de los factores a analizar cada campaña empezamos por cómo estamos y qué nos indican los pronósticos y precios.
En el cómo estamos analizamos nuestra situación financiera, nuestra situación en cuanto al agua en el perfil (y su capacidad de permanencia dependiendo de la calidad del ambiente), los costos y los precios de los granos.
Por la época del año en la que estamos la primera pregunta es si encaramos la fina o no. Si bien el precio del trigo está bastante más tentador que hace apenas un mes, es necesario evaluar muy bien su inclusión en base al conocimiento de todos los ambientes que disponemos en nuestros lotes.
Esto porque si el año se termina manifestando como dicen los pronósticos y volvemos a una Niña hay que empezar a administrar esa agua del perfil desde ahora.
Si queremos hacer gramíneas y entendemos que nuestra calidad ambiental no tiene problemas en sostener esa humedad actual del perfil hasta la siembra de maíz, debemos analizar dos estrategias que contemplen maíz temprano versus trigo/soja con algunas especulaciones.
Suponiendo un acierto del pronóstico estaríamos frente a una campaña donde escaseen las precipitaciones y quizás el éxito de la fina se pueda dar, pero sería incierto el desarrollo de los cultivos de segunda. Sabemos también que el maíz se puede sembrar temprano en septiembre y que correlaciona muy bien esa agua al inicio del cultivo con rendimiento, a su vez la siembra temprana seria la estrategia más segura para escaparse al tan temido achaparramiento del maíz.
Si el año se termina manifestando como dicen los pronósticos y volvemos a una Niña hay que empezar a administrar esa agua del perfil desde ahora
Si bien las bajas de los fertilizantes favorecerían las dos estrategias de inclusión de gramíneas, la mejora en el precio del trigo a diciembre estaría de alguna forma empezando a posicionar bien al cereal de invierno.
Ambiente
Otro punto importante del análisis inicial es la calidad ambiental para sostener esa humedad. Si estamos en ambientes en los cuales no nos garantizan poder sostener esa humedad hasta la primavera por diferentes limitantes que presenta, la mejor alternativa es el aprovechamiento de esa agua disponible en el perfil durante el invierno aprovechando la baja demanda ambiental de la estación y el eficiente uso de esa humedad que puede efectuar el trigo.
Existe también bastante incertidumbre en cuanto a qué va a pasar con la definitiva intención de siembra del maíz, situación que no creo tenga un horizonte claro hasta agosto donde sus alternativas posibles de asignación diferentes sean sorgo, girasol o soja para enfrentar la gruesa.
En base al “miedo a la chicharrita” hay numerosos productores que esperan mejores condiciones comerciales para decidirse a maíz y especulan con mejores precios de las bolsas de híbridos para esa fecha, época en la cual también quizás esté más claro el escenario del “patosistema” frente a la campaña.
La soja de primera parecería ser la más beneficiada a priori frente a todo este río revuelto, no solo en cuanto al escenario estrictamente productivo sino frente a la incertidumbre económica nacional e internacional. Presentando no solo una inversión menor en cuanto a genotipo y fertilización, sino también sin grandes amenazas fitosanitarias en el horizonte.
Si bien es verdad que el cultivo de soja viene experimentando numerosas dificultades en cuanto a controles de malezas principalmente, que han elevado sus costos, estos sin llegar a alcanzar a los de las gramíneas otorgando mejores análisis de renta.
Y en un país donde la mayoría de la tierra trabajada es alquilada el análisis de la rentabilidad de los cultivos a realizar, independientemente de sus márgenes brutos, es vital para decidir la asignación de cultivos por campaña y frente al horizonte de riesgos de precios, costos y sanitarios la soja vuelve a aparecer como una alternativa de menor riesgo.
Obviamente el análisis es bastante más profundo en cuanto a necesidades, posibilidades, ambientes, zonas, etcétera que cada productor tenga para enfrentar esta campaña 2024-25 y tampoco hay una única recomendación o receta de qué hay que hacer. Pero si es fundamental, aunque sea un breve análisis de su situación particular y no dejarse llevar por miedos sin fundamentos ni situaciones traslocadas de otros ambientes.
El autor es asesor de productores
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