En la Semana del Huevo, el presidente de la Cámara Argentina de Productores Avícolas (Capia) dijo que la carga impositiva afecta los costos de las granjas; el consumo está en un pico histórico, afirma
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En un contexto en el que el sector avícola enfrenta distorsiones impositivas que afectan su competitividad, la Cámara Argentina de Productores Avícolas (CAPIA) insistió en la necesidad de eliminar el IVA del 21% que actualmente se aplica al huevo. En comparación, otras proteínas animales solo tributan el 10,5%.
En dialogo con LA NACION Javier Prida, presidente de la entidad, enfatizó que esta carga impositiva no solo aumenta los costos de producción, sino que también perjudica la competitividad en los mercados interno y externo. Además contribuye a que muchos productores operen en la informalidad, lo que a su vez genera una pérdida de recaudación para el Estado.
Asimismo aseguró que la presión impositiva también impacta en la competitividad del sector, que corre riesgo de perder presencia a nivel internacional. Actualmente, solo el 2,6% de la producción de huevos se destina a la exportación, distribuyéndose en unos 14 destinos, a pesar de contar con 53 mercados habilitados. Esta limitada presencia internacional se atribuye a la falta de competitividad, provocada por “una matriz de costos muy elevada”. Por ello, se reclama una reducción de la presión impositiva, que incluya una disminución del IVA, así como la oferta de financiamiento para mejorar la competitividad del país. Sin estas medidas, la Argentina podría quedar excluida del mercado global.
Con motivo de la Semana Mundial del Huevo, que se celebra del 7 al 11 de octubre, Prida dialogó con LA NACION sobre la situación del sector y los desafíos que enfrenta. “Hoy día, el consumo está ágil, dinámico. Te diría que está en niveles históricos, porque realmente seguimos creciendo. Todo lo que se aumentó a nivel productivo en cantidad de animales y en rendimiento en cantidad de unidades producidas por animal nos lleva a decir que estamos en un pico histórico, superando los 352 huevos per cápita”, dijo.
Prida señaló que esta dinámica se debe, en gran parte, “a los atributos del huevo”, ya que el 84% de los consumidores elige este alimento por sus beneficios nutricionales. Además agregó que hay un un 16% que indica que lo consume porque reemplazó por un tema de precios porque que el huevo es una buena proteína de reemplazo al resto de las otras proteínas.
Teniendo en cuenta eso, Prida expresó su inquietud por el consumo de huevos a largo plazo. “Estamos contentos, aunque con algunas preocupaciones”, dijo. Aunque ahora las ventas son buenas, alertó sobre una posible caída futura. Aclaró que los huevos son “poco sensibles a las subidas de precios, pero muy sensibles a las bajadas”, ya que son un producto perecedero. Dio como ejemplo que detectaron que hay un grupo de personas mayores de 50 años están consumiendo más huevos por su necesidad de proteínas, pero si mejoran su situación económica, “preferirán comprar carne en lugar de huevo”, lo que podría afectar las ventas de este producto.
Prida destacó que los productores de huevo en la Argentina han avanzado en la incorporación de tecnología, logrando una notable integración en la industria. “Los establecimientos operan con tecnología de punta y un fuerte compromiso hacia el bienestar animal, cumpliendo con las normativas de la Organización Mundial de la Salud Animal y la legislación del Senasa”, señaló. “Hoy, el productor está muy comprometido con los animales, la sociedad y los empleados, mostrando una mayor conciencia que hace 15 o 20 años”, dijo.
Prida también mencionó el crecimiento de tiendas que venden exclusivamente huevos, señaló que el 7% de la producción nacional se comercializa de esta manera, en comparación con el 1% de hace siete años. “Nosotros creemos que para 2030 más de la totalidad del huevo que se consume en Argentina será vendido directamente del productor al consumidor”, finalizó.
Por otro lado, respecto de las necesidades del sector, además de la baja del IVA, planteó la necesidad de normativas que regulen la producción agrícola de manera integral, como las que existen en países como Chile y México. “Hoy, muchas cosas dependen de las posibilidades que pueda o no hacer el Senasa. Si el Senasa no puede, directamente no se hace. Creemos que eso se puede reemplazar, como lo han hecho en México, Chile y Colombia”, indicó.
Por último, abordó la necesidad de financiamiento para competir en mercados externos. “Hoy, Perú sale a vender a seis u ocho meses con carta de pago. Brasil, Ucrania y Turquía también lo hacen a un año. Por eso para nosotros es muy difícil competir estando geográficamente muy lejos, con costos laborales terribles y con una matriz impositiva muy, pero muy abrumadora”, expresó. “Si no podés financiar a tus clientes, no te compran. Por eso si le bajan el IVA al productor y le dan financiamiento, hay más posibilidad de que haya más mercadería para exportar”.
Por otro lado, manifestó su preocupación por la cada vez menor cantidad de personas dispuestas a trabajar en las granjas. Además, señaló aquellos que muestran interés en hacerlo hay veces que carecen de la capacitación necesaria para manejar la tecnología que actualmente se utiliza en los establecimientos.
“Necesitamos personas con una formación mínima; lamentablemente, muchos jóvenes no quieren ir al campo. Y los pocos que quieren no están del todo preparados para entender lo que implica un proceso biológico o para realizar cálculos matemáticos. Esta falta de preparación limita a los productores en la búsqueda de mano de obra, lo que representa un gran problema”, advirtió.
Otro problema con el que se encuentran, indicó, es la sucesión de empresas. “Hoy, los padres quieren pasar sus negocios a sus hijos, y estos no están interesados. Tenemos varios ejemplos en la cámara, siete empresas cuyos padres están buscando compradores o tratando de salir del negocio porque sus hijos no quieren seguir en el sector”, explicó Prida.
Las razones detrás de esta falta de interés son diversas. “Muchos jóvenes optan por otras profesiones, algunos han viajado al exterior y han decidido establecerse allí, y otros se están formando en áreas que no tienen relación con la agricultura”, dijo.
El presidente de CAPIA destacó que las granjas han cambiado drásticamente. “Están muy tecnificadas, con una gran incorporación de tecnología, lo que implica procesos más industrializados y un esfuerzo prácticamente nulo. Antes, recogíamos los huevos a mano; ahora, casi el 80% de los huevos producidos en Argentina son tocados por la primera persona que los consume”, señaló.
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