En un año complicado por la pandemia, la producción láctea creció durante los 10 primeros meses un 7,6% y alcanzará un nivel anual de 11.100 millones de litros. Sin embargo, el incremento "se debe al arrastre de las inversiones que realizó el sector años anteriores con reglas de juego claras para la actividad".
El dato lo brindó Ezequiel de Freijo, economista jefe del Instituto de Estudios Económicos y Negociaciones Internacionales de la Sociedad Rural Argentina (SRA), que además informó que el precio al tambero cayó en términos reales un 8,5% desde noviembre del 2019, siendo las provincias con más impacto negativo Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, por un aumento en los costos y la suba de alimentos y del dólar.
"En un contexto de pandemia mundial, la leche fue uno de los productos más sensibles, donde en muchos países hubo problemas en la producción pero en la Argentina eso no ocurrió porque venía de un resultado positivo de años anteriores", indicó a LA NACION.
Para el economista, los efectos que tienen los programas de Precios Máximos y Cuidados, impuestos por el Gobierno, sumado a las retenciones, llevan a que el precio que pagan las industrias al tambero no pueda mejorarse, con consecuencias directamente negativas para el sector.
En coincidencia, Máximo Russ, coordinador de la Comisión de Lechería de la SRA, precisó tres factores fundamentales para que la producción comience a despegar. Mencionó: "El fin de los Precios Máximos y de las retenciones y la vuelta a los reintegros a la leche".
"La industria hace sus cálculos y lo que les sobra es lo que decide pagar al productor. Estamos trabajando a pérdida, solo depende de las espaldas de cada uno de los productores para sostenerse en la actividad. Siempre se dijo que un litro de leche debe valer un kilo de soja y dos kilos de maiz: hoy el litro está a $20, un 50% menos de los otros valores", dijo.
En este sentido, en el informe elaborado por la entidad se remarcó que en diciembre y enero próximo debería llegar una recomposición del precio al productor de la mano de la caída estacional de la oferta de leche, "donde el negocio de la exportación tiene margen para que ello suceda".
"El 70 % de la ecuación del productor lechero está vinculada por el dólar. De postergarse esta recuperación, se profundizará el escenario de resultado negativo y con ello la posibilidad concreta que la producción en 2021 presente un nivel de estancamiento o retracción, respecto de 2020", detalló.
Este año, a pesar de que los precios de la exportación láctea están por debajo del promedio de los últimos 10 años (la exportación representa un 25% del total producido), "un consumo estancado en los últimos cinco años impulsa a las empresas a reforzar la salida exportadora".
"Es muy difícil hacer un pronóstico del sector para el año que viene pero las perspectivas no son las mejores para que la producción crezca, donde hace más de 20 años que la producción no crece. Con un 40% más en el precio, la mejora sería automática. Para que la lechería crezca debería ser un negocio y no solo una actividad", indicó Russ.
Por último, de Freijo propuso para mejorar la rentabilidad del sector confluir hacia un esquema de precios al consumidor en condiciones de mercado. También impulsar la capacidad de pago de la exportación para mantener el precio al productor en términos reales, a través de la eliminación de las retenciones, donde el costo fiscal se compensa con los mayores ingresos fiscales generados por aumento de la base imponible de todos los impuestos y de restablecer los reintegros a niveles anteriores del 3% en leche en polvo y del 5% en quesos.
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