Según señalaron desde la Asociación Argentina Productores de Porcinos (APP), eso ocurre porque, en medio de un freno en las compras de carne de cerdo por parte de China, el vecino país, ante un mayor stock, aumentó sus ventas a América Latina
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Un día como hoy, un 14 de junio de 1922, se creaba en el país la Asociación Argentina Productores de Porcinos (APP), entidad que hoy realizará un festejo virtual en un momento donde, según alertan allí, “la actividad está pasando un momento crítico, dentro de una tormenta perfecta”.
Así lo definió Adolfo Franke, titular de la entidad, quien destacó que “el ingreso de carne desde Brasil se ha intensificado en los últimos meses y que en simultaneidad se han detenido las exportaciones argentinas hacia China”.
“En los últimos 10 meses hemos incrementado las importaciones de Brasil en un 75%, que nos complican la integración de la media res. En estos momentos, la bondiola brasileña representa el 50% del consumo local [sobre un total mensual de 3000 toneladas], que impacta directamente en el precio del capón. En los primeros cuatro meses del año tuvimos un egreso de US$50 millones por importaciones de carne porcina, donde no se ha visto claramente un beneficio para el consumidor porque la carne de cerdo ha seguido la evolución alcista de la carne vacuna. Por otra parte, se ha disminuido en un 80% las exportaciones hacia China. Esto nos lleva a un estrés de sobreoferta”, dijo a LA NACION. Para comparar, en el caso de la bondolia, producto muy demandado por los argentinos, para esta época del año pasado el ingreso del exterior era mínimo.
También está la brecha cambiaria, que no nos permite ser competitivos en el mundo y las retenciones del 5% que se agrega a la larga lista para que la rentabilidad de una granja eficiente hoy sea nula. En lo que va del año, el precio por kilo vivo del capón subió el 6% mientras que los costos el 24%. Hay un desfasaje importante, en un momento en que no alcanzan los dólares y que se frenan las importaciones de insumos o repuestos para el sector por falta de dólares”, agregó.
Para el actual presidente de la entidad, se detuvo el crecimiento en la cantidad de criaderos en medio de la modificación de la alícuota del IVA ventas de capones en pie y carne fresca, que pasó del 21% al 10,5%, donde también la crisis económica contribuyó.
“Esta modificación genera sobrecostos impositivos insuperables, que a la fecha no se han resuelto. El primer impacto sobre los saldos técnicos del IVA tiene que ver con la caja del productor, donde existen diferencias entre el IVA Ventas, con una alícuota del 10,5%, y el IVA Compras. El productor paga más en IVA Compras que lo que recibe por el IVA Ventas, generando un saldo técnico de IVA irrecuperable, o sea un sobrecosto impositivo”, explicó.
Para Juan Uccelli, asesor porcino y presidente de la entidad durante 18 años (de 2000 a 2018), el futuro del sector no tiene techo. “Es el que más oportunidades tiene para crecer”, afirmó.
“Podemos llegar a un consumo de 30 kilos por habitante [se ubicó en 21 kilos el año pasado] y tenemos capacidad para hacerlo, pero se necesitan reglas de juego claras, también líneas de créditos y cambiar el sistema de IVA que tenemos, para lograr ser competitivos”, aseguró.
“El Gobierno se está equivocando porque cree que frenando la exportación vacuna va a bajar sus precios internos, nada más lejano sobre todo cuando se necesitan divisas. Además, es un gravísimo error no considerar a la carne de cerdo como proteína animal. Hace un tiempo que muchos agricultores ya están mirando de reojo a la producción porcina como una opción para aumentar la facturación”, añadió.
Según contó Uccelli, desde 2002 hasta junio de 2021 el sector no paró de crecer. En esa fecha cambió la suerte de la taba, porque China hizo un ajuste en el precio, frenó las compras y la producción porcina en el mundo se encontró frente a un paredón: “La Argentina lo sufrió de lleno porque Brasil inundó de carne porcina a toda América Latina a precios regalados que hoy lo seguimos sufriendo”.
En la actualidad, en la Argentina hay unas 378.000 cerdas que producen cada una al año 32 lechones (2,4 partos, cada gestación dura tres meses, tres semanas y tres días). Como se mencionó, el año pasado el consumo se ubicó en 21 kilos por habitante por año (18,5 kilos de carne fresca y 2,5 kilos de chacinados).
En este contexto, Franke pidió que el Gobierno quite las barreras que impiden el crecimiento de la actividad. ”No queremos subsidios ni medidas proteccionistas extremas, solo condiciones equitativas comerciales y sanitarias. La producción porcina es parte de la solución de las carnes, que permite poner a disposición alimentos a precios competitivos, además de generar actividad económica”, finalizó.
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