Ese país pidió un color "verde amarillo" en cosecha, pero cuando abrió el mercado, en agosto pasado, ya no había condiciones para la fruta, según explican en la industria
Pese a que la Argentina tiene abierta la exportación de limones a los Estados Unidos, hasta el próximo año no podrá colocar un solo kilo de la fruta. El motivo, llamativo, hay que buscarlo por el lado del color del limón que impuso EE.UU. para la cosecha.
Estados Unidos pidió, y así aceptó la Argentina en un protocolo sanitario, que el color en cosecha sea “verde amarillo”. Puso ese requisito como argumento para minimizar cualquier riesgo del ingreso de una enfermedad en la fruta producto de la madurez en el árbol.
La cosecha del limón, que se hace con una fruta de al menos 6 centímetros de diámetro, va de abril a septiembre. En ese período se concentra el 90% de la recolección. La cosecha ya terminó el 13 del actual. Entre noviembre y enero suele hacerse otro 10% de la cosecha, pero sin calidad de exportación.
En la industria manejan una tabla de ocho colores, desde el verde intenso al amarillo. El tipo de limón “verde amarillo” para EE.UU. es para la cosecha entre mayo y julio.
Después de varias idas y vueltas, y luego de que el presidente norteamericano Donald Trump a horas de asumir diera marcha atrás con una autorización de su antecesor Barack Obama, en mayo pasado EE.UU. habilitó el ingreso. Pero la confirmación definitiva para el limón argentino llegó el 17 de agosto pasado. Fue demasiado tarde, dicen fuentes de la industria, para poder tener el color de limón pedido por ese país.
“No hay nadie para exportar a EE.UU. este año porque no hay limón con el color en cosecha del protocolo. Es algo que te limita, No hay condiciones de fruta para exportar a ese país, aunque sí a otros destinos”, contó un empresario. “Esa gama de verde amarillo se determina al cosecharlo, porque después la fruta sigue su evolución”, agregó.
En síntesis, al limón para ese mercado hay que cosecharlo antes de que se ponga amarillo, si bien en realidad luego llega amarillo a destino.
Amarillo viaja siempre. En rigor, luego de la cosecha, se lo empaca y pone en una cámara donde se “desverdece”, como dicen en el sector. En tanto, el limón igual madura en el viaje y se pone más amarillo.
“No es que no quieren que el limón sea amarillo, sino que por una cuestión de sanidad, de minimizar alguna enfermedad con la fruta en el árbol, ellos quieren esos colores en cosecha”, contó la fuente.
Algunos sostienen que ese requisito, y la tardía aprobación final de EE.UU., fue para no irritar a los productores de California, los mismos que en 2001 consiguieron un fallo judicial que dejó al limón argentino fuera de ese mercado. Estados Unidos consume unas 630.000 toneladas de limón en fresco. Todo lo abastece California, salvo un 5% que proviene de la importación, entre otros mercados de Chile.
Si bien no está disponible la fruta que quiere EE.UU., la Argentina tiene disponibles otros mercados. Con menores requisitos, a fines de julio pasado México aprobó la importación desde la Argentina y al mes el país concretó la primera exportación, que hizo la citrícola San Miguel.
Tras la apertura de EE.UU. para el limón -aunque recién en 2018 se harán las exportaciones-, el sector también busca que ese país permita la exportación de cítricos dulces.
Según las cifras del Senasa, en limón fresco, la Argentina, principal productor del mundo con un 80% de la producción en Tucumán, exportó en los primeros siete meses del año 208.913 toneladas, un 7% menos que en igual período de 2016. El grueso de la exportación fue a países de Europa.
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