Existe un amplio margen para hacer docencia sobre la importancia de las buenas prácticas agrícolas (BPA) para el manejo de la resistencia de insectos (MRI) en maíces BT, entre ellas, la siembra y correcto manejo de los refugios. Por ese motivo, desde 2018, CREA y la Asociación Semilleros Argentinos (ASA) llevan adelante el Proyecto Plagas, con el propósito de analizar el uso de las BPA orientadas a la preservación de las tecnologías BT. También hay un trabajo con Aapresid, la Bolsa de Cereales, Aappce e INTA.
Una encuesta realizada por CREA muestra que de 683 empresarios agrícolas consultados, el 73% sembró al menos un cultivo con tecnología BT, para control de lepidópteros en la campaña 2019/20. La mayor proporción de uso -un 86%- se registró en las empresas con superficies mayores a 2500 ha, mientras que bajó al 60% entre los de menos de 500 ha.
En el caso de maíz, un 80% dijo cumplir con la siembra del refugio; pero, al evaluar la forma correcta de hacerlo (distancia, porcentaje y momento de siembra), se detectó que un 34% no fue realizado de manera adecuada para garantizar el nacimiento sincrónico de insectos susceptibles que puedan cruzarse con los ejemplares eventualmente resistentes al evento BT. Por lo tanto, solo el 53% de las empresas cumplió correctamente esa BPA.
Los planes comerciales de las empresas o la compra obligatoria de híbridos no-BT junto con los BT fueron las principales herramientas para promover la siembra de refugio; en tanto, los factores que intervinieron en la decisión de no realizarlos fueron principalmente la complicación en el manejo y la falta de oferta de materiales adecuados.
En cuanto al monitoreo de plagas, un 30% de los encuestados que indicaron haber sembrado maíces BTseñaló que no monitoreó el cultivo durante la campaña 2019/20. Esto puede deberse a que existe una proteína BT que muestra alta eficacia en el control de lepidópteros clave (barrenador del tallo y cogollero), y algunos consultados consideraron que, debido a eso, no es necesario realizar monitoreos. Esta percepción es preocupante porque el monitoreo es fundamental para poder actuar a tiempo ante casos de daño no esperado.
El Proyecto Plagas CREA-ASA, donde participan 14 regiones productivas y se han capacitado 80 técnicos en monitoreo y reconocimiento de plagas, realiza un relevamiento sistemático de datos a través de campañas sucesivas. Este es un aspecto clave para poder identificar en cada una de las regiones las mejores prácticas de manejo para reducir la incidencia de las plagas, con un enfoque integral, tanto en el BT como en el refugio.
El protocolo de monitoreo se realiza con una metodología consensuada que, además de ser sencilla, permite gestionar grandes volúmenes de datos, provenientes de diferentes regiones productivas, con bastante rapidez. A lo largo de tres campañas se ha logrado la concientización de técnicos y empresarios agrícolas sobre la importancia de monitorear sistemáticamente el maíz para detectar el momento adecuado de control, debido a que muchos de los insecticidas disponibles no son efectivos si se los aplica en momentos inadecuados.
Sobre los híbridos BT disponibles en el mercado, los resultados muestran un control efectivo para Diatraea saccharalis (barrenador del tallo) en etapas reproductivas, mientras que lo mismo puede decirse para Spodoptera frugiperda (cogollero) en etapas vegetativas en buena parte de la zona pampeana, aunque se observaron fallas en el centro-norte de Santa Fe, norte de Entre Ríos, Chaco santiagueño y parte del NOA, donde se registró elevada presión de la plaga, por lo que deben diseñarse alternativas de manejo.
Este trabajo en equipo ha permitido definir prácticas de manejo sostenibles que contribuyen a atenuar los daños generados por las plagas en maíz, además de desarrollar metodologías para el manejo integrado de plagas.
El autor es asesor CREA
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