Por la falta de precipitaciones que en varias zonas de la región pampeana acumulan tres meses, 2020 ya está entre los años más secos de los últimos doce. Luego de una devastadora sequía en 2008, otra que siguió en 2012 y la última de 2018, ahora con registros que indican de 200 a 300 mm por debajo de lo normal en la zona agrícola núcleo y el nordeste del país, entre otras regiones, este año está para el campo entre los más difíciles por la escasez de lluvias.
"Haciendo un promedio regional, zona núcleo y el nordeste del país, 2020 está entre los años más secos de los últimos años y en el octavo puesto de los últimos 60 años", evaluó José Luis Stella, climatólogo del Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
La situación afecta a las principales provincias agrícolas. En la actualidad, más del 96% del territorio de Córdoba se encuentra entre "anormalmente seco y sequía excepcional". En Buenos Aires esa condición incluye el 62,21% de la provincia y en Santa Fe es el 42,24% de la provincia la que se encuentra afectada por este escenario que va de "anormalmente seco a sequía excepcional.
Estos porcentajes surgen del Sistema de Información sobre Sequías para el Sur de Sudamérica (Sissa) del Centro Regional del Clima que integran el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) de la Argentina y otros países vecinos.
En la actualidad, en los campos está sembrado el trigo, todavía no en su etapa más demandante de lluvias, pero por la prolongación de la falta de precipitaciones ya se va recortando una expectativa de cosecha que en lugar de un récord de 21 millones de toneladas muchos ya prevén bien por debajo de 20 millones de toneladas.
Se agrega a este panorama que, a semanas del inicio del calendario de siembra de maíz, la humedad en el suelo es insuficiente para iniciar las labores. Tampoco son muy alentadoras las perspectivas inmediatas, salvo que haya un brusco cambio.
"Por el momento no se esperan lluvias significativas", señaló el meteorólogo Leonardo de Benedictis. Podría haber alguna precipitación sobre fin de mes pero no de importancia. Incluso, en septiembre podrían llegar más lluvias, pero con un caudal 40 a 50% de lo habitual y de manera "regionalizada".
"En octubre puede haber un repunte (de precipitaciones), pero vuelve a caer en noviembre porque hay una tendencia a que se vaya a una Niña débil", apuntó. En rigor, esta última previsión es lo que vienen proyectando diversos organismos internacionales.
Según registros del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), en lo que va del año muchas regiones están con déficits de precipitaciones que llegan hasta los 200-300 milímetros abajo de lo normal.
"Claramente se está complicando, no hay en el corto plazo perspectivas que podrían aliviar un poco la situación y tampoco comenzando la primavera. No se ve que llueva más de lo normal", expresó Stella.
Para Pablo Mercuri, director del Centro de Investigación de Recursos Naturales del INTA, desde el verano lo más afectado por el déficit es el norte argentino. En tanto, desde mayo último el centro del país, especialmente Córdoba, Santa Fe, el norte de Buenos Aires y parte de Entre Ríos también están afectados.
No obstante, Mercuri prefiere ser cauto con las proyecciones hacia adelante. "Si bien es real el déficit, y cada vez más un riesgo agropecuario frecuente, hay que esperar a ver cómo se configuran las lluvias de primavera a partir de septiembre una vez que cambie la circulación invernal y de ingresos de aire polar", dijo.
Por lo pronto, el cuadro que sale de los gráficos del Sissa es preocupante. Dentro del rango que va de "anormalmente seco a sequía excepcional", Córdoba tiene un 35,48% de su territorio con sequía extrema y otro 28,89% con sequía severa.
Por el lado de Buenos Aires, la sequía severa cubre el 13,93% del territorio y posee un 15,85% con sequía moderada. El parámetro "anormalmente seco" se lleva el 30,18% de la provincia.
En cuanto a Santa Fe, de acuerdo a lo que se desprende del Sissa hay un 12,67% del territorio con sequía extrema, un 8,05% con sequía severa, otro 9,51% con sequía moderada y un 9,74% anormalmente seco.
En el caso específico del trigo, recientemente la Bolsa de Comercio de Rosario alertó que dos millones de hectáreas de lotes trigueros están de regulares a malos en su condición. Se trata de en torno del 30% de la superficie sembrada a nivel país.
En tanto, para Eduardo Sierra, experto en agroclimatología, con la llegada de la primavera "los vientos polares, fríos y secos, retrocederán hacia el sur, permitiendo la entrada de la circulación tropical, cálida y húmeda, permitiendo una gradual reactivación de las precipitaciones". En tanto, para el verano Sierra prevé que "el régimen hídrico observará un comportamiento cercano, pero algo por debajo de lo normal, mientras el régimen térmico se mantendrá algo por encima de la media".
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