Antonio Juan Mazzuchini tiene 17 hectáreas en Goya, Corrientes; ya calculó un rojo de $800.000 solo por la quema de los alambrados
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Desde hace días que Antonio Juan Mazzuchini, productor tabacalero de la zona de Goya, en la provincia de Corrientes no duerme. Por la sequía perdió más del 70% de tu producción de tabaco y, además, se le incendió parte de su propiedad: estima perdidas por $800.000 pesos en alambrados. Tiene temor de no llegar a juntar el dinero suficiente para pagar el alquiler de sus hijos que se fueron a vivir a la capital provincial para estudiar. “Trabajo al rayo de sol sin descansar ni un día a la semana para que ellos puedan formarse, pero igual no me va a alcanzar la plata este año”, expresa.
El aumento en los costos de producción, los impuestos, la crisis hídrica y la ola de calor son algunos de los factores que confluyeron para que la situación actual de Mazzuchini sea sumamente crítica. Si bien aún no pudo calcular cuanto van a ser las pérdidas económicas que va a sufrir por la sequía, tiene la certeza de que va a ir a perdida. Aunque al menos espera salvar el 30% de la producción de sus dos hectáreas de plantaciones de tabaco. En tanto, las llamas ya le destruyeron los alambrados de las 17 hectáreas que componen su propiedad, en donde tenía algunos animales que aún no ha podido
“No quiero que mis hijos tengan que volverse al campo. Les impediría formarse y así difícilmente se puedan integrar en el mundo con las nuevas tecnologías. Yo para ellos espero un futuro mejor”, se lamenta el productor que tiene seis hijos.
A la falta de precipitaciones se suma que Corrientes se encuentra bajo alerta amarilla por temperaturas extremas, según indicó el servicio Meteorológico Nacional (SMN). Con estas condiciones son varios los focos de incendio que azotan a la provincia. Por esa razón el productor pasará la tarde arriba de su camioneta sobre la ruta 12 nacional para controlar que no se le incendie el resto del campo. “Estamos muy nerviosos, ya no sabemos que más hacer. No hay nada que este verde, está todo muy seco, es un peligro”, comenta.
“Mi miedo es que el Estado va a venir después igual a cobrarnos los impuestos y no vamos a tener para pagarles. Siempre pagué mis impuestos, pero ahora no sé cómo voy a hacer. Encima no nos llega el Fondo Especial del Tabaco (FET), se pierde por el camino no sabemos si en la provincia o en la nación, pero a nosotros no nos llega”, comenta.
El fondo en cuestión se creó como mecanismo corrector del mercado y para otorgarle así a los productores una participación a través de un impuesto que se cobra en la venta de cada paquete de cigarrillo, elaborado a partir de la materia prima que ellos aportan.
Según detalla, el tabacalero que sembró temprano, tomó las primeras lluvia y algo pudo cosechar, pero explica que hay otro 80% que todavía no cosecho nada y Mazzuchini es uno de ellos. “Hubo días de 41 grados, ni aunque llueva se va a ponder salvar a las plantas que quedaron en pie”.
Explica que entre septiembre y octubre se realiza la plantación, los siguientes tres o cuatro meses la planta se desarrolla, pero si no lo hizo viene la flor y no se cría más.
El productor añora los años 70 y 80, época en la que junto a sus hermanos, tercera generación de tabacaleros, hacían 24.000 a 25.000 kilos de tabaco. “Ahora quedé solo, hago de 3000 a 4000 mil kilos. Los jóvenes de la familia se fueron, no quieren trabajar en esto porque la actividad es muy dura y ya no es rentable”, dice.
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