Los productores tienen menos necesidades financieras y reducen la comercialización del cereal; la sequía también preocupa porque reducirá stock
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CORDOBA.- La vigencia del “dólar soja” descomprimió las urgencias del Gobierno para la acumulación de reservas, pero trajo problemas a otros eslabones de la cadena, según diversas opiniones. El economista del Ieral, Juan Manuel Garzón, señala que la concentración de ventas terminó generando una “fuerte transferencia de fondos desde productor hacia otros actores” del agro.
Explica que durante la vigencia del “dólar soja”, el precio interno de la oleaginosa se distanció de su paridad de exportación: de una brecha entre FAS teórico (precio interno que los exportadores podían pagar) y FAS observado del 1,4% ($735 por tonelada) en agosto, se pasó a 9,1% en setiembre ($6793 por tonelada). En una comercialización de 11 millones de toneladas, la ampliación de la brecha “implica una transferencia de $67.000 millones” (US$ 463 millones al tipo de cambio oficial).
Juan Carlos Eiras, vicepresidente de la Cámara Argentina de Feedlot, indica a LA NACION que si bien el sector no tiene un consumo significativo de soja, sí hay otro problema subsistente después del tipo de cambio especial. “La liquidez que le dio al productor de soja que, en general es el mismo que diversifica en maíz, es determinante para que ahora no sea vendedor ni de la oleaginosa ni del cereal”.
“El problema en el feedlot -que se extiende a los avícolas- es la falta de voluntad de venta de maíz porque la necesidad financiera que iban a cubrir vendiendo un poco de soja y algo de maíz se cubrió holgadamente con la liquidación de setiembre. Ese es el inconveniente que enfrentamos”, dice.
El coordinador de la Federación de Productores Porcinos de Argentina, José Dodds, coincide en que para aquellos productores de cerdo medianos y chicos “que no tienen maíz propio” es un “problema” la escasez de granos que hay en el mercado.
Repasa que el 80% de la producción de cerdos está en manos del 20% de los productores pero, en el segmento mayor el impacto de la falta de maíz y el alto precio “para el mercado local” es “fuerte”.
Además, Dodds indica que se está frente a una caída general de stock de maíz que empujará los precios “hacia arriba; estamos proyectando valores altos que tendrán su consecuencia en la producción de cerdos”.
Diego Puente, socio de Nóvitas S.A, ya adelantó en este diario el impacto que el volumen de liquidación de soja podría tener en los mercados de otros productos agrícolas. Planteó que el “empalme” entre las campañas 2021/2022 y 2022/2023 de maíz “puede ser más gravoso que en otros años”.
“La falta de adecuadas lluvias en importantes regiones productivas del país está llevando a muchos productores a ‘pasar’ maíz primicia a tardío -detalló-. Entonces, el 15/20 por ciento del maíz que actualmente queda del ciclo 2021/2022 deberá alcanzar hasta julio de 2023, momento en el cual ingresa la cosecha tardía del forrajero”.
Desde la Cámara de Empresas Procesadoras Avícolas, su presidente Roberto Domenech, señala que el sector tiene un “stock razonable; hay disponibilidad por ahora de maíz. El 2020 y 2021 fueron años muy difíciles, ahora estamos más equilibrados; trabajamos con stock a fijar por proveedores habituales. No quita que no sabemos exactamente cómo evolucionará el mercado por los cambios que implica la utilización del ‘dólar soja’; hay analistas que entienden que ahora los productores se posicionarán en maíz”.
En esa línea, añade que la principal preocupación ahora pasa por la sequía y por el hecho de que hay zonas importantes del país donde no se empezó a sembrar.
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