Las mejoras en las cotizaciones verificadas en los mercados agrícolas en los últimos dos meses ameritan un par de reflexiones. En primer lugar, preguntarse si las mismas son justificadas, y, en segundo lugar plantearse cómo actuar ante tan interesante evolución.
Si bien la sumatoria de dólar débil, tasas bajas y emisión de moneda ayudan, es obvio que la radiografía del mercado muestra que las alzas están más vinculadas con la demanda que con problemas de oferta. Y si bien en algunos productos, caso trigo, se han ido registrando recortes productivos en países exportadores (en un contexto de stocks récord), por el lado del maíz y de la soja no se advierten problemas de oferta que justifiquen semejante comportamiento de los precios.
Estamos ante una actitud de la demanda muy agresiva, claramente liderada por China, y que pareciera responder a estudios que se han ido difundiendo y que apuntan a eventuales problemas de abastecimiento en dicha nación en pocos años más. Así, el vicepremier Liu He se planta como el ideólogo del "vamos por todo" en materia de compra externas y la hipótesis de la conveniencia de sobre estoquearse ante la posibilidad de que muchos países oferentes adopten una actitud hostil hacia China por el flagelo del Covid-19 (numerosas encuestas abonan dicha teoría).
Solamente así puede justificarse la voracidad china por materias primas (léase soja, maíz, pero también trigo, sorgo, cebada y hasta aceite de girasol) que ahora también se extiende a alimentos elaborados y a proyectos (criaderos de cerdos en la Argentina, por caso) que puedan ayudar a asegurar el abastecimiento en tiempo y en forma de una nación con una creciente clase media. Una actitud que no nos sorprende como tendencia, pero que sí resulta impresionante por su actual magnitud.
Con un par de datos alcanza para justificar el calificativo. Es realmente impactante que Brasil ya haya comercializado toda la soja 2019/2020 y que muestre ventas externas por más del 50% de la 2020/2021. O que EE.UU. ya tenga compromisos externos que representan el 45% de lo que el USDA dice que van a exportar de maíz en los 12 meses del nuevo ciclo cuando recién termina el primer mes de ciclo comercial. En soja, ese guarismo asciende al 65% ¡Algo nunca visto! Son indicadores tremendos.
Ahora bien, ante semejantes datos, ¿cómo debe actuar el productor argentino? La respuesta es clara: tomando decisiones. Esta vez, la selección de alternativas es más fácil que nunca. Pregunta: ¿Cuántas veces se ha sembrado "a ciegas"? Esto es, con precios forward a cosecha que no daban y con puts (opciones que implican derechos de venta) absolutamente por debajo de la "línea de flotación". Pues bien, hoy es posible capturar rentabilidad comprando puts. En todos los casos y en todas las posiciones. Es algo inusual. Es una oportunidad que no puede ser desperdiciada. Más que una sugerencia, podríamos decir que se trata de un "ruego". Es el año para instrumentar estrategias de cobertura flexibles. Un año "de manual".
Asegurarse precios mínimos que permiten capturar rentabilidad sin comprometer volumen físico es ideal para esta nueva campaña amenazada por el fenómeno Niña. Bajarse de la chata y sentarse en el escritorio es la consigna de hoy.
El autor es presidente de Nóvitas SA
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