En la reciente exposición de Apronor, productores de Tucumán expresaron las dificultades que enfrentan para llevar adelante la campaña agrícola; con una recuperación del maíz, el aspecto sanitario se volvió clave
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Hace más de medio siglo que en esta época Pablo Ayala se prepara para iniciar la cosecha gruesa en Tucumán. Este año cree que fue una buena decisión haber sembrado más maíz que soja, que en los últimos años tantos dolores de cabeza le trajo. Al independizarse de su familia, con solo 20 años, comenzó sus primeras campañas con caña de azúcar, para luego continuar con otros cultivos. Desde entonces acostumbra a hacer rotación, pero para esta temporada en muchas zonas sembró maíz sobre maíz, está cansado, por ejemplo, del picudo, un insecto que en la región se ha vuelto imbatible.
“Tuvimos que empezar a aplicar fitosanitarios todas las semanas que solo sirven para reducir la población. Es decir, a nosotros nos sigue aumentando el costo y el cultivo sigue sufriendo daños. Además, en el norte ahora es más rentable hacer maíz, es más fácil cubrir los costos de producción”, remarca Ayala, acompañado por los productores y hermanos Eduardo y Natalio Martínez.
Esta plaga no es a lo único a lo que se enfrentan los productores del norte, quienes, durante el recorrido de en la última edición de Expoapronor, que se realizó en tierra tucumana y fue organizada por la Asociación civil de Productores Agrícolas y Ganaderos del Norte (Apronor), manifestaron los malabares que hacen para cubrir los costos de producción que los posiciona en desventaja con la región pampeana.
En la misma línea a lo planteado por Ayala, el productor agrícola y ganadero Augusto Battig, presidente de la Asociación de Productores Agrícolas y Ganaderos del Norte Argentino (Apronor), explicó que las condiciones agroecológicas del norte llevan a que el porcentaje de gramíneas, principalmente de maíz y sorgo, que usan los productores en la rotación, sea cada vez mayor para poder alcanzar niveles más altos de rendimiento y cubrir los costos directos e indirectos del productor. “El tipo de rastrojo que dejan esas gramíneas hacen que el próximo año se tenga mayor conservación de humedad en el suelo, así como también el control de las malezas y plagas, como el picudo, un tema clave en el norte”, comentó Batting que produce en la localidad santiagueña de Bajo Alegre.
En rigor, tal como se mencionó, en el caso del picudo, además de que deben repetir todas las semanas la aplicación de los fitosanitarios para disminuir la población, una vez que el cultivo crece, se ven obligados a contratar aviones, algo que encarece aún más el costo de producción porque, por ejemplo según detalló el productor Ayala, cuando trabajan con maquinaria propia, el costo es de aproximadamente de US$2/ ha, mientras que al contratar una aeronave se eleva a Us$/ha 10.
El aumento de los costos de producción ha llevado a que los productores dejen la siembra directa y vuelvan al manejo tradicional. “En las últimas dos campañas, especialmente, se están haciendo algunos trabajos de laboreo del suelo y se va a un sistema de semi siembra directa o semi convencional. Es decir, se hace un laboreo mecánico para control de malezas. Puede ser con rolos picadores de rastrojo, rastras diamantes”, expresó el productor Gonzalo Blasco. “Es una práctica que va en aumento, de cierta forma tenemos que volver a las viejas prácticas”, agregó Betty.
Un fenómeno que, ambos, coincidieron, que vio reflejado en las últimas exposiciones agrícolas, en donde hubo importante presencia de maquinaria agrícola para labranza y control de malezas de tipo mecánico.
Según detallan en la asociación presidida por Batting, en la campaña 2021/22 con respecto a 2020/21 en los gastos de barbecho a cosecha de soja hubo un incremento del 14%. En tanto, los herbicidas representan entre el 20 y 30% del gasto del barbecho en la cosecha. “Si bien hubo algunos herbicidas como el glifosato cuyo precio creció más del 100%, otros mantuvieron el precio, y la suba del rubro varió entre un 40 y 50%”, precisaron en Apronor. Mientras que en el caso del maíz, con respecto a 2020/21, según el planteo técnico elegido por la asociación, los gastos de barbecho tuvieron un incremento de entre el 19% y 37% en 2021/22.
Por otro lado, el presidente de Apronor remarcó que el contexto de guerra hace más difícil conseguir fertilizantes para tener un maíz con el potencial de rendimiento que buscan. En ese sentido, detallan que para un manejo que considere la fertilización nitrogenada para la dosis de uso frecuente en zona para el maíz, el gasto estuvo en el orden de los 460 Us$/ha. Un aumento del 33% con respecto a 2021, principalmente por la suba de los fertilizantes, entre diciembre de 2020 y diciembre de 2021. La urea incrementó su precio un 136% y el superfosfato un 90%.
Hay coincidencia entre los norteños de que la distancia de los puertos y las plantas de procesamiento es lo que más los posiciona en inferioridad de condiciones con respecto a la zona núcleo. Los granos recorren más de 950 kilómetros para llegar desde Tucumán a Rosario. Eso se traduce en los precios de los fletes que, según los datos aportados en Apronor, hasta el mes en curso, para la soja y el maíz se registró un incremento del 50% con respecto a la cosecha 2020/21, con un valor de 51 US$/T, considerando 50% tren, 50% camión.
“Lo más probable es que el precio siga aumentando. La base del problema está en la falta de infraestructura ferroviaria. Es una vergüenza, estamos cansados de que los proyectos de mejoramiento siempre terminan en la nada”, reclamó el productor Luis Barthaburu. Quien, además, indicó que la región inicia la cosecha más tarde que la pampa húmeda. “Salimos de 15 a 20 días después que la zona núcleo. Eso complica la situación logística porque comienzan a escasear los camiones, los puertos se llenan y es más difícil conseguir lugar para descargar”, agrega el productor, que, además, es dueño de Campoder SRL, una empresa de venta de tractores e insumos para el campo en la zona. Contó que, ante la demora de entrega de maquinaria agrícola por parte de las empresas fabricantes, concreta solo entre un 10 a un 15% de las operaciones que solía realizar otros años.
Combustible
En medio de la cosecha gruesa, la escasez de gasoil preocupa al sector agropecuario argentino, pero en el NOA se suma otro factor. Además del maíz y la soja, los productores deben cosechar el citrus y la caña de azúcar. “Si no hay combustible, estamos muertos. Es muy grave la situación. Hice un pedido a mi proveedor y me dijeron que no tienen. Vamos a la estación de servicio y nos venden de a 20 litros”, sostuvó Rafael Sanchez, productor agropecuario de Burruyacú.
Además, manifestó estar preocupado porque produce caña de azúcar y prevé que con la invasión de Rusia a Ucrania va a haber escasez de combustible. “Los ingenios necesitan hacer funcionar las calderas para separar el azúcar del alcohol y no van a tener con qué hacerlas funcionar”, indicó.
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