Según un informe de la Fundación Pensar, el agricultor local, por ejemplo, debe producir 96% más de toneladas de soja que uno brasileño para adquirir un tractor mediano a grande, 71% más que uno de Uruguay y 103% más que un farmer de los EE.UU.
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El poder de compra de los productores agropecuarios argentinos en maquinaria agrícola es sustancialmente inferior al que tienen sus competidores de Brasil, Uruguay o Estados Unidos.
Así lo revela un informe de la Fundación Pensar, vinculada al PRO, que analizó el precio de tractores de uso agrícola y ganadero y cosechadoras en los cuatro países y los comparó con los kilos de novillo, litros de leche y toneladas de soja y maíz necesarias para adquirir esos equipos en Brasil, Uruguay, Estados Unidos y la Argentina.
De ese análisis, por ejemplo, surge que un chacarero de la pampa húmeda necesita producir 65% más de litros de leche que un productor brasileño para comprar un tractor mediano (agrícola-ganadero), de entre 115 a 120 hp que puede ser utilizado para labores de siembra, confección de reservas, uso en un feedlot o en un tambo, entre otros. Si la comparación es con un productor de EE.UU., la cifra aumenta a 88%, mientras que con uruguayo es de 52%.
En kilos de novillo, el ganadero argentino debe producir 73% más que uno norteamericano, 28% más que un brasileño y 17% más que un uruguayo.
“El doble cepo, tanto a las exportaciones como a las importaciones, lleva más a la corta que a la larga el deterioro de la capacidad productiva. Hoy estamos transitando ese camino, mientras nuestros competidores toman el camino inverso”, señala Luis Miguel Etchevehere, coordinador de la Mesa de Agro de la Fundación Pensar y exministro de Agricultura en el gobierno de Mauricio Macri.
En cuanto al poder de compra de los principales granos que produce el país como maíz y soja, el productor argentino también pierde en la mayoría de los casos en relación con los productores uruguayos, brasileños y norteamericanos.
Un agricultor argentino, por ejemplo, debe producir 96% más de toneladas de soja que su par de Brasil para adquirir un tractor mediano a grande, (200 a 230 HP), 71% más que uno de Uruguay y 103% más que uno de los EE.UU.
En el caso del maíz, para ese mismo segmento de equipo agrícola, el productor local necesita que la cosecha sea 58% superior a la de un brasileño, 45% más que un norteamericano y 10% más que un uruguayo.
La medida de comparación se realizó con equipos de la marca John Deere, presentes en los cuatro países, con valores en general similares. Según el informe, “en la Argentina, los tractores medianos valen un 15% más que en Estados Unidos, Brasil y Uruguay, mientras que para tractores grandes y cosechadoras los valores son un 4% menores”.
En cuanto al poder de compra de equipos de mayor valor, como las cosechadoras, el informe de la Fundación Pensar revela que el agricultor argentino tiene las mayores pérdidas en soja respecto de sus pares de Estados Unidos y Brasil, con los que comparte el podio de los principales productores globales de la oleaginosa. Pero también se ve perjudicado en relación con los agricultores de Uruguay, un país que produce el 5% de la soja que produce la Argentina.
Así, un productor de la región pampeana debe lograr 63% más de soja que uno de Iowa, 54% más que uno de Matto Grosso, y 55% más que uno del departamento de Soriano, por mencionar las principales regiones productores de esos países, si quiere comprar una cosechadora mediana de granos de un cabezal Draper 35 a 40 pies, con una potencia de entre 320/370 HP y con piloto automático.
Cultivos
En maíz, las diferencias son menores. Se requiere 24% más que en EE.UU. y 24% más que en Brasil, mientras que en Uruguay el costo es igual.
Al analizar el efecto del menor poder de compra de los productores argentinos, Etchevehere recuerda que “muchas veces se considera que, de alguna manera u otra, la soja, la carne, el maíz o la leche se van a seguir produciendo en Argentina pase lo que pase”, en referencia a que el agro es capaz de lograr volúmenes récord pese a la presión impositiva, las trabas al comercio y el desdoblamiento cambiario.
Sin embargo, advierte que “el acceso o no a la tecnología, ya sea en maquinaria, software y hardware para agricultura de precisión, equipos de frío para tambos y tecnología en general, define qué países quedan en el mercado y quiénes salen de competencia”.
Por ese motivo, el coordinador de la Mesa de Agro de la Fundación Pensar concluye que, “sin tecnologías accesibles, no hay posibilidad de continuar en la dura pelea por acceder a los mercados internacionales y las producciones de nuestro país perderán competitividad”.
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