Vassalli Fabril, que venía siendo controlada desde 2020 por Esteban Eskenazi y Matías Carballo, fue adquirida por el empresario Eduardo Marsó; la operación rondaría los US$8 millones
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La tradicional fábrica de cosechadoras Vassalli Fabril cambió de manos en una operación que, según precisaron fuentes del mercado a este medio, se habría ubicado en unos US$8 millones en un plan de pago a más de cinco años. Es la primera operación vinculada con el rubro de la maquinaria agrícola que se conoce en lo que va del gobierno de Javier Milei.
Fundada en 1949 por Roque Vassalli, la firma, que venía siendo controlada desde 2020 por los empresarios Esteban Eskenazi y Matías Carballo, pasará ahora a ser manejada por Eduardo Marsó, que tras haberse desprendido en su momento de su participación en la avícola Las Camelias en favor de sus hermanos, estaría vinculado en este momento con el rubro de servicios para la industria petrolera.
“La operación está terminada y se están haciendo cargo esta semana”, indicaron fuentes del mercado a LA NACION.
Como había señalado este medio en noviembre pasado, entre otras alternativas, Vassalli estaba evaluando el interés de potenciales interesados. Marsó se acercó a mediados de ese mes. La empresa ha sido históricamente una de las marcas referentes de la industria nacional en el rubro junto a otras que también dejaron una huella por distintos motivos: Rotania, Senor, Marani, Daniele, Bernardín.
Según trascendió, Marsó y su familia van a realizar una inversión importante y ya desde esta misma semana están iniciando la compra de insumos para volver a producir. Los empleados, que suman 275 en sus plantas de Firmat, Santa Fe, estaban de vacaciones y la compañía se vendió con los sueldos al día.
En este marco, según pudo averiguar este medio, también se entregó sin deudas de máquinas. En marzo de 2023, la compañía había cesado las nuevas ventas y se dedicó a producir 39 máquinas comprometidas. A noviembre último quedaba una sola.
Situación
En la negociación de ambas partes, esto es el grupo vendedor y el comprador, se veló por conseguir facilidades y tiempo para garantizar la continuidad de la industria.
Al respecto, se dio una buen facilidad de pago de la empresa que, según indicaron en el mercado de la maquinaria agrícola, supera los cinco años. Se habría acordado un pago inicial menor al 10% y el resto al plazo convenido.
El empresario Marsó tiene por delante el desafío de volver a posicionar una marca que durante toda su historia vendió unas 45.000 cosechadoras y en su época de mayor esplendor en la venta anual logró 1000 equipos.
“Tiene bastante futuro”, dijo un conocedor del rubro de la maquinaria agrícola sobre la compañía. Explicó que cambiaron las condiciones que habían llevado en los últimos meses a la empresa a un punto de análisis sobre los pasos a seguir.
“La situación económica [del país] es favorable a la empresa”, agregó el conocedor del mercado. Se refiere a que tras las distintas medidas económicas mejoró la situación del costo de producción local versus, por ejemplo, el equipo importado con el nuevo valor del dólar.
“Va a estar más competitiva”, opinaron las fuentes del mercado. Agregaron que esto será así “frente a la situación del importado” que va a estar más caro.
Para comparar, antes de la devaluación, la máquina importada tenía el dólar para entrar a unos $375. En tanto, a la producción local de ese equipo los costos le significaban un valor equivalente del dólar a $700.
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