El cimbronazo político y económico que sobrevino al resultado de las PASO revivió los reflejos intervencionistas del kirchnerismo. Sucedió el martes pasado cuando desde la Aduana, que está a cargo de Guillermo Michell, quien también está a cargo de la negociación con las empresas para los futuros acuerdos de precios, se informó que las exportaciones de carne estaban suspendidas por 15 días. Pocos minutos después llegó un anuncio diferente: el secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, informó que las exportaciones no estaban suspendidas. Un verdadero papelón cárnico.
Más tarde, el relato oficial buscó diluir el impacto que provocó el anuncio que uno de los principales exportadores de carne del mundo se volvía a infligir un tiro en el pie como lo hizo en 2006 y 2021. Michel y Bahillo recibieron al presidente del Consorcio Exportador de Carnes (ABC, en sus siglas en inglés), Mario Ravettino, para discutir el enésimo acuerdo de precios con la industria exportadora para enviar al mercado interno cortes vacunos a precios preferenciales. Esa confusión se interpretó como una suerte de “presión” a la industria para que no ponga reparos en la negociación. Gesto inútil porque los exportadores ya tienen la gimnasia de sentarse en una mesa con funcionarios mucho más duros, como el exsecretario de Comercio Guillermo Moreno.
Aunque desde la Secretaría de Agricultura les decían a los dirigentes de las entidades rurales que no se habían suspendido las exportaciones, en los remates feria del interior la noticia ya había provocado un impacto.
La presión intervencionista no cedió. El miércoles, en el Mercado Agroganadero de Cañuelas, regresaron las sugerencias para “moderar los precios” y no “convalidar subas”. Curiosa preocupación porque cuando el precio de la hacienda estuvo prácticamente planchado durante ocho meses no hubo ningún funcionario o allegado a funcionario que se preocupara por los precios de terneros, novillos y vacas.
En ese contexto, tras el dólar agro, que incluyó al maíz, y la devaluación de 22% del lunes pasado, que fijó el tipo de cambio oficial en $350, se aceleró el proceso de recuperación de precios que los analistas del mercado vaticinaban para octubre. Pero los ciclos económicos y los tiempos biológicos del negocio ganadero no suelen coincidir con las visiones de corto plazo de los funcionarios.
La tensión en el mundo de las carnes continuó el jueves cuando el frigorífico Swift, del grupo brasileño Minerva, anunció que otorgaba vacaciones a los trabajadores de la planta de Rosario por una semana. Algunos interpretaron que la decisión se debía a una suspensión de las exportaciones de facto, no comunicada. Otros, en cambio, explicaban que la empresa ya tenía el plan de faenar dos veces por semana y no quería convalidar la suba de precios de la hacienda.
La vocación intervencionista se extendió a los lácteos. Funcionarios de la Aduana frenaron el despacho de un contenedor con leche en polvo de La Serenísima que estaba a punto de ser exportado. El organismo, oficialmente, negó que las exportaciones hubieran estado suspendidas, pero en la industria decodificaron el mensaje.
Las restricciones también se extienden a los insumos agrícolas cuando faltan pocas semanas para el comienzo de la próxima siembra de granos gruesos. En las agronomías dicen que se vende a cuentagotas. “Previsibilidad” es el reclamo que más se repite por parte de quienes mueven la rueda de la producción.
Mientras la economía no da respiro, la incógnita política no está despejada del todo, aunque casi el 60% del electorado se inclinó por fuerzas que proponen considerar al campo como el motor de la economía. Desde La Libertad Avanza, según la plataforma electoral que presentó en la Justicia, se eliminarán las retenciones al agro. Sin embargo, su líder, Javier Milei, dijo durante su presentación en la Exposición Rural de Palermo que en una primera etapa “se van a utilizar para adelanto del pago de impuestos a las ganancias”. En el caso de Patricia Bullrich, de JxC, también dijo que se eliminarán las retenciones “lo más rápido que se pueda”. Y descartó que vaya a haber un adelanto por el pago de Ganancias en caso de que llegue a la Casa Rosada. En el oficialismo, en tanto, apenas hay alusiones de Bahillo a la necesidad de “discutir” las retenciones. No más que eso.
El escenario de incertidumbre se mantendrá en las próximas semanas. Mientras tanto, la rueda de la producción no se detiene.
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