La Argentina producirá en la campaña 2026/2027 unos 160 millones de toneladas de granos, 15 millones de toneladas más que las que obtendría en el actual ciclo, 2018/2019, según acaba de informar el Gobierno y que constituiría un nuevo récord.
La estimación para 2026/2027 se presentó ayer por la mañana en el XXVII seminario anual de la Fundación Producir Conservando (FPC), que agrupa a empresas, referentes y técnicos de la cadena agroindustrial.
La proyección de las, en rigor, 160,1 millones de toneladas de granos está conformada por: 76,9 millones de toneladas de soja (48% del total), 46,2 millones de toneladas de maíz (29%), 18,8 millones de toneladas de trigo (12%) y 18,2 millones de toneladas de otros granos (11%).
En soja se trata de un cálculo mayor a las 55,9 millones de toneladas previstas para 2018/2019. En tanto, en maíz la Bolsa de Cereales de Buenos Aires ahora está proyectando 46 millones de toneladas para grano comercial (el Gobierno espera 55 millones de toneladas sumando forraje), similar a la proyección para 2026/2027. Por otra parte, en trigo se aguardan 18,8 millones de toneladas para 2026/2027 cuando vienen de recolectarse 19,4 millones de toneladas según los cálculos oficiales.
El cálculo sobre las 160,1 millones de toneladas no significa que todo sea una buena noticia. Según los expertos, los problemas coyunturales del país, como la logística y la infraestructura, son algunas de las limitantes que atentan contra la competitividad del sector agroindustrial argentino.
"Esta cifra (de 160 millones) se puede transformar en un boomerang de precios en donde con costos crecientes puede ser realmente negativo para el productor primario si no aumentamos las exportaciones", explicó Gustavo Oliverio, asesor de la entidad. Es decir, un escenario contraproducente para los precios internos con costos dolarizados en alza.
En diálogo con LA NACION, Gustavo López, de la consultora Agritrend y también disertante en el evento, recalcó: "Llegar a 160 millones de toneladas va a ser espectacular, pero el problema es cómo manejás esa producción. Si hoy tenés 135/140 millones de toneladas y ya tenés problemas en los puertos, camiones esperando y rutas rotas, sumale a esa cifra 20 millones más". López recordó que dentro de las exportaciones totales de la Argentina casi el 70% pertenece al sector agropecuario. Solo el complejo de la soja (harina, aceite y poroto de soja, entre otros) aporta el 28%. "Esto demuestra la participación del campo y su aporte a los ingresos comerciales al margen de los fiscales", dijo.
Exportaciones nacionales, mercado mundial y competidores
Según los datos presentados en el seminario, más del 80% de la producción mundial de soja y el 40% de los granos forrajeros lo aportan Estados Unidos, Brasil y la Argentina. En las dos últimas décadas hubo un sostenido crecimiento de los rendimientos medios de soja en los Estados Unidos y Brasil, en contraposición a la Argentina, que reflejan un estancamiento. "No se nos escapa que de los tres países la Argentina es la que más atrasada está en reconocimiento de propiedad intelectual", afirmó Oliverio.
Los especialistas destacaron que lo que ocurra con la apertura de nuevos mercados y sus requerimientos sanitarios, aranceles y barreras pararancelarias será "definitorio" para el resultado de cada actividad y el objetivo de aumentar la participación en el mercado internacional.
Los disertantes explicaron que la Argentina debe desarrollar un plan económico orientado al control de la inflación, el crecimiento del consumo interno y de las exportaciones, y a la mejora del empleo. La reforma fiscal (impositiva, laboral, previsional), por la necesidad de su logro, es hoy "la principal limitante del sistema productivo". Al respecto, remarcaron: "Resulta totalmente inviable expandir las exportaciones con retenciones".
El sistema impositivo argentino
En una de las últimas exposiciones de la jornada, el economista Juan José Llach disertó sobre la demanda mundial de alimentos y remarcó las oportunidades y los desafíos para la Argentina. "En demanda de alimentos el viento de cola claramente se acabó y esto se nota no solamente en los precios sino también en la tasas de crecimiento", explicó.
Con respecto a la Argentina, el economista indicó que en 2019 el país cumple 75 años de "inflación crónica" logrando "derrotar a cuanto plan de estabilización se interpuso", unos doce en total. "Fueron muy pocos los momentos en los que la Argentina tuvo equilibrio fiscal", remarcó Llach, y afirmó que durante el período 2003-2015 se desperdició "el mejor contexto mundial en un siglo".
Además, consideró: "Es muy difícil encontrar un país que tenga un sistema impositivo tan contrario a la inversión, al desarrollo y al progreso social como el nuestro: urge acelerar una reforma tributaria, aunque sea parcial".
Según el especialista, los cuatro principales problemas del sistema impositivo son la excesiva presión tributaria, la alta evasión (y virtual ausencia de sanciones acordes), la carga tributaria contraria a la inversión y a la competitividad y la mala calidad y baja recaudación de los impuestos progresivos.
Vale recordar que en la edición del año pasado se reflejó que los costos y la presión impositiva eran una de las mayores preocupaciones del sector.
Presencia de funcionarios nacionales y provinciales
El jefe de Gabinete de la Secretaría de Gobierno de Agroindustria, Santiago del Solar, y el ministro de Agroindustria de la provincia de Buenos Aires, Leonardo Sarquís, dieron comienzo al seminario ante representantes y referentes del sector en el salón Grand Bourg del Hotel Sheraton Libertador.
"Las perspectivas son muy buenas: Brasil y la Argentina son los únicos países que en los últimos 17 años han crecido en alimentos", explicó Sarquís. Además, el funcionario se refirió a uno de los temas en agenda por estos días: la aplicación de fitosanitarios. "Allá por diciembre tuvimos el coraje de sacar una resolución de fitosanitarios en la provincia de Buenos Aires: no hay nada peor que sacar una resolución de agroquímicos en un año electoral. La verdad lo hicimos casi adrede para instalar el tema en agenda que hay que hablarlo, debatirlo y escuchar a todos", afirmó. Esa resolución luego quedó suspendida por un año mientras se suman más municipios bonaerenses a ella y se refuerzan acciones para el control de las aplicaciones.